“La gente es muy de barra”, indica Marga Pires mientras recorre su bar con la mirada: “Hemos tenido discusiones con los clientes durante este tiempo porque querían ponerse ahí a pesar de la norma”, explica la dueña del Hobby. Ella es una de las personas que cantó victoria este martes con el fin de la prohibición del consumo en barra y de pie y con la ampliación de los aforos en interiores hasta el 75% de la capacidad del local. El coronavirus retrocede y, en paralelo, la hostelería va reconquistado el territorio entregado en favor de la lucha contra la crisis sanitaria.

Pires agradece el alivio ofrecido por los responsables autonómicos: “Ya estábamos un poco cansados”, apunta la empresaria hostelera mientras observa cómo uno de sus clientes apura la caña desde su taburete, en primera línea de barra. El final de algunas de las restricciones que condicionan el trabajo en los bares abre la temporada de otoño para un sector que resistió mejor de lo esperado en verano, vistas las circunstancias.

La responsable del Hobby reconoce que ha hablado del tema con varios compañeros y constata que todos ellos comparten la sensación de haber librado julio y agosto: “Yo ya estoy esperando a ver si nos dejan hacer las cenas de empresa a final de año”, avanza Pires, que recuerda que los encargos de este tipo empiezan a llegar antes de que acabe octubre: “Esa es nuestra salvación, pero ahora mismo es todo nuevo y estamos a lo que nos venga”, matiza la hostelera. Ella, antes del COVID, lo tenía “todo milimetrado”; ahora, como el resto, encara el final de 2021 con más intuiciones que certezas.

Cerca de allí, al frente del bar Azemur, Ana García envía un mensaje similar. De hecho, con el asunto de las barras, su mirada resulta idéntica a la de Pires: “La gente lo estaba deseando”. Como en muchos otros establecimientos, en este local de Zamora capital, sus responsables optaron por esas mesas altas prácticamente pegadas a la barra, para ofrecer a sus clientes un sucedáneo aceptable. Pero el original siempre mejora a la copia.

Dudas con los interiores

Con esa batalla ganada, las dudas aparecen de la mano del regreso del frío: “El verano ha ido muy bien, la terraza ha funcionado y hemos visto mucho turista”, comenta García, en una reflexión que deja entrever la inquietud que aparece al pensar “lo reacia que es la gente a estar en interiores”. La responsable del establecimiento zanja la conversación con un lacónico “a ver qué pasa” que resume bien el sentir del sector.

En todo caso, la suavización de las medidas ofrece ánimos a un sector muy castigado por la pandemia. Desde hace año y medio, para muchos, nada ha vuelto a ser igual: ni en la forma de trabajar, ni en el tamaño de la caja: “Llevamos mucho tiempo con muchísimas restricciones y creo que esto nos puede ayudar a tirar hacia delante”, opina Andrés Gonzalo, responsable de la Churrería Malú.

Gonzalo cree que los nuevos aforos y la vuelta del consumo en barra “se notarán bastante” en un negocio como el suyo que ha ido capeando el temporal “con mucha paciencia y bastante sacrificio”. También, una pequeña terraza ha puesto de su parte para dar un impulso a un establecimiento que, pese a las colas que ha generado en algunos días festivos, ha tenido que sobreponerse igual a los golpes inmisericordes del COVID.

Mientras el responsable de la churrería da explicaciones, el agua va calando en las calles de la ciudad. Definitivamente, no es día para montar unas terrazas que ya funcionan sin límites de aforo. La lluvia perjudica a establecimientos como el Marlott, que ha basado su supervivencia de los últimos meses en el servicio al aire libre: “A nosotros, la barra no nos va a suponer mucho”, destaca Luis Martín, el gerente del negocio.

Lo que sí tendrá impacto en sus cuentas es el incremento del aforo. Con la nueva normativa, Martín abrirá la parte de arriba de su local, que llevaba cerrada prácticamente nueve meses: “Veremos qué pasa. Abriremos las ventanas y pondremos la extracción, pero a la gente le da miedo subir”, lamenta el hostelero, alerta también ante el posicionamiento de su clientela en torno al consumo en interiores. La mascarilla y la distancia de seguridad siguen siendo obligatorias.

“Los hábitos han cambiado y no me aventuro a decir nada. Es verdad que la gente de 17 a 30 años ha seguido saliendo, pero creo que los mayores de 40 le han visto las orejas al lobo”, analiza Martín, con la vista puesta también en la noche. Precisamente, el ocio nocturno será otro de los grandes beneficiados por las nuevas normas, con una apertura aún limitada, pero con permiso para trabajar. “Vamos a esperar a ver cómo va todo”, remacha el gerente del Marlott, consciente de que, con el COVID, nada está garantizado a medio plazo.

Bonificación a las terrazas

Por otro lado, el Ayuntamiento de Zamora anunció este martes la aprobación del padrón cobratorio de la tasa de terrazas del ejercicio 2021, que asciende a un importe de 8.867 euros, correspondientes a 138 recibos. El periodo de pago voluntario será del 1 de octubre al 30 de noviembre, mientras que la fecha de carga en las cuentas de los recibos domiciliados se ha fijado para el 15 de noviembre, conforme al calendario del contribuyente.

Según los responsables municipales, “el dato más significativo” es la aplicación de un 85% de bonificación a cada uno de los contribuyentes, gracias a las medidas de flexibilización fiscal aprobadas por el Ayuntamiento para “tratar de paliar los efectos económicos generados por el COVID”. El ahorro total para los negocios supera los 40.000 euros.