Un año después de la cumbre hispanolusa de Guarda, Zamora sigue reclamando avances que conviertan en algo tangible las buenas palabras. La provincia volverá a mirar a los máximos mandatarios de España y Portugal durante el nuevo encuentro al más alto nivel, que esta vez se celebrará en la localidad extremeña de Trujillo. La cita tendrá lugar este jueves, 28 de octubre, y la perspectiva es que las infraestructuras vuelvan a ocupar un espacio central en el debate.

En esta ocasión, parece razonable pensar que los asuntos que afectan a Extremadura se aborden de un modo más exhaustivo, dada la condición de anfitriona de una comunidad autónoma que también tiene muchas demandas. Eso sí, resultará interesante observar, además, qué balance realizan ambos países de la tarea llevada a cabo en el último año y de los progresos alcanzados en los compromisos que afectan a zonas como Zamora.

No en vano, hay que recordar que el documento de la Estrategia de Desarrollo Común que sellaron ambos Gobiernos incluía la voluntad de completar diferentes conexiones por carretera. Entre ellas, la autovía A-11 entre Zamora y Quintanilha. Por el momento, en el año transcurrido desde la cumbre de Guarda, los progresos llevados a cabo se han limitado a cuestiones burocráticas y a la aparición de unas partidas por valor de cuatro millones de euros en los Presupuestos Generales del Estado.

La cantidad fijada es pequeña para pensar en un arranque vigoroso de los trabajos durante el ejercicio 2022, pero la ministra de Transportes sí advirtió hace unos días que la idea es comenzar por el subtramo de San Martín del Pedroso a la frontera y por la variante de Alcañices. Los compromisos de Raquel Sánchez abren una ventana a la esperanza, aunque harán falta movimientos más concretos para calmar a una población alistana acostumbrada a ver pasos adelante y atrás en este asunto.

Sea como fuere, el asunto de la A-11 sitúa a España ante un compromiso con Portugal. Los propios líderes lusos han recordado en alguna ocasión que han cumplido con su parte y que debe ser el Gobierno de Pedro Sánchez el que se implique para dar continuidad a la autovía en este territorio.

En la misma línea, los responsables portugueses han sido reivindicativos para reclamar otras conexiones, como la de la IC5 con Sayago o la Braganza-Puebla de Sanabria, especialmente demandada ahora que la Alta Velocidad se sitúa a apenas 40 kilómetros de la localidad lusa. Aquí, por lo pronto, también ha habido buenas palabras y ni una pizca de asfalto, en este caso con la Junta implicada en el asunto. La opción de los fondos europeos ha aparecido como una esperanza en el horizonte.

Más allá de las infraestructuras, ambos países se comprometieron en Guarda a luchar juntos para paliar el problema de la despoblación que afecta a sus territorios comunes. El interior de Portugal padece una crisis demográfica comparable con la de algunas comarcas de Zamora, por lo que la idea de los Gobiernos es unir fuerzas y estrategias para atajar la cuestión.

Por lo pronto, las zonas de frontera siguen a expensas de medidas más concretas y de que se cumplan ciertas promesas realizadas el año pasado. Lo que sí parece haber cogido fuerza en las últimas semanas es el asunto de la descentralización, que ya se ha intensificado en el país vecino.

La expectativa es que las zonas más castigadas puedan recibir organismos y beneficios concretos para pasar, tras la cumbre de Trujillo, de los compromisos a los avances reales para el territorio.