Bernardo Montoya, el asesino confeso de la zamorana Laura Luelmo, se enfrenta a la prisión permanente revisable en el juicio con jurado que se inicia este lunes 15 de noviembre por la muerte violenta de la joven profesora que tuvo lugar en el 12 de diciembre 2018 en Huelva, adonde se había trasladado desde su tierra natal hacía solo unos días. Además de a esa pena, Montoya afronta la acusación de la Fiscalía que pide otros 32 años por agresión sexual y detención ilegal.

A ello se suma la familia de la víctima y la Junta de Andalucía que, como acusación popular, piden la máxima pena de cárcel por el presunto asesinato. El Ministerio Público solicita, a mayores, 12 años por el delito de violación y 20 por el de detención ilegal y, además, que Montoya no pueda llegar al tercer grado penitenciario hasta cumplidos 22 años de reclusión, además de diez años de alejamiento de la familia de Laura que reside en Zamora. La indemnización para la familia de la víctima la fija en 400.000 euros.

VÍDEO | Así ha sido la llegada de Bernardo Montoya a la Audiencia de Huelva

VÍDEO | Así ha sido la llegada de Bernardo Montoya a la Audiencia de Huelva Vídeo cedido por El Diario de Huelva

El delincuente está procesado por el crimen de la profesora de 26 años, desaparecida en la tarde del día 12 de diciembre de 2018 cuando salió a comprar en la localidad de El Campillo, donde se había instalado unos días antes para dar clases en el instituto del cercano municipio de Nerva. Sin saberlo, la joven vivía frente a la casa familiar de Montoya, quien había llegado al pueblo poco antes del crimen, después de cumplir una condena de 17 años de prisión por el asesinato de una anciana en 1995 y robos con violencia.

El acusado, en prisión preventiva desde el 22 de diciembre de 2018 tras ser detenido cuatro días antes, llegó a confesarse culpable del crimen en su declaración ante la Guardia Civil, que no se grabó por un error técnico, fallo que le permitió desdecirse ante la juez de Valverde del Camino que investigó la causa. En ese primer interrogatorio habría admitido que mató a Laura tras acorralarla con engaños, pero negó la violación, según se supo días después de su arresto.

El delincuente habitual habría manifestado entonces que la joven le había preguntado dónde había un supermercado “y la mandé a un callejón sin salida”, al que él llegaría antes que la joven porque se trasladó en coche, según dijo. Pero, lo cierto es que, según los datos que constan en las diligencias, Montoya la esperaba sentado en el poyete de su casa, donde tenía un brasero, y la introdujo a la fuerza en su domicilio, donde la golpeó. Al comprobar que estaba “malherida y muy debilitada”, la agredió sexualmente, “imposibilitándole cualquier tipo de defensa”, según consta en la investigación policial.

El procesado “propinó más golpes” a la joven profesora, uno de ellos “fuerte en la cabeza con un objeto contundente”, que le causó la muerte. El imputado envolvió en una manta a la joven y la introdujo en el maletero de su coche para abandonar el cuerpo en una zona de difícil acceso y entre matorrales, en el paraje “Las Mimbreras”, en la carretera N-435 en el punto kilométrico 166. A 200 metros del cadáver se encontraron sus pantalones y ropa interior, de acuerdo con los datos aportados por la Guardia Civil entonces.

La juez de Valverde del Camino afirmó en el auto de apertura del juicio oral que existen indicios “suficientes” para condenar al único encausado en la muerte de la zamorana, quien llegó a responsabilizar a su novia del crimen. Montoya fue detenido el 18 de diciembre, apenas veinticuatro horas después de que la Guardia Civil localizara el cuerpo sin vida de Laura, tras varios días de batidas por las inmediaciones con ayuda de vecinos de esa localidad y de amigos zamoranos de la joven.

Precisamente fue un voluntario quien halló las ropas de Laura, las primeras pistas para que la Guardia Civil localizara el cadáver de la joven profesora de Dibujo, semioculto en una zona de terraplén y matorrales. La primera autopsia realizada en el Instituto de Medicina Legal de Huelva acreditó que Luelmo sufrió una agresión sexual y que su asesino la asestó un fuerte golpe que le provocó la muerte a una hora indeterminada entre los días 14 y 15 de diciembre, sin embargo la definitiva fijó la hora del óbito entre las 17.25 y las 18.42 horas.

La Audiencia de Huelva recibió en julio de 2021 el procedimiento abierto. La juez amplió la prisión provisional de Montoya en enero de ese año, a pesar de que la Ley permitía su excarcelación el 22 de diciembre de 2020 al cumplirse los dos años desde su ingreso en un centro penitenciario sin que se celebrara el juicio, una decisión que ha mantenido la Audiencia de Huelva, que fijó cinco días para celebrar el juicio, que, salvo decisión contraria de la Sala, concluirá el viernes.

El caso sacudió a todo el país, fue motivo de numerosas concentraciones contra la violencia machista, una de las causas por las que se distinguió Laura Luelmo durante su vida. La indignación social volvió a poner en primera línea de la actualidad el debate sobre la prisión permanente revisable, pena a la que ahora se enfrenta el asesino de la joven zamorana. Los homenajes de vecinos de las localidades de El Campillo y de Nerva, donde daba clases de forma interina, han sido numerosos desde que Montoya acabara, según admitió, con la vida de la profesora de Dibujo. El pabellón multifuncional del Ayuntamiento de Nerva pasó a denominarse Laura Luelmo, al igual que el aula del centro educativo en la que impartía sus clases.

Por su parte, la familia exigió al Estado, en su día, una “petición pública de perdón” por su “fracaso estrepitoso” al “no ser capaz de garantizar el derecho a la vida y la integridad física” de su hija.

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