La propia Catedral será la sede de la conferencia (20.30 horas) titulada “Recientes intervenciones en el edificio catedralicio y propuestas de futuro”, impartida por el arquitecto Claudio Pedrero Encabo, que disecciona los trabajos de rehabilitación y acondicionamiento realizados desde 2015, añadiendo también los nuevos proyectos que están en cartera para mejorar la seo zamorana. La conferencia, con entrada libre, está organizada por el Obispado.

–¿Es a partir de 2015 cuando hay una preocupación mayor por la conservación de la Catedral de Zamora?

–Fue en ese año cuando se nombró deán a José Ángel Rivera y bajo su dirección y su impulso se han ido realizando, por un lado, las labores habituales de mantenimiento, las que regularmente se hacen, que también son importantes. Me refiero a la limpieza de las cubiertas, a la reposición de algunas vidrieras o la reparación de puertas. Eso es una constante. Luego, de una forma más singular, se han estado realizando las aperturas de los lucillos, de los muros donde había enterramientos y estaban los epitafios, que se han ido abriendo sistemáticamente. En mi conferencia me ceñiré al tema meramente arquitectónico porque habrá otra charla de arqueología que entrará más en detalle en todos estos aspectos.

–¿En qué aspectos se está actuando ahora mismo?

–Estamos centrados en el tema de las cubiertas, porque hay problemas recurrentes de filtraciones graves y se están ahora mismo realizando operaciones de rejuntado con mortero de cal en las cubiertas de piedra, que son las problemáticas. Eso es lo que está ahora mismo en marcha.

–Volviendo a las intervenciones que se han realizado en los últimos años, ¿cuál considera que ha podido ser la de mayor calado?

–Sin duda, considero que fue el redescubrimiento de la capilla de Santiago, que es un espacio del claustro medieval que estaba enmascarado por otro tipo de actuaciones que habían realizado, como revestimientos o el elevado el suelo, que dejaba oculto todo ese espacio medieval, dejando tan solo a la vista los nervios de la bóveda.

–¿Fueron esos nervios los que dieron la pista de lo que escondía el templo?

–Pues lo cierto es que fue por un tema de mantenimiento ordinario. El suelo de tarima de esa capilla, que desde el año 1925 estaba destinada a vestuario capitular, tenía que cambiarse por la carcoma y al levantarlo para sustituirlo y retirar el mobiliario se comenzó a ver detrás de los muebles que había restos de fábricas medievales e incluso pequeñas partes ornamentales de posteriores intervenciones a la fábrica original, pero históricas también, como el nicho del retablo de Santiago, que da nombre a la capilla y que se había abierto posteriormente en ese mismo espacio. Se picó todo ordenadamente y fue surgiendo ese espacio medieval. Se presentó un proyecto muy exhaustivo en Patrimonio, vista la importancia que alcanzaba todo el espacio, más allá de los permisos puntuales para, por ejemplo, retirar la tarima y se actuó en lo que es la capilla. Se llevaron los suelos a su nivel original y luego, por fuera, se realizaron unos drenajes importantes para evitar, en la medida de lo posible, las filtraciones que se producen, porque hay mucha agua que sube por los muros y atraviesa la Catedral.

–¿Y a qué puede ser debido este problema?

–Entendemos que viene en buena medida de la gran explanada de los cercanos jardines del Castillo. Es posible que el agua vaya corriendo por debajo del terreno a buscar el río y cruce todo el conjunto de la Catedral.

–¿Qué aspectos hay que tener en cuenta cuando se hace un reforma de un edificio tan importante como es la Catedral de Zamora?

–Al tratar cosas tan específicas, uno tiene que acercarse a este tipo de edificios con mucha humildad y respeto. El propio edificio casi te va diciendo las cosas que puede necesitar. La arquitectura, en general, no es una ciencia exacta, pero se trata de intentar encontrar las soluciones más acertadas, hay que conjugar que debe existir un respeto por el edificio y todo lo que conlleva. También a veces hay que plantearse otras soluciones. Por ejemplo, ahora se están comenzando a colocar en los edificios históricos bajantes y canalones, que son elementos ajenos a la estructura original, pero lo importante es evitar el daño de las aguas, aunque elementos de ese tipo no sean los ideales.

–¿Qué gana una catedral con toda esta serie de actuaciones a lo largo de los años?

–Son trabajos necesarios en edificios de estas características. Las actuaciones son continuas y esto también te hace pensar que si este espacio necesita una actuación tan constante, ha tenido muchas más intervenciones a lo largo de su historia. A veces, uno no es consciente de lo continua que es la necesidad de actuar sobre estos edificio para que continúen en uso.

–¿Qué destacaría de especial de la seo zamorana?

–La Catedral de Zamora es un monumento de primer orden, dentro de que es interesante en general. Yo destacaría la solución del cimborrio, que es algo único que después ha tenido reelaboraciones deudoras del modelo en Salamanca o Toro. Es algo simplemente espectacular.

–En su conferencia también tratará proyectos futuros para la Catedral, ¿puede adelantar alguno?

–Ahora mismo está ya en estudio el hacer visitables las cubiertas, el cimborrio y la torre de la Catedral. Hay una primera propuesta ya presentada en Patrimonio, que lo vio viable, con algunas consideraciones que hay que ir puliendo. A mi entender, es un proyecto muy bonito, puesto que va a permitir el acceso de personas con problemas de movilidad hasta el nivel de esa cubierta de la nave lateral norte para poder ver el cimborrio y acceder a la cámara del primer nivel de la torre. Luego ya la subida en adelante a los pisos del cuerpo de campanas no será viable para estas personas, al haber bóvedas y escaleras de caracol. Así que es una actuación muy interesante. Por otra parte, hace un tiempo se realizó un estudio de subsuelo en la nave de la Catedral gracias al que se adivina que debajo hay algún espacio. Eso está también entre los proyectos futuros, aunque no tan desarrollado como las visitas al exterior.