El cuerpo rescatado del embalse de Ricobayo por parte del Grupo de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil (GEAS) el pasado 6 de octubre se encontraba a 30 metros de profundidad, informan fuentes del Instituto Armado.

Durante la mañana de ese día, dos componentes del equipo se encontraban sumergidos en el agua, realizado inmersiones en la zona donde, previsiblemente, meses atrás una persona se habría arrojado al agua este varón. "Sobre las 13.00 horas, los buzos localizan el cuerpo a una profundidad de unos 30 metros, donde se encontraba ese día la base del agua. Tras la localización del cadáver, se procedió a su recuperación, para lo que los buzos contaron con el apoyo de otros dos componentes del equipo que se encontraban el exterior, realizando labores de apoyo y seguridad a la inmersión", informa la Guardia Civil.

El rescate se realizó "apoyados por una lancha neumática, para poder trasladarlo a una zona de la orilla accesible a la comisión judicial que tendría que hacerse cargo del reconocimiento y labores de identificación del cadáver, siendo trasladado posteriormente al Instituto de Medicina Legal de Zamora con el fin de realizarle la correspondiente autopsia y reconocimiento por parte de los familiares".

El día 7 por la tarde, el cuerpo fue entregado a los padres, autorizado por el juzgado. Todo ello en base al reconocimiento de los familiares sobre la ropa, y características físicas. No obstante, por la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de Zamora, que se ha hecho cargo de las diligencias, se han recogido y enviado muestras de ADN al Laboratorio de Criminalística que la Guardia Civil tiene en Madrid, para su completa identificación de forma indubitada una vez se reciban los resultados definitivos, manteniéndose la diligencias de investigación abiertas hasta ese momento. Estos informes se realizan mediante el cotejo de pruebas de ADN tomadas entre las personas interesadas, estudios médicos, pruebas dentarias y otras técnicas.

Labores de rescate del cuerpo en el embalse de Ricobayo Cedida

Durante estos casi 7 meses, se han realizado numerosos operativos de búsqueda en ese zona del embalse, una vez se pudo determinar, comprobando imágenes de las cámaras situadas en la zona que la persona desaparecida se precipitaba al agua desde el viaducto. En estos operativos han participado unidades de los Grupos de Actividades Subacuáticas de las diferentes bases de la geografía española, en un primer momento incluso utilizando un robot sumergible con cámara.

Fue el Grupo de Valladolid el que finalmente localizó el cuerpo, unidades del Servicio Cinológico de la Escuela de Adiestramiento de Perros, con sede en El Pardo (Madrid), que aportaron perros detectores de cadáveres sumergidos, el helicóptero del Servicio Aéreo con base en León, así como embarcaciones de Seprona, que se dedicaron a reconocer el embalse en una amplia extensión, apoyados todos ellos desde tierra por unidades de Seguridad Ciudadana.

Las labores de búsqueda llevadas a cabo por los buzos han sido complejas, puesto que el fondo de esa zona del embalse está repleto de grandes piedras, hierros, troncos, y estructuras metálicas de todo tipo, y ello

unido a que durante el buceo la visibilidad es completamente nula y obliga a los buceadores a palparlo todo, dificultan la localización de cualquier cosa a esa profundidad, y añaden un plus de peligrosidad.