“Las ganas” de volver a las aulas no dejaban atrás ese “respeto al virus” que aún se deja sentir entre los profesores y los padres de los alumnos, por mucho que el martes Zamora vuelva a la senda de la normalidad, con el nivel uno en marcha y que la comunidad educativa afronte este 2021-2022 “con mucha más ilusión, con la confianza de que todo vaya mejor, pero sin bajar la guardia”, explica María José Pérez Álvarez, la directora del colegio público Gonzalo de Berceo que abrió ayer sus puertas a La Opinión-El Correo de Zamora.

Una profesora toma la temperatura a una escolar al entrar al Amor de Dios. Ana R. Burrieza

La misma alegría con la que el pequeño Mateo de tres años vivía ayer su primer día de cole, impaciente por salir con su madre por la puerta del Gonzalo de Berceo, adonde acudió “contento, bien, ha sido una buena experiencia, poquito a poco”, apuntaba esta zamorana. Atrás ha quedado “la preocupación de todos, profesores, padres, incluso, de los niños, pero la tranquilidad” todavía está por asomarse, “el virus no se ha ido y tenemos que seguir manteniendo todas las medidas de seguridad del año pasado”. Y a la espera de que todo sea mucho menos estresante, “más agradable” que en 2020-2021, “que el curso no nos dé ninguna sorpresa de contagio”.

Alumnos de Infantil del Gonzalo de Berceo estrenan el parque infantil. Jose Luis Fernández

Los padres mostraban ayer una actitud similar, “les hemos visto más tranquilos, pero sabiendo que hay que seguir vigilantes, pero sin esa incertidumbre del curso anterior porque saben que entonces se resolvió de manera muy satisfactoria la nueva situación”. El Gonzalo de Berceo sorteó al COVID durante los nueve meses lectivos. Aún planificando las actividades extraescolares, pero “encantados” con el nuevo parque infantil del patio, admirado “con caras de felicidad por los pequeños escolares”, remodelación que “agradecemos al director provincial de Educación”. El día transcurrió de forma “muy agradable para ser el primero”, explicaba gráficamente el profesor de Educación Física, Carlos Javier Rodríguez, quien vigilaba a los alumnos mientras estrenaban el parque infantil, la novedad. “A los niños de tres años, a los que les cuesta un poco al principio, parece que les ha gustado mucho el colegio y se van con buena impresión”. La profesional de la limpieza, Elvira Roales, no descansa un minuto, va de un lado a otro con la bayeta y el desinfectante de forma constante, aunque admite que este curso “es más tranquilo, ves que hay menos COVID, el año pasado había más miedo, más riesgo”.

Dos niñas entran al José de Calasanz. Jose Luis Fernández

Un alumnado que ha integrado la mascarilla y la distancia social con absoluta normalidad

“Son los que más concienciados están, lo tienen totalmente interiorizado” tanto el uso de la mascarilla como la distancia social, explica Carlos Javier Rodríguez, apreciación con la que coinciden las otras dos profesoras de Infantil consultadas del Gonzalo de Berceo, a punto ya de agotar este primer día de clase. Marta Castaño Martín, mientras su clase está en el momento de relajación, dice haber regresado con “más optimismo porque las medidas COVID ya las tenemos más claras que al inicio del curso anterior, cuando había más incertidumbre”. Los alumnos “ya se adaptaron muy bien entonces, están acostumbrados a la mascarilla y se la retiran solo cuando beben o almuerzan, y las guardan en sus mochilas”. Los más pequeños, de 3 años, llegan con las normas asumidas, aunque no es obligatoria la mascarilla, “sugerimos a los padres que las trajeran y la respuesta ha sido muy buena”, apunta Ana Lázaro Pérez.