“Es un viaje”, ha resuelto Pepe Calvo, director del Museo Etnográfico de Castilla y León sobre la exposición “Termus. Territorios Musicales. Instrumentos da Raia”, que desde ayer y hasta el 14 de noviembre llenará de música las salas y el silencio del museo.

Detalles de la exposición Termus. | E.F.

El proyecto, auspiciado por los fondos europeos Interreg de cooperación transfronteriza, suponen un lazo de unión entre la institución castellanoleonesa y el Museu da Terra de Miranda do Douro, los dos centros neurálgicos y creadores de la exposición.

De izquierda a derecha, Juan González-Posada, Celina Pinto, Pepe Calvo y Javier Montes . | E.F.

“Refleja de una manera sintética el trabajo de campo”, ha explicado Calvo sobre un proyecto que ha llevado a una recopilación que ha “peinado” La Raya en busca de testimonios sonoros, instrumentos y patrimonio durante 2020. Los constructores, los intérpretes, las voces, todos ellos forman parte de Termus, donde pueden encontrarse instrumentos que en muchos casos son una reliquia familiar, custodiados durante décadas, y que ahora han sido cedidos temporalmente a ambos museos para que su legado pueda transmitirse a los visitantes.

Un retraso y un cambio de planes han sido el resultado del encontronazo con la pandemia: “Habíamos diseñado otro tipo de exposición, pero hemos tenido que arreglarnos con otras soluciones”, ha explicado Calvo sobre una muestra sonora en la que no hay auriculares para asegurar las medidas anti COVID. En su lugar, altavoces con detector de movimiento aseguran el acompañamiento sonoro al visitante a cada paso que da, en perfecta sincronía con el relato.

La exposición, “circular”, como ha constatado uno de los comisarios responsables, Javier Montes, se articula sobre varias patas que recogen una muestra de todos los espectros de la cultura sonora de La Raya. Así, la expresión humana, la transgresión eterna o las identidades sonoras colectivas son los puntos conectores de la muestra, que finaliza con una recopilación audiovisual con testimonios que el equipo encontró durante el trabajo de campo. Y es que el proyecto, “tiene varias constelaciones”, relata Calvo, que anuncia la próxima publicación de El cancionero de Zamora, que ya hizo Miguel Manzano en 1982, y que ahora vuelve a ver la luz en una edición ampliada, que en palabras del propio Calvo: “se nos ha ido de las manos”, ha bromeado sobre una extensísima obra recopilatoria.

Por su parte y en representación del equipo portugués, Celina Pinto, directora del Museu da Terra de Miranda do Douro, ha expresado que “la música ha permitido ahondar en cuestiones como que somos dos países con una identidad común”, y ha asegurado que ambas instituciones “Continuarán trabajando juntas”.

Juan González-Posada, director de la Fundación Siglo, colaboradora de la muestra, ha destacado la importancia de las colaboraciones internacionales “más entre dos países verdaderamente hermanos”, de los que ha dicho “nos separa una raya, pero nos unen cientos de años de relaciones comunes, con gente que se entiende perfectamente, que está por encima de las fronteras. Esta es una de las grandes bellezas que tiene la cultura, rompe fronteras y une a las personas”. Una cultura que no da tregua al mes de septiembre, con más de 600 actividades en toda la comunidad. “Nos interesa que la cultura no pare, que la actividad siga viva y que los ciudadanos, aunque con la mascarilla puesta, no se aparten de la vida cultural”, ha concluido González-Posada.

Detalle de la muestra. Emilio Fraile

Imaginación y materiales locales para construir instrumentos

El Charrasco de un vecino de Miranda do Douro llamado Paulo Merinhos o una gaita de fole procedente de Domez de Alba, fabricada en San Juan del Rebollar, y que por muchos años perteneció a Valentín Llover Blanco, son algunas de las historias detrás de los instrumentos de Termus, soñadores en formas, colores y materiales que pueden encontrarse en las salas del Etnográfico. Los rostros de los vecinos que aún conservan las letras y melodías en su cabeza ponen identidad al conjunto patrimonial, en el que flautas de tres agujeros y tamboriles se descubren como piezas de artesanía merecedoras de la mayor dignidad y reconocimiento. Salpicados de ingenio y fabricados de madera, piel, lana, metal y piedra, y en el caso de un sonajero, de junco y tres granos de maíz, elementos humildes de los que durante generaciones se han extraído las melodías de La Raya, y que hoy se guardan como testimonio de una cultura transfronteriza. Pero la innovación también tiene su espacio en esta exhibición, donde se muestra una réplica de un puntero de gaita a partir de una impresión en 3D, a manos del luso Jaime Correia, que en exactamente 3 horas y 56 minutos de impresión, puede reproducir un modelo artesanal, antiguamente realizado “a punta de navaja”. Conchas, vieiras, y panderos triángulo o diamante completan la muestra selecta de Termus, que permanecerá do meses en Zamora, donde podrá visitarse de manera libre de martes a sábado de 10.00 a 14.00 horas y de 17.00 a 20.00 horas hasta el 14 de noviembre, momento en el que este proyecto hispanoluso hará las maletas para viajar a Miranda do Douro, donde nace la mitad de él, y donde mostrará a los habitantes del otro lado de La Raya, la música de Zamora.