“Las diez familias que están a la espera de encontrar un nuevo hogar en Zamora supondrían más de treinta personas”, señala Antonio de la Hoz, que pide voluntarios que quieran colaborar con la fundación en sus primeros pasos en Zamora, una provincia “nueva” para ellos. Cada vez son más las personas con dificultades que acuden a este tipo de iniciativas habitacionales que proporcionan una vivienda a cambio de engordar el censo de las localidades más envejecidas y vacías de España. En el caso de la fundación, las solicitudes de familias para venir a un Pueblo Madrina “se han disparado” tras la pandemia, según palabras del presidente, Conrado Giménez, que apunta a la crisis económica del COVID como el principal motivo por el que cada vez más familias se han visto obligadas a recurrir a ellos, ante el impago de sus casas “y la posibilidad de verse en la calle”. Además de Pueblos Madrina, la fundación tiene en Zamora el proyecto de una residencia para alojar hasta a un centenar de madres solteras o víctimas de violencia que se está poniendo en marcha gracias a la donación de un inmueble de un vecino local, como agradece Giménez. Aunque la residencia aún es un proyecto en borrador, como cuentan desde la fundación, ya están en trámites para lograr que este proyecto pueda salir a la luz próximamente.