Los responsables de “Slow River Experience” lo tienen claro: el medio rural se enfrenta a una encrucijada. Por un lado, aparecen quienes piensan que las comarcas están condenadas y consideran que la única solución factible es “dejarse invadir” por proyectos industriales que atentan contra el territorio; por el otro, se encuentran aquellos que estiman que hay oportunidades de desarrollo que no afectan al paisaje y a la biodiversidad y que, además, pueden romper con ese “estudia y vete” que parece empujar a los jóvenes lejos de sus casas.

Una idea respetuosa con la tierra

En ese segundo grupo se encuentra Zamora Natural, la marca que impulsa ese “Slow River Experience” que se está celebrando durante el fin de semana en el entorno de los Arribes del Duero y que pretende que los visitantes conozcan el entorno a través de actividades pausadas, en conexión con la naturaleza.

Hay que recordar que esta iniciativa propone tres días de programación desahogada, con paseos en kayak, Paddle SUP en las aguas retenidas de la zona, excursiones BTT, un taller de yoga, observación de los astros y actividades especialmente dedicadas a los niños, como es el caso de la ruta para el avistamiento de gamusinos. También hay espacio para los llamados “baños del bosque”, que inciden en esa idea de convivir con la naturaleza de un modo sano, respetuoso y favorable para bajar el ritmo y reducir el estrés de las personas.

Se trata de un programa pensado para toda la familia y elaborado con vocación de pervivir en el tiempo. La intención de Zamora Natural es que “Slow River Experience” no se quede en una cita puntual, sino que se celebre en otras ocasiones y también en otros lugares. De hecho, sus responsables entienden que la provincia es un lugar idóneo para este tipo de proyectos, que buscan ofrecer un impulso a las comarcas sin dañar su imagen.

En esa línea, los responsables de la iniciativa son conscientes de esa diferencia en la visión del futuro que está dividiendo a la población en Sayago y en otros territorios, y apuestan por la dinamización turística, “por hacer cosas que atraigan a la gente” y por mejorar el territorio en base a los recursos que cada zona ofrece por sí misma; en este caso, en los Arribes del Duero.

Esta visión se enmarca también en el contexto de despoblación que afecta de un modo directo a los pueblos del oeste de Zamora y que requiere de una oferta atractiva para que los ciudadanos se planteen un cambio de vida. Los responsables de “Slow River Experience” han percibido que cada vez hay más gente interesada en tener una casa en un sitio tranquilo, después de una pandemia que le dio la vuelta a muchas certezas.

Asimismo, desde Zamora Natural entienden como una ventana de oportunidad el hecho de que se incrementen los puestos de trabajo a distancia y también que la gente esté mirando la vida desde otros prismas: “Todo esto está abriendo muchas puertas, pero sobre todo muchas mentes”.

Así las cosas, en este escenario, cobra importancia “poner en valor lo que ya hay en el territorio y que es muy atractivo, pero también muy desconocido”. Los responsables del proyecto que se está desarrollando este fin de semana en los Arribes del Duero creen que esa es la manera de enfrentarse a iniciativas que ofrecen dinero fácil, a la instalación de aerogeneradores gigantes o a la eliminación de cientos de hectáreas de cultivo en beneficio de plantas fotovoltaicas.

“Estamos en esa fase y parte del objetivo de Slow River Experience es tratar de transmitir que existe un futuro”, un horizonte basado en la producción ecológica, los negocios de turismo sostenible y un plan de desarrollo “coherente con la configuración del entorno”. El proyecto es “exportable” a otras zonas, y es que la provincia de Zamora, especialmente el oeste, se enfrenta a retos muy similares.

Así, al menos mientras sea posible, las actividades al aire libre, ajenas a la contaminación y preparadas para aprovechar todo lo que ofrece el entorno, seguirán teniendo un espacio de la mano de Zamora Natural, con ideas que parten de la base del respeto por la tierra.