Jesús María Prada (1976) abandonó hace algo más de dos años su puesto como gerente del Partido Popular de Zamora para lanzarse a la primera línea de la política provincial. Fuera del despacho de Víctor Gallego, este licenciado en Derecho de origen sanabrés halló acomodo en la Diputación, donde ejerce como vicepresidente segundo y gestiona las áreas de Turismo, Cultura y Deportes, entre otras responsabilidades. Durante estos días, añade a esa lista de tareas la de presidente en funciones, en ausencia de Requejo, un papel que le toca jugar tras situarse como uno de los dirigentes más beligerantes contra el vaciado de Ricobayo.

–El problema del embalse es uno de los últimos que ha tenido que sufrir la población zamorana. A la vista de este y otros golpes, ¿la gente tiene razones para sentirse agraviada en relación a otras provincias?

–La provincia de Zamora tiene razones para sentirse agraviada. No sé si más que las demás o menos, pero desde luego lo que se ha hecho por parte de Iberdrola este año no es de recibo. Es una empresa que tiene sus orígenes en esta provincia, que lleva muchos años aprovechando los recursos naturales de Zamora y que apenas deja riqueza, más allá de pequeños impuestos en los municipios y del recargo provincial del IAE. Yo creo que lo que se ha conseguido, al menos, es poner de manifiesto la queja, que llegue a nivel nacional, que el Gobierno se entere de que existe Ricobayo y sepa que se ha vaciado. Esa es la satisfacción que tenemos que tener.

–Habitualmente, a la provincia le cuesta movilizarse de esta manera y hacer fuerza para pelear por lo que le incumbe. ¿El camino trazado con Ricobayo debe ser el que se tome ahora para reivindicar las cuestiones que afectan al territorio?

–Yo creo que tenemos que luchar todos por lo que sea bueno para Zamora. En este caso, no quiero pensar que estemos unidos porque el “enemigo” sea una empresa. Aquí no hay enemigos. Hay que defender a Zamora ante Iberdrola, ante la Junta de Castilla y León, ante el Gobierno de España o ante quien haga falta, independientemente de qué partido gobierne. Yo le puedo asegurar que algunos compañeros de partido me reprocharon en algún momento que criticara ciertas decisiones de la Junta de Castilla y León con los cierres de la hostelería, pero pienso que era mi obligación y mi deber. Yo estoy aquí como representante de los zamoranos y me debo a ellos y a nadie más. Por tanto, eso hay que buscar: tener una mejor provincia, pelear por los problemas que tenemos y dejar de meternos los dedos en los ojos entre políticos.

–El problema de Ricobayo fue el desencadenante de que el PP frenara la bajada del IAE, un hecho que provocó uno de los primeros desacuerdos públicos con Requejo en el seno de la Diputación. ¿Echa de menos una mayor implicación del presidente en este asunto?

–La distinta opinión sobre un tema concreto no afecta al equipo de Gobierno. Ya lo dijo el presidente del Partido Popular en su momento y yo lo ratifico. Aquel era un planteamiento con distintas opciones: nosotros creíamos que, en ese momento, rebajar el IAE a Iberdrola no tenía sentido, porque debíamos estar al lado de los ciudadanos, y el presidente, por encima de eso, primaba la rebaja de impuestos a los empresarios, que nosotros considerábamos que era muy marginal. Había empresas muy importantes de la provincia a las que se les rebajaban tres euros al año y, sin embargo, para Iberdrola eran más de 70.000. Seguramente para ellos no suponga nada, pero había que mandar un mensaje, desde la Diputación, de que estábamos en contra de esas medidas. No tendría sentido haber criticado a Iberdrola por la mañana y, por la tarde, haberle regalado 70.000 euros que podemos destinar a otras cuestiones. De todos modos, el presidente comparte muchos planteamientos y está tan en contra del desembalse como cualquier ciudadano. Lo sé porque lo hemos hablado.

La provincia tiene razones para sentirse agraviada por lo que ha hecho Iberdrola

–Después de dejar sobre la mesa esa rebaja del IAE, ¿se ha estudiado ya la forma de encajar de otro modo el alivio fiscal que pretendía la medida?

–Estamos trabajando ya en distintos textos. Hemos pedido informes al servicio de Recaudación y de Tesorería para que nos digan qué posibilidades técnicas y jurídicas tenemos. Hay que bajarle los impuestos a las empresas que realmente producen en Zamora, crean empleo aquí y se comprometen con la sociedad provincial. Consideramos que Iberdrola, algunas de sus firmas satélites y otras empresas energéticas no lo hacen. Estamos trabajando en ello y esperamos poder modificar la ordenanza del recargo del IAE antes de final de año.

–En su momento fueron las eléctricas y ahora vienen las eólicas y los proyectos fotovoltaicos; también, por otro lado, aparecen industrias como las macrogranjas que generan rechazo en los pueblos. ¿Estas empresas están viendo a Zamora como un lugar óptimo, a pesar de la oposición de los ciudadanos?

–Nosotros pensamos que esto solo le toca a Zamora, pero no es así. El tema de las placas solares, de los eólicos o de las macrogranjas no es exclusivo de Zamora. Hay también polémica en Palencia, en Burgos, en Soria... De todos modos, yo pienso que nada en macro es bueno. Ni me gustan los macroparques eólicos, ni los macroparques fotovoltaicos, ni las macrogranjas. Pero está claro que si una granja tiene unos terrenos de su propiedad, quiere hacer una industria, pide las licencias y está todo en regla, es muy difícil decir que no. En el tema de las fotovoltaicas o eólicas, estamos tratando con los ayuntamientos, que son los que posibilitan que esas plantas se instalen, porque ceden terrenos comunales o la fórmula que corresponda. Yo entiendo que la gente no quiera tener macrogranjas en su pueblo; yo tampoco las querría en el mío, igual que he manifestado muchas veces que estoy en contra del macroparque que se va a instalar en el municipio de Cobreros porque afecta a un territorio que conozco personalmente. Por eso, entiendo a la gente. Te haces más sensible a esas realidades cuando te tocan a ti.

–Esta cuestión está vinculada en cierto modo a la despoblación, el gran problema que padece Zamora. ¿Cree que hay ya una estrategia ordenada para intentar atajar el problema?

–En este tema, voy a ser muy sincero: yo creo que todavía no hay ninguna medida real contra la despoblación desde ninguna de las administraciones públicas. Así de claro. Llevamos años escuchando conferencias, foros, ponencias, charlas sobre despoblación y sabemos perfectamente los problemas, pero a día de hoy no creo que ningún habitante del medio rural haya percibido esas oportunidades para asentarse en una población o para abrir un negocio. Eso es lo que nos falta: materializar en medidas concretas esas políticas. Estamos todos muy sensibilizados y sabemos que es un problema serio, pero no se están tomando decisiones. Desde luego, sí creo que el Gobierno central debe impulsar acciones genéricas para todo el territorio.

–¿Qué puede hacer la Diputación Provincial?

–La Diputación es una administración que tiene un presupuesto de 60 millones de euros al año, en la que mucho de ese dinero se va a servicios sociales, gasto corriente o personal. Las políticas que podemos llevar a cabo no provocan una onda lo suficientemente fuerte. En esto, tenemos que estar todos unidos para hacer políticas reales. También digo que la Diputación lleva tomando medidas contra la despoblación muchos años; obviamente no han funcionado, pero prestar servicios en el medio rural es intentar luchar contra la despoblación. El área que más presupuesto se lleva aquí es bienestar social. Ahora mismo, nuestros mayores en los pueblos tienen teleasistencia y ayuda a domicilio; hay ayudas a la creación de empresas, también a la natalidad. Si se pusiera dinero en serio encima de la mesa a nivel nacional, creo que mejor nos iría. Pero hasta que eso no ocurra y no se premie a las personas que quieran asentarse en zonas despobladas, la solución va a ser muy difícil. A la provincia de Zamora no va a venir la Fasa, ni Tesla. O creamos pequeñas empresas y atraemos gente que quiera venir aquí, o vamos a seguir con el problema. Hay que dar otras soluciones, porque las cifras ahora siguen siendo desesperanzadoras y eso es que no se están haciendo las cosas bien.

-Le iba a preguntar si los pueblos salen más fuertes de la pandemia. Se lo digo de otro modo: ¿se ha desaprovechado la ventana de oportunidad abierta por la crisis?

-Yo creo que sí han salido más fuertes, y pongo un ejemplo: soy de un pequeño pueblo de Sanabria, donde han venido a vivir unos chicos jóvenes, hijos del pueblo, que tomaron la decisión de abandonar el País Vasco e instalarse. Tienen 4G, son ingenieros y trabajan desde allí. Eso, evidentemente, no solventa el problema, pero sí ha habido movimientos. También nos cuentan los alcaldes que se ha producido un boom en la compra de casas. Eso es bueno, porque revitaliza, aunque es cierto que se trata de población flotante y que no genera riqueza o actividad en la zona. ¿Hemos perdido la oportunidad? A lo mejor, pero hemos cambiado muchas conciencias y muchos chips. Eso nos lo llevamos hecho.

-El vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, ha mencionado en alguna ocasión la opción de fusionar municipios para optimizar la gestión en las zonas rurales. Esa opinión choca con lo que ha manifestado habitualmente el PP. ¿Qué opina usted?

-La fusión de municipios no sirve para nada en la lucha contra la despoblación. Yo soy de un ayuntamiento que tiene trece anejos, más no nos podemos fusionar. Lo único que implica esto es que haya menos políticos que cobran cero y que te ahorres 500 euros en el sueldo del secretario, en el mejor de los casos. La fusión de municipios no ayuda en nada a la despoblación. Lo que ayuda es llevar servicios a los pueblos y apostar de verdad para que quien se vaya al medio rural tenga las mismas posibilidades que alguien que viva en la ciudad.

-Ha citado en varias ocasiones a Sanabria. Usted había reclamado que se acelerara la llegada del AVE. Ya está ahí. ¿Ahora qué?

–Ahora, la propia sociedad sanabresa y el sector turístico tienen que aprovechar esas oportunidades. Vuelvo a decir que, de los monumentos con cuya apertura colabora la Diputación, el más visitado en la provincia es la iglesia de Puebla y triplica a otros espacios de Toro o del resto de la provincia. ¿Tiene repercusión el AVE? Seguramente algo tenga que ver, y eso que acaba de empezar. Pienso que en Sanabria tenemos mucho potencial turístico, mucha capacidad de creación de empresas del sector y eso hay que aprovecharlo.

–¿También abre una ventana para que las personas con teletrabajo se planteen vivir allí?

–Tiene que abrirla. De momento, debemos esperar a que se acabe la línea de alta velocidad hasta Galicia. A partir de ahí, los trenes serán los AVE de verdad, habrá un acortamiento de la distancia y mayores frecuencias. Eso posibilitará que bajen los precios y que puedas acomodarte a los horarios, porque ahora mismo siguen siendo escasas las paradas del tren. Pero, evidentemente, conozco a gente de Sanabria que, si tuviera un precio asequible, ahora que tienen que ir dos o tres veces al mes a Madrid con el teletrabajo, seguramente podrían tomar la decisión de vivir en Sanabria o en Zamora capital.

–Yendo a sus responsabilidades más concretas en la Diputación, y utilizando la fórmula de un famoso líder del Partido Popular, ¿el turismo va bien?

–El turismo lo ha pasado muy mal. Creo que ha sido el sector más afectado por la pandemia. Todas las áreas que yo llevo en la Diputación, también la cultura o el deporte, se han visto muy dañadas, pero el turismo ha padecido especialmente los cierres de la hostelería o los cierres perimetrales. Ahora bien, podemos decir que estamos teniendo un verano excepcionalmente bueno. No me gusta ser de frases grandilocuentes, pero es así. El año pasado, a pesar de estar en plena pandemia, fue un verano decente y salvamos los muebles, pero este año nos estamos saliendo. Julio ha sido un mes muy bueno y agosto nos recuerda al movimiento y a la actividad previos a la pandemia. Cualquier zamorano que pasee por las calles puede ver los grupos de turistas y las terrazas llenas de visitantes. Vamos a cerrar agosto con unas cifras buenas e intentaremos alargar esa situación durante el otoño. Buscamos potenciar, con ese foco en la feria Naturcyl que se celebra en septiembre, esos meses para compensar los déficits que ha sufrido el sector.

El turismo se está saliendo este verano

–En esta época, entra en juego el ecoturismo. ¿Es una de las fortalezas que quieren explotar?

–Yo lo he repetido muchas veces: ¿qué es el ecoturismo? Pues es lo que en Zamora se lleva haciendo casi siempre. Cuando haces una ruta BTT por la montaña o haces senderismo hacia las cascadas de Sotillo, eso es ecoturismo. Es un sector que quizá está más especializado en el otoño y vamos a intentar explotarlo con rutas micológicas, con senderismo, con castañicultura... Todo, con la idea de atraer a ese turista y de posicionarnos como destino dentro de España. Nuestros espacios naturales facilitan que la provincia sea atractiva para quienes huyen de las masificaciones.

–En la búsqueda del turista, también han tomado la decisión de abrir al público monumentos que normalmente permanecían cerrados en los pueblos. ¿Esto está funcionando?

–Sí, está funcionando. Evidentemente, es también sensible a las zonas más turísticas de la provincia y hay monumentos que se salen del mapa. Sanabria está con cifras históricas, la zona de Arribes también está muy potente y luego tenemos la ciudad de Toro. Hablaba antes de la iglesia de Puebla, pero también estoy muy satisfecho con que el Patronato de Turismo haya decidido abrir La Alcobilla. En este mes de agosto, la han visitado casi 1.800 personas. Era un templo conocido, pero que estaba cerrado y ahora se está viendo. Es básico tejer una red para atrapar al turista. Si el visitante va, está todo cerrado o tiene que llamar a un vecino para que le abra, mal vamos. Por eso, consideramos que una de las políticas básicas es la apertura profesional de los monumentos.

–En referencia a la cultura, ¿qué puede hacer la Diputación para que los pueblos tengan una oferta durante el año?

–Es complicado llegar a los 509 núcleos de población. Tenemos una población muy dispersa y eso implica muchas dificultades para ese acceso a la cultura. Aquí hay un elemento muy importante que son las asociaciones culturales de los pueblos. Para nosotros son básicas porque actúan donde no llegan los ayuntamientos. Tenemos ejemplos muy destacados en la provincia.

“Mi opinión personal es que Guarido no será candidato a la Alcaldía en el año 2023”

–El PP celebró en julio su congreso provincial, donde fue reelegido José María Barrios. ¿Qué estrategia van a trazar para tratar de recuperar los grandes ayuntamientos en 2023?

– Ahora, lo que nos toca es trabajar, salir mucho a la calle, escuchar a los vecinos, a los alcaldes y a los concejales, y eso nos llevará a plantear la estrategia de 2023. Haremos todo lo posible por recuperar los ayuntamientos de Zamora, Benavente y Toro, y eso nos otorgará una mayoría suficiente para gobernar en solitario en la Diputación.

–Como concejal del Ayuntamiento de Zamora, ¿cree que están haciendo un buen trabajo de oposición con la vista puesta en lograr la Alcaldía dentro de dos años?

–El trabajo de oposición siempre es muy ingrato, y cuesta llegar a la ciudadanía con los mensajes que quieres enviar, pero estamos haciendo un trabajo serio y pegado a la calle.

–¿Su éxito en 2023 dependerá mucho de si Guarido se vuelve a presentar?

–Nosotros estamos a nuestro trabajo. Evidentemente, si Izquierda Unida tiene catorce concejales en el Ayuntamiento de Zamora es por Paco Guarido, no por IU. Por tanto, el panorama político será de una manera o de otra en función de si el alcalde repite. Mi opinión es que no va a ser candidato. Creo que él piensa que con estos años ya se da por cubierta la etapa municipal, y eso abrirá un panorama político nuevo.