El profesor de investigación emérito del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, profesor en la Universidad de Montreal y en la Complutense de Madrid y también poeta Luciano García Lorenzo publica en Semuret, con el respaldo de la Diputación de Zamora, el volumen “Zamora en la literatura Tomo II” que presentará mañana miércoles a las 20.00 horas en el Antiguo Palacio de la Diputación. El autor estará acompañado por la directora de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, Marisol López, y de la editora, Judit Pino.

–Hace más 40 años vio la luz la primera entrega de “Zamora en la literatura” . ¿Qué le mueve a publicar ahora la segunda entrega?

–Es fruto de un trabajo que he venido haciendo de manera complementaria a mi labor habitual en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas o en el mundo de la enseñanza que he practicado durante los últimos 40 años. Durante este tiempo, he ido recogiendo pacientemente en mis lecturas dónde iba apareciendo Zamora en novelas o libros de muy diverso tipo y en diversas manifestaciones. A veces en un mundo de ficción y en otras ocasiones, como consecuencia de los viajes de los escritores referencias a Zamora y a la provincia. La cubierta corresponde a una obra de Antonio Redoli, quien ya hizo la portada del libro de 1976. Yo quería de alguna manera recordarlo y creo que lo mejor que podía hacer es que esta cubierta también fuera suya.  

–¿Qué criterio ha seleccionado a la hora de incluir a unos autores frente a otros?

–Hay referencias a autores contemporáneos, pero lo que sí me ha preocupado es incluir a autores medievales, a autores del Siglo de Oro en los que es más difícil encontrar lo que ha escrito centrado en la provincia o en las alusiones a Zamora. Estos textos o incluso en novelas del siglo XIX al ser casi textos académicos y no de lectura diaria el público general no llegaría a ellos.

–De sus palabras se deduce que tras la publicación existe un fin didáctico.

–Por supuesto. Cada capítulo recoge quién lo escribió y cuál es la importancia que tiene. Creo que hay un fin de placer, como sucede en todo libro en el que hay escritores como el Marqués de Santillana o Lope de Vega pasando por Vila -Matas, Pere Gimferrer o Agustín García Clavo, y, sobre todo, está pensado para un público zamorano integrado por los más jóvenes. Espero que a ellos les haga que quieran más a su tierra al conocer lo que se dice de ella y de su historia. Quiero presentar novedades a los zamoranos, pues es muy fuerte que siendo Clarín quien es para Zamora, teniendo Galdós, Machado o Valle Inclán la importancia que tienen hasta ahora no se hubieran publicado los textos donde hablan de Zamora pese a ser textos hermosísimos. Había unos materiales que hasta ahora solo habían leído los más eruditos.

–Las alusiones a Zamora ¿están cimentadas en el Cerco y la gastronomía zamorana?  

–El Cerco es el elemento que aparece repetidamente en la literatura del Siglo de Oro de diversas maneras. Aparece como hecho histórico o hecho histórico-legendario y también aparecen textos que se han creado, diálogos en el teatro que provienen de motivos del Cerco o de personajes como el de Arias Gonzalo, Vellido Dolfos o doña Urraca o el Cid que se extraen de lo histórico y se convierten en protagonistas por sí mismo. Una segunda línea corresponde a los paisajes tanto de la ciudad como de la provincia, pues aparece Toro, Manganeses de la Lampreana, Sanabria o Los Arribes. No es un libro relativo solo a la capital aunque el grueso de las referencias sean sobre ella. 

–Resulta muy interesante la referencia a una representación teatral en Manganeses de la Lampreana en el año 1627 durante el Corpus.

–Existen muchos testimonios de representaciones teatrales que se hacían en los corrales de comedias. Encontramos muchos documentos del teatro de esa época de Madrid, de lo que era la vida teatral de la época, de las compañías de teatro e incluso sobre los carteles anunciadores que distan mucho del concepto actual. El texto de Manganeses hace referencia a una representación de Auto Sacramental.

–La manta zamorana y el diplomático y gran aficionado a la arqueología, el zamorano Virgilio Sevillano, ocupan también páginas.

–El capítulo del que me hablas es a partir de un artículo de Gómez de la Serna donde compara la manta zamorana con algo negativo y la respuesta que recibe de Virgilio Sevillano, que fija su atención en otros aspectos como cómo se teje, la riqueza de su producción...

–La publicación también contiene versos inéditos del pintor Jesús Gallego Marquina. ¿Por qué?

–Su poética en secundaria frente a su producción pictórica. Hasta que yo publiqué un artículo en una revista especializada de ámbito académico en el mundo de la crítica literaria no había aparecido Jesús Gallego Marquina. Como lo conocí, fui amigo suyo desde 1974, he escrito y comentado mucho de su creación porque era una persona absolutamente maravillosa cuya vida me impresionó. Su literatura no llega al nivel de la pintura, pero es un testimonio de vida impresionante. Es una poesía muy personal y en el libro hay algunos poemas que son inéditos.

–¿Cómo llegan a sus manos?

–Algunos me los entregó él personalmente y otros se los regaló a la difunta Anabel Almendral que los cedió al Museo de Zamora, donde los consulté gracias a la amabilidad de sus responsables.

–En “Zamora en la literatura. Tomo II” también dedica a Ilya Ehrenburg dos capítulos.

–Es una aportación que trasciende el carácter local o provincial del libro porque se trata del viaje que este ruso realiza a Sanabria en los años 30 y luego un artículo que publica en Rusia en el diario Pravda y que en español pudo leerse en la revista “El mono azul” en 1936 dirigida a Unamuno que es brutal, con reproches y acusaciones durísimas. El artículo indica una vez lo fratricida que pueden llegar a ser dos intelectuales de esta categoría. Unamuno no responde, pero se trata de un testimonio que destila sangre por parte de Ehrenburg. 

–También aporta un listado amplio de obras de teatro donde se tiene muy presente a Zamora.

–Muchas son creaciones sobre la ciudad, el Cerco… recomiendo profundizar en cada una de ellas. Hay referencias como para hacer un libro sobre Zamora en el Siglo de Oro porque hay autores estudiados como Guillén de Castro o Lope de Vega, pero no en función de Zamora.

–¿Y profundizará en este aspecto?

–Mi intención ahora es centrarme en la literatura más de creación, la poesía y los relatos. Me gustaría hacer un trabajo de tipo general sobre estos autores abriendo la puerta a que algún joven haga una investigación concienzuda sobre “Antona García”, una obra excelente de Tirso de Molina o sobre “Las almenas de Toro” de Lope, una de las obras más importantes del Siglo de Oro.