Invitado de lujo el que ayer presentó en Zamora el Foro Taurino. Los asistentes a la segunda charla del ciclo “Toros sin barreras” celebrada después de la pandemia tuvieron el privilegio de escuchar al que, para muchas generaciones, es el hombre que personifica “la voz de los toros”. Fernando Fernández Román, con su apabullante historia detrás y con una maleta cargada de historias, reflexiones y también alguna crítica, centró la atención de unos asistentes que celebran la vuelta del foro cultural centrado en la tauromaquia. El que fuera creador del espacio taurino “Tendido Cero” en la televisión pública, director de “Clarín” en RNE y colaborador de Aplausos, 6 Toros 6, Canal Toros —actualmente escribe en La República de las Ideas— profundizó en el papel del periodismo y en el futuro, cuanto menos incierto, que espera a la fiesta de los toros tras la pandemia. “No va a ser fácil”, admite.

–“Los toros después del COVID”. Solo a la vista del título de la conferencia ya se ve que hay mucha tela que cortar.

–Es un asunto muy amplio y bastante complicado. Hasta el punto de que puedo decir que escapa un poco de mi alcance porque los vaticinios de este tipo son difíciles, pero sí se puede intuir por dónde irán los tiros. Los empresarios, toreros, matadores, medios de comunicación... Todos tenemos nuestro papel en la situación actual y en la que está por venir. Hay que llamar también la atención del futuro del tema a nivel político, que está bastante complicado, y de la situación en la que están los empresarios ante la temporada 2022, que va a ser clave.

–Como clave ha sido la 2021, que empezó muy mal y ha acabado mejor de lo que se podía entrever. ¿Nos damos con un canto en los dientes?

–Pues casi. Y se ha difundido, que es importante. En esto han jugado un papel fundamental las televisiones autonómicas, principalmente las de Andalucía y Castilla-La Mancha, pero también las de Extremadura, Madrid y Castilla y León. Su papel, digo, ha sido clave porque han asumido unos gastos de producción que son muy altos.

–Ya que habla de difusión, vamos a hablar de periodismo.

–Pues vamos. Hay una cosa en la que hago mucha incidencia, que es en el vacío de secciones taurinas en los medios de comunicación. Los programas de toros en las radios han desaparecido y la información taurina tampoco aparece en los grandes medios de comunicación escrita, salvo las ferias más importantes. Ya no hay enviados especiales a Bilbao, Valencia, Sevilla...El vacío es desolador. Y preocupante, porque sin la prensa esto no funciona. Lo que no aparece en los medios no existe ante una sociedad que vive pendiente del móvil y del ordenador.

–El vacío existe, no lo niego. ¿Se debe más a una falta de interés del público o a una falta de anunciantes?

–Sin duda a lo segundo. La tauromaquia está vetada para la gran mayoría de las empresas, casi un cien por cien de las casas comerciales se niegan a poner anuncios en un espacio taurino porque no se quieren sentir perjudicados. Es una situación francamente preocupante.

–La falta de anunciantes viene de lejos, pero la situación de los últimos tiempos es dramática para el sector de la prensa taurina. ¿El COVID ha sido la puntilla?

–El cambio ha sido brutal. En los últimos tiempos ha cerrado 6 Toros 6 y Aplausos está haciendo un gran esfuerzo para seguir editándose de forma trimestral. Esto es muy complicado, hay que pensar la situación.

–Tampoco es que a la prensa nos vengan los males sin buscárnoslos...

–Hombre, parte de culpa tenemos, y lo dice aquí uno que ha sido periodista taurino. Cuando empiezas siempre te sumas a una corriente de opinión, y cuando yo empecé lo que se llevaba era dar palos. Palos, palos y palos. Cuantos más palos, más fama. Error. Hay que entender, viajar al campo, leer mucho, hablar lcon la gente... A mí me llevó años, pero aquello me abrió los ojos. Sin dejar de vigilar las corruptelas y dejando constancia de lo que pasa, la prensa no ha sido capaz de enseñar la verdad de las cosas. El toreo es una maravilla, no lo tiene nadie en el mundo, tenemos un arte y un animal que da vida a las dehesas... Podemos difundir una verónica de Morante, el valor de Roca Rey... Y parece que nos empeñamos en airear los males.

–Vamos, que tenemos que hacer pedagogía.

–Pues claro. En 1936 García Lorca ya dijo que la fiesta de los toros es la fiesta más culta del mundo, pero ya dijo que estaba increíblemente desaprovechada por la falsa educación pedagógica que nos daban. ¿Cómo van a venir las nuevas generaciones a un espectáculo caro, incómodo, al aire libre... si encima les decimos que todo es un fraude? Tenemos que hacer pedagogía, dar a conocer la verdad, que ahí hay un toro que si puede, te mata.

–Vamos a cambiar el tercio para no deprimirnos. ¿Qué le ha pasado al sector durante la pandemia?

–Pues muchas cosas, pero creo que cada uno ha hecho la guerra por su cuenta. Yo creo que ha faltado una reunión, un encuentro, un seminario, en el que hubiéramos estado todos los sectores del toreo y en el que nos hubiéramos sacado los colores unos a otros. Esto hubiera sido bueno, que todos hubiéramos hablado de cómo organizar el tema de una forma más justa. Ni el empresario tiene que perder dinero ni el subalterno tiene que ganar una miseria.

–Coordinación en el toreo. Casi nada.

–Ahora tenemos una maraña que, si no se desenmaraña, va a producir situaciones complicadas. Como lo que pasó en Villaseca de la Sagra. No puede ser que haya novilleros que se van sin ganar un duro, ni pueden vivirse situaciones como las vividas con las agrupaciones de banderilleros.

–Mucho que cambiar. ¿Por dónde empezamos?

–Por el reglamento, que está obsoleto. Es una remodelación de la ley de 1991 en la que están asumidas las cuestiones de 1962. ¡1962! ¡Más de medio siglo! Y hay que hacer un solo reglamento, no el desconcierto de ahora, con las comunidades legislando cada una por su cuenta.

–¿Cómo prevé la temporada 2022? Hay plazas muy importantes en las que ya van dos años seguidos sin dar toros, ¿cómo vamos a volver?

–Tras dejar de ir, regresar es complicado. Hay que hacer una buena publicidad y dar facilidades. Yo este año he visto que la gente tiene ilusión por volver. En Sevilla, en San Miguel, y en la Feria de Otoño de Madrid he visto una cosa que me ha ilusionado, y es que había en los tendidos más gente joven que nunca. La gente joven quiere ir a los toros, pero a estos precios... Tú dile a un joven que vaya a un tendido a 80 euros la entrada, 160 si compra dos. Tenemos el relevo, tenemos cantera, pero hay que facilitarles que se metan en el ambiente taurino.

–Es que ir a los toros ya es casi un acto de rebeldía.

–Casi. El animalismo es ideológico, está enraizado en la izquierda más radical. Está en el Gobierno, en una parte del Gobierno, y tiene influencia en la otra parte del Ejecutivo, la que necesita los votos de la izquierda más radical. Yo pienso una cosa. Hay una Ley, la 18/2013, que declara a los toros Patrimonio Cultural Inmaterial. Como se les ocurra derogar esa ley es cuando estaremos en problemas. De momento, hay que poner pie en pared para luchar contra el acoso al que la fiesta de los toros está sometida.