El Ayuntamiento de Zamora ha advertido de que cualquier proceso de compraventa que se produzca sobre el conjunto de las aceñas de Olivares será completamente ilegal, debido a que la única propiedad del inmueble pertenece a la Confederación Hidrográfica del Duero. El alcalde, Francisco Guarido, ha salido al paso de la colocación de un cartel de “se vende” en la fachada exterior de los molinos que ha hecho saltar todas las alarmas. Una situación a la que se ha llegado tras varias décadas de falta de claridad al respecto.

El relato municipal que ha derivado en este intento de venta arranca en el año 2017, cuando el servicio de Recaudación del Ayuntamiento de Zamora informa a la Alcaldía de que se está tramitando un impuesto de plusvalías relacionado con una compraventa de este monumento. De una parte, José Luis Calvo Rosón, en representación de la Comunidad de Regantes del Canal de Valbueno, entre cuyos socios figura Leche Gaza y en la que se encuentra también representado Fernando Calderón Hernández. Y, de la otra parte, la denominada Comunidad de Bienes Aceñas de Olivares, en cuyo nombre actúa el propio Fernando Calderón Hernández. “Digamos que se produce una autoventa”, ha señalado Guarido.

El precio de esta transacción fue de 1.000 euros. Una valoración irrisoria para una pieza fundamental del patrimonio histórico de Zamora. Sin embargo, pasados pocos meses, el inmueble sí que adquiere un valor que podría aproximarse a la realidad. “En un momento dado del año 2018, Fernando Calderón se pone en contacto con el Ayuntamiento de Zamora para ofrecer las aceñas de Olivares por 600.000 euros”, ha desvelado el regidor municipal.

Dos visitantes se fotografían en las aceñas de Olivares. LOZ

Toda vez acaecido este asunto, el Ayuntamiento de Zamora se pone en contacto con la Confederación Hidrográfica del Duero para que tome conocimiento. “A nuestro juicio, el único propietario es la CHD, de manera que cualquier operación de compraventa al margen de esto es ilegal”, ha comentado Guarido. Sin embargo, el organismo de la cuenca “ha hecho caso omiso” a todas las comunicaciones realizadas desde la institución. Por el contrario, Confederación sí ha contestado a una petición de información acerca del conjunto de las aceñas de Gijón, del que se dice desde el propio organismo que “no puede aceptar la pretensión de un particular por tratarse de un bien de dominio público por naturaleza, que es inalienable, imprescriptible e inembargable”. De esta manera, en el Ayuntamiento de Zamora entienden que “lo que vale para las aceñas de Gijón, vale para las de Olivares”, por lo que no hay lugar a ningún tipo de transacción entre particulares.

Más aún, Francisco Guarido ha aclarado que Valbueno tan solo tenía el derecho de uso de las aceñas de Olivares. Un derecho que, primero, en ningún caso otorga propiedad sobre el inmueble. Y, en segundo lugar, se pierde en el momento en que transcurren tres años seguidos sin actividad.

“Si no somos propietarios, ¿por qué pagamos el IBI y la basura?”

Las aceñas de Olivares son de la comunidad de bienes que sucedió a la comunidad de regantes de Valbueno, entidad que pidió en 2018 a la Confederación Hidrográfica del Duero la renuncia al uso privativo de las aguas, que tenía concedido desde 1977. Reunidos en asamblea, los 15 propietarios acordaron recientemente por unanimidad sacar las aceñas a la venta. “Lo ideal es que el Ayuntamiento se hubiera quedado con ellas, pero ha sido imposible llegar a una negociación y estamos cansados de poner dinero”, indicaron fuentes de los afectados, que se consideran los legítimos propietarios de las aceñas. “Si no fuéramos los propietarios, ¿Por qué estamos pagando el IBI, más de dos mil euros al año, o la basura? ¿Por qué cedimos al Ayuntamiento las Aceñas con un convenio firmado en 1995 y otro en 2003, con vigencia hasta 2028?”, se preguntan. Incluso hacen referencia a un casa de las aceñas, pegada al río, que en su día se regaló a la persona que se encargaba de controlar los motores del riego. “El Ayuntamiento no quiere negociar, se quiere quedar con las aceñas gratis”. La valoración de las aceñas “es algo imposible de realizar. Nosotros no nos queremos lucrar, sólo pedimos el valor catastral y lo gastado en ellas”, 550.000 euros. Las aceñas fueron adquiridas por los regantes de carretera de Almaraz a una particular, Magdalena Rueda Aguiar en los años 70, cuyo marido, con fábrica de harinas y pasta para sopa en Benavente, las había adquirido a su vez con el fin de volver a convertirlas en un molino.