Los jóvenes zamoranos necesitan destinar el 41% de su salario para pagar el alquiler, lo que complica sobremanera la independencia en el rango de 16 a 29 años. Y eso, en el mejor de los casos. Porque, aquel que se plantee formalizar una hipoteca, deberá emplearse a fondo para que el banco se lo tome en serio, habida cuenta de que superaría todos los umbrales existentes de endeudamiento permitido que hacen saltar las alarmas de cualquier entidad financiera. Estas son algunas de las conclusiones que se pueden extraer del último informe del Observatorio de Emancipación, correspondientes al pasado año 2020. Un documento presentado por el Consejo de la Juventud de Castilla y León y el Consejo Económico y Social que deja patente lo complicado que es intentar formar una vida al margen de los padres.

Tras los números presentados por este Observatorio se esconde una dureza del mercado con los más jóvenes que hace casi imposible el acceso a una vivienda, obligándoles así a permanecer en el hogar familiar hasta bien entrada la treintena. De hecho, las cifras hablan por sí mismas: al finalizar el año 2020, tan solo el 15,3% de los jóvenes zamoranos habían conseguido salir de casa de sus padres, lo que significa casi dos puntos menos que antes de la pandemia. El informe demuestra cómo la forma más habitual que tienen los jóvenes zamoranos de abandonar la casa familiar es a través de un alquiler, herramienta que utiliza el 57%. Quienes poseen hipotecas representan tan solo el 16% del total. Y no es de extrañar. Según el Consejo de la Juventud, sería necesario percibir unos ingresos de 11.135 euros anuales para poder acceder a este préstamo. Eso son menos de mil euros al mes. Pero la realidad, a fecha actual, está muy lejos de esos salarios marcados en este documento.

Y, mientras tanto, los precios siguen subiendo. El importe medio que pagaban por la vivienda las personas jóvenes zamoranas que lograban emanciparse en alquiler era de 349 euros mensuales en 2019, cifra que ha subido casi un 20% en apenas un año. A ello hay que añadir los gastos del hogar en materia de suministros básicos, que se han encarecido sobremanera en los últimos tiempos y que superan los cien euros mensuales.

El Consejo de la Juventud apunta a la precariedad laboral

Las cuestionables condiciones de trabajo que tienen que sufrir los jóvenes recién aterrizados en el mercado laboral se esconden detrás de esta tan baja tasa de emancipación, como así destaca la presidenta del Consejo de la Juventud de Castilla y León, Sandra Ámez. “El colectivo juvenil está inmerso en una precariedad y fragilidad laboral que repercute en sus expectativas y proyecto vitales, conteniendo los procesos de emancipación residencial a la espera de alcanzar una estabilidad laboral y económica; porque, como hemos visto, tener un empleo no asegura salir del riesgo de pobreza o exclusión social”, ha expresado.

Ámez ha apuntado que toda esta situación tiene una repercusión directa sobre la mente. “Estas cuestiones generan un aumento de los problemas de salud mental entre el colectivo joven, debido a esa inestabilidad e incertidumbre sobre el futuro y, sobre todo, sobre el presente. Por ello, es fundamental desarrollar e impulsar políticas de juventud con un enfoque transversal para paliar la precariedad del colectivo juvenil de la comunidad”, ha expresado la máxima responsable del Consejo de la Juventud de Castilla y León.

Los datos presentados en el Observatorio de la Emancipación demuestran cómo la crisis derivada de la pandemia del coronavirus ha impactado también de manera directa en esta cuestión, aumentando los precios de la vivienda y obligando a los jóvenes a posponer la partida de la casa familiar o, incluso, a regresar a ella al no poder afrontar los pagos.