Por partida doble llega el artista Karim este fin de semana a Zamora, donde se subirá a las tablas del Teatro Ramos Carrión el sábado (20.00 horas) con el espectáculo de humor “Comikazes”, junto a sus compañeros Juan Solo, Don Mauro y Richard Salamanca, mientras que el domingo presentará su vertiente mágica en “Mago por un día” (18.00 horas), en formato familiar.

–¿Hay más compañerismo o rivalidad por competir por el favor de las risas del público en la propuesta de “Comikazes”, donde comparte escenario con otros tres humoristas?

–Yo diría que, más que compañerismo, se puede hablar de verdadera amistad. Todo este espectáculo ha surgido a raíz de la pandemia. Éramos un grupo de amigos cómicos que ya habíamos hecho alguna cosa juntos, pero cuando comenzó todo el tema del confinamiento, empezamos a hacer cenas y fue ahí donde surgió este espectáculo de “Comikazes”. Se podría decir que somos cómicos amigos. Yo durante mucho tiempo he trabajado con compañeros, pero puedo decir que estos son verdaderos amigos. Y creo que ahí radica el éxito, no sé si de la obra, pero sí de nuestro entendimiento. La gente lo percibe como un espectáculo conjunto, sin decidirse por uno u otro, sin tener un preferido una vez que salen del teatro.

–¿Se nota esa complicidad sobre el escenario?

–Creo y espero que sí, esa es nuestra intención. Aunque luego los zamoranos tendrán que verlo para opinar por ellos mismos.

–¿Es más complicado para un monologuista trabajar en equipo, cuando está acostumbrado a estar solo ante el público?

–En nuestro caso particular, somos un grupo de humoristas un tanto particular en ese sentido. Si se repasa la biografía de todos, se puede comprobar que tanto Mauro como Juan Solo o Richard Salamanca han estudiado en centros de interpretación como Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid o en la Escuela de Interpretación Cristina Rota. Por otra parte, Mauro también es pianista y yo vengo del mundo de la magia. Se puede decir que no somos monologuistas al uso. Puede que se nos conozca más por esa faceta, pero también hemos trabajado en grupos de música, compañías de teatro y otros ambientes que nos ayudan sobre el escenario.

–¿De qué manera se reparten el espectáculo?

–Somos bastante disciplinados con los tiempos y nos repartimos los minutos de manera equitativa. Si uno se pasa, se le tira de las orejas, que para eso hay confianza (risas). Y es que el que sube al escenario el último no puede atraer al público de la misma manera después de más de una hora de espectáculo. Las partes comunes, que también las hay, son las que ensayamos juntos.

–¿Qué gana el público que acude a ver la obra con esta variedad de humoristas?

–Para mí, personalmente, el "stand up" significa contar de una manera cómica un punto de vista, tanto si es cómo se ve la vida, lo que a uno mismo le ocurre o lo que observa a su alrededor. Así que lo que gana el público en este espectáculo es puntos de vista diferentes. Y para mí, en la diversidad está la riqueza. Cuando vas a ver a un monologuista ves solo un punto de vista, pero si vas a ves cuatro, ganas en esa riqueza.

El humorista Karim, en una de sus actuaciones. Cedida

–¿Qué temas se tratan en el espectáculo?

–Cada uno tenemos nuestros propios temas, pero hablamos desde la paternidad hasta la pareja, pasando por el confinamiento e incluso el tema catalán.

–¿Hay algún tema que sobre el escenario crean que es mejor no tratar, se autocensuran de alguna manera?

–Dentro del grupo hay corrientes más radicales, como la mía. Yo soy partidario de hablar de todo, siempre y cuando haya respeto. Pero al final el problema no está en el tema que trates, sino en la interpretación que haga el espectador. Y eso muchas veces está sesgado por unos prejuicios. Pasa lo mismo con la información. Yo creo que se puede hablar de todo, aunque hay compañeros que son partidarios de no hablar de ciertos temas. Yo abogo por tratarlos todos, porque considero que cuando alguien va al teatro busca escuchar algo que no tiene en su vida normal, que no está acostumbrado a escuchar en su entorno. El teatro es algo transformador, si no, no vas. No tienes necesariamente que estar de acuerdo con lo que se dice, pero mientras se diga con respeto, es válido. Por otra parte, el objetivo principal de un monólogo es que sea gracioso, al margen de uno u otro posicionamiento, así que, si logras hacer reír, es que vas por el buen camino.

Estamos viviendo un momento en el que hay sobreoferta de espectáculos

–¿El confinamiento y toda la pandemia puede ser buen material para conseguir arrancar las risas del público?

–Creo que sí, aunque lo comparo con una relación. Cuando uno corta con su pareja, la primera semana está muy contento porque lo ha dejado, pero luego ya viene el duelo, echas todo eso de menos un poco más tarde. Creo que con el confinamiento pasa igual, ahora estamos en una fase como de locura total, pero dentro de unos meses reflexionaremos sobre todo lo que ha pasado. En el fondo, siempre será para bien, aunque todavía está demasiado reciente, por lo menos desde mi experiencia, para sacar ya unas conclusiones.

- “Mago por un día” es la otra propuesta que trae a Zamora, ¿qué faceta presenta en este espectáculo?

–Para mí es muy especial, un espectáculo de magia muy familiar, que no tiene tanto que ver con mi faceta de monologuista. De hecho, mis orígenes son de mago, aunque luego me metiera en el humor. Ahora me estoy volviendo a reconciliar con la magia y también es un disfrute más en familia y de disfrutar yo de los niños, que cada vez lo hago más actuando para ellos, estoy en esa etapa.

Los espectadores infantiles son más espontáneos, los adultos pasan todo por un filtro

–¿Son un público agradecido?

–Los niños te dan una cosa que es muy pura y espontánea, algo que el público adulto pasa por un filtro más analítico. La del niño es una reacción más emocional, muy para el trabajo. Se conectan con el placer mucho más rápido y es interesante, porque eso me genera también mucho placer.

–Ya sea con monólogos o con magia, ¿el público agradece más que nunca el humor?

–Cuando el público va a ver una obra de teatro va con una disposición muy positiva y de agradecimiento a nuestro trabajo. Sí que es verdad que estamos viviendo ahora un momento en el que hay sobreoferta, casi con más espectáculos que espectadores. Eso se tiene que aposentar un poco. Ese agradecimiento lo he vivido más en época de pandemia, es decir, cuando había aforos muy limitados y hacer una actuación era casi como algo prohibido. Ahora estamos en el “boom” de que se puede ya todo, como cuando se cortó la ley seca, pero con el teatro.