Como estaba previsto, la velada colmó las mejores previsiones. Cuatro soberbios artistas jerezanos hicieron las delicias de socios y acompañantes, incluyendo a una alumna de doctorado de nacionalidad iraní y a Víctor, un niño de poco más de año y medio.

Manuel Fernández Carrasco, El Borrico, nieto del legendario Borrico de Jerez, además de albacea artístico y depositario de las mejores esencias étnicas de su abuelo, con una guitarra de ensueño, como es la de Antonio Jero, fidedigno y genial por el toque jerezano. Por cierto, en la previa del sábado lo hacia más alumno de su hermano que del maestro Rafael del Águila, pues estaba equivocado, Antonio fue discípulo directo del barbero y, además, recibió muchas más enseñanzas distribuidas en el tiempo que su propio hermano. Queda subsanado el error. A estos dos memorables iconos del cante y de la bajañí, los arropaban otros dos buenos artistas de la casa flamenca de los Carrasco, esto es de los Jero, Manuel y Rafael Carrasco. Los cuatro gitanos por los ocho cuarterones, de procedencia y nacencia en el barrio de Santiago y por ello empapados hasta inundar de los ecos y sones más flamencos y melódicos del mundo jondo.

Rompen por alegrías. “Ya saben Uds. que en Jerez apenas se cantan alegrías, se cantan cantiñas…de la misma familia, pero cantiñas, pues yo voy a hacerlo por bulerías”

Soleares dedicadas a su abuelo, y, recordándolo en casi todo. Ejecutan cuatro soleares, que pese a tomar de referencia ecos del Mellizo en los primeros tercios, recoge también los de Frijones, pero que en definitiva son totalmente personales, pletóricas de enjundia y destilar flamenco, eso sí cierra por Juanillero de Marchena.

Tientos tangos empezando por los jerezanos del Loco Mateo y terminado con dos tangos.

Seguiriyas, también providenciales. La primera de Manuel Torre, la segunda de Paco La Luz y la de cierre de Tío José de Paula, pero muy personal, para hacer “el macho”, como siempre gustó denominar el remate a los clásicos.

Segunda parte.

Abren con “Los caminos se hicieron”. Se trataba de hacer una pinceladita de cante festero recordando a La Navidad.

Canción por bulerías, El Loco.

Campanilleros de Manuel Torre de profunda y flamenca ejecución.

Hacen amago de cerrar con villancicos por bulerías y después bulerías sin más. Al terminar, después de las vistosas pataditas de Antonio Jero, Antonio y Rafael Carrasco, todo el público puesto de píe durante varios minutos, con ellos saliendo a saludar.

Alguien desde el público propone fandangos. “Los había escrito como novedad para estrenarlos el próximo viernes en Algeciras” Allí se le concede a su abuelo, a título póstumo, la Veintinueve Palma de Plata, y el como descendiente más preclaro estará en el cuadro de honor artístico, además de receptor del tributo.

En conclusión, noche perfecta para el enorme disfrute de peñistas y sus acompañantes, sólo a la espera de otra importante convocatoria el próximo mes.