Zamora cerró la semana con un nuevo descenso en la incidencia de casos de coronavirus, lo que le sirvió para abandonar el granate que señalaba a la provincia como territorio de “riesgo muy alto” por el avance de la pandemia. Dicho color es el que asigna la Junta de Castilla y León a las zonas que superan los 250 contagios por cada 100.000 habitantes a 14 días, un límite que Zamora había rebasado cada día desde el pasado 1 de julio, cuando los efectos de la quinta ola empezaron a hacer trizas el optimismo con el que prácticamente España entera encaraba el verano.

De este modo, la provincia pone rumbo a septiembre en el mejor escenario de todo el verano, con una tasa de 241 contagios por cada 100.000 habitantes a 14 días y de 113 en la última semana. El riesgo sigue siendo “alto”, según los criterios establecidos para medir la evolución del COVID en cada territorio, pero solo hace falta mirar atrás para comprobar que Zamora ha mejorado sus cifras de manera palpable en las últimas semanas.

No en vano, a mediados de julio, Zamora rozaba los 1.000 casos por cada 100.000 habitantes a 14 días, lo que quiere decir que, en las últimas seis semanas, los esfuerzos sanitarios, la vacunación y la abnegación de la propia ciudadanía han contribuido a dividir por cuatro esa tasa tan elevada.

Es cierto que el descenso está siendo mucho más lento que la repentina subida que se detectó después de San Pedro, pero conviene subrayar también que el verano resulta especialmente complejo desde el punto de vista de la limitación de la movilidad y de la celebración de ciertos eventos y reuniones, ajustados o no a las normas sanitarias vigentes.

Números similares a agosto de 2020

Sea como fuere, los números de contagios en la provincia se asemejan ahora a los que había hace exactamente un año. La diferencia estriba en que la tendencia entonces era claramente ascendente, después de un verano que fue un oasis de paz en medio de la guerra contra el virus, y ahora la curva viene a la inversa, con una caída constante de los positivos y con el apoyo decisivo de la vacunación, que no solo colabora en frenar la transmisión, sino que también limita mucho la aparición de los efectos más perniciosos de la enfermedad por COVID.

En ese sentido, el hecho de que más de un 76% de la población tenga ya la pauta completa en la provincia abre un escenario completamente diferente de cara al otoño, aunque la prudencia sigue siendo la norma en las declaraciones de los responsables institucionales. Zamora trabaja para culminar en las próximas semanas el grueso de la vacunación y ahora comienza un periodo en el que los dirigentes y los expertos deberán determinar cómo afronta la sociedad la convivencia con el coronavirus.

En cuanto a los datos de la jornada de ayer, Sanidad reportó seis contagios este domingo, una cifra habitual durante los fines de semana y que presumiblemente crecerá a partir del martes, como suele ser habitual por el infradiagnóstico de los días no laborables. Lo mejor es que la provincia no tuvo que lamentar nuevos fallecimientos en un Complejo Asistencial que, sin embargo, mantiene a 25 enfermos de COVID en sus dependencias.

En ese sentido, el peor dato es que la Unidad de Cuidados Intensivos cuenta con nueve pacientes ingresados, cinco de ellos por coronavirus. Esta ocupación resulta preocupante, más allá de que se aleje de las peores cifras de la pandemia, y demuestra que el virus sigue dañando y puede matar, aunque se haya visto atenuado por el efecto de las vacunas.

Finalmente, las cifras actualizadas por Sanidad revelan otro dato halagüeño: la trazabilidad de los casos supera el 80% en Zamora, lo que facilita el control de los brotes que puedan ir apareciendo.