Era totalmente previsible que la planificación de esta primera entrega de “Amigos del Cante” resultará como resultó, de un altísimo nivel. El único inconveniente fue, que después de las limitaciones impuestas por mor del coronavirus chino, nos supo a poco.

Como no podía faltar, se recordó a los que se habían ido durante estos meses de desolación, empezando por uno de los socios fundadores de la decana asociación cultural allá por septiembre de 1974, Fernando Pérez. Bernardo Rebollo, al que tampoco pudimos despedir como se merecía, él y toda su familia. Luis Andrés Marcos, socio salmantino y residente en la emblemática ciudad hermana. Pili Pérez, mujer entrañable y muy querida en nuestra Peña, siempre la de ella, esposa de esa enormidad de persona que es Adolfo González, al que no fuimos capaces de conseguir que asistiera a la señalada cita. Otra vez será, y tiene que ser. Finalmente, se recordó a un insigne guitarrista jerezano que consideraba a nuestra Peña como su segunda casa, y nosotros a él como uno más, me refiero a José María Molero, fallecido el día uno con sesenta y ocho años. Por todos ellos se guardó un minuto de riguroso silencio.

Guardando las medidas de seguridad establecidas, dio comienzo la actuación. Alonso Núñez Fernández Rancapino Chico, hijo del gran Alonso Núñez Núñez, sobrino de Orillo del Puerto y biznieto de La Obispa, al cante. Manuel Carrasco Ruiz, Manolo Jero, hijo de Periquín Jero y sobrino de Antonio Jero, al toque y, perfectamente acompañados por los palmeros Miguel Catumba de Cádiz y Luis Monje de Pijote, hijo de Jesús Monje El Pijote y por lo tanto sobrino de Camarón. El reparto artístico, como puede comprobarse, ha sido de auténtico lujo.

Abrieron por soleares. La primera De Mercé La Serneta, y por ello de Utrera, aunque era jerezana y alguna de sus siete creaciones por este palo tenían regusto de Alcalá. La segunda de Joaquín El de La Paula, de Alcalá; la tercera con interpretación muy personal de Alonso, estructura general de La Serneta pero en su primer tercio tiene más que ver con Joaniquí de Lebrija. Este chico apunta grandes maneras interpretativas, pero también creadoras. Es muy inteligente, tiene un enorme sentido del compás, sabe estar, y estudia el flamenco. De hecho, se mueve entre las dos grandes referencias de lo jondo: primero, por encima de todos, Antonio Mairena, y también, coge mucho de Manolo Caracol; continúan por La Serneta con dos coplas más; Curro Frijones y cierre por Paquirrí El Guante. La única soleá de Cádiz.

Siguen por alegrías empezadas por preciosa cantiña, y hasta cinco coplas más, acordándose de sus ancestros.

Malagueñas, dos cortas de Enrique Jiménez El Mellizo, el auténtico artífice y creador de la malagueña, y la grande, dándole el volumen necesario ya que de lo demás está sobrado: modulación, matices, dominio de los melos, los tonos bajos y medios, y por supuesto conocimiento profundo de los palos que domina. El único problema son los tonos altos, el caudal de voz, allí donde casi todos son grandes Alonso no lo es, por el contrario, donde los demás patinan él los controla exquisitamente.

Descanso y tonás, dos chicas y una grande de excelente factura.

Continúan por tangos lentos sin ser tientos, acordándose en dos ocasiones de La Paquera, además de volver a exhibir preciosa letra propia sobre su familia. A todo esto, tanto Manolo Jero, excepcional en todo momento como sonanta de acompañamiento y los palmeros, habían hecho, y estaban haciendo una labor encomiable.

Larga riestra por bulerías.

Aplausos prolongados y petición de más. Nos quedábamos con ganas por lo que nos deleitaron con cinco fandangos muy ajustados a la estética de Caracol, pero como todo su cante, apuntando a sello propio. Este cantaor, como ya se vio en La Sanantonada de 2018, ahora más, tiene mucho que decir. Con sus treinta y tres años está llamado a marcar época en el mundo de lo jondo. También Manolo Jero se rompió la pana y dejo claro lo que es una buena guitarra para el cante. Y que decir de los competentes palmeros, simplemente extraordinarios.

Noche para el recuerdo por muchos motivos, pero sobre todos los demás, por el magnífico recital flamenco en la sede de “Amigos del Cante”.