Será el encargado de poner el colofón al X Ciclo Nacional de Magia de Cerca con la conferencia titulada “Del chamán al mago. ¿Cómo la magia se convirtió en un arte?”. El escritor especialista en la cultura del ilusionismo, Ramón Mayrata, llega mañana jueves a Zamora para analizar, desde una perspectiva histórica y antropológica, el mundo de la magia. Será a las 20.00 horas en el salón de actos del Museo Etnográfico, con entrada libre.

–¿A quién va dirigida esta conferencia?

–Zamora es un lugar donde se ha visto muy buena magia, porque hay constantemente actuaciones, festivales y eventos muy bien programados, en los que se ve no solo la magia española actual, que tiene un gran nivel, sino también magos extranjeros de gran calidad. Existe una cierta sensibilidad hacia esta actividad artística, así que pienso que esta conferencia está pensada para gente tiene una serie de preguntas sobre qué es la magia y cómo se ha transformado a lo largo del tiempo hasta llegar aquí. Todos sabemos que bajo la palabra magia hay muchísimas acepciones y formas de hacer completamente distintas, pero a la que nosotros nos referimos es a la magia ilusionista, que es un arte y un espectáculo, aunque no siempre ha sido eso tan claramente.

–¿Cómo llega alguien a convertirse en un experto sobre la historia de la magia?

–Tuve la suerte de conocer a magníficos magos cuando era muy joven, ya que estuve muy unido a la Escuela Mágica de Madrid que formaban Juan Tamariz, Pepe Carrol o Arturo de Ascanio. Por otro lado, tengo una formación antropológica y estuve trabajando en el Sáhara, por lo que tuve la oportunidad de conocer una sociedad completamente distinta a la nuestra, donde todavía se regían por el pensamiento mágico. Este choque fue el que me hizo interesarme en buscar la relación entre esas dos magias, la actual, muy elaborada y cerebral, un arte muy trabajado y con unos fundamentos psicológicos importantes, y esa otra magia que yo había visto en el territorio del Sáhara, mucho más relacionada con las prácticas chamánicas.

–¿Cuáles fueron esos inicios de la magia en la humanidad?

–Estaba muy unida al mundo ritual de las primitivas religiones, a través de las cuales se intentaba tener una relación con el más allá, con los seres sobrenaturales, a los que se consideraba en aquellos momentos que eran causantes de la mayor parte de las cosas. Y se hacía a través de unos intermediarios que eran los chamanes. Ellos tenían una visión de ese otro mundo, de ese otro más allá, porque utilizaban una serie de técnicas muy conocidas como el ayuno, la abstinencia, la ingesta de determinadas sustancias psicotrópicas o la meditación. Para trasladárselas al resto, recurrían a sistemas expresivos como cantar, danzar, contar historias, pintar las cuevas en las que se celebraban esas reuniones o a los trucos de magia. Eran los que permitían a la gente ver aquello que no era tangible, que no existía en la realidad material, pero sí en sus cabezas, como los sueños, los deseos o los seres sobrenaturales.

–¿Se pueden considerar esas técnicas los comienzos de la magia?

–Con el tiempo se convirtieron en las técnicas del ilusionismo. Cuando la sociedad evolucionó, surgió la filosofía, empezó la razón y se desarrolló la ciencia, esa magia de los chamanes se transformó en espectáculo y en una actividad artística, que tendrá su formulación sobre todo a finales del XVIII y principios del XIX como un arte escénico con la misión de seguir transmitiendo a la gente la sensación de que no todo tiene una explicación, de que existe algo misterioso que todavía nos preguntamos. El arte de la magia tiene el sentido de transmitirnos la sensación de misterio en este mundo que está más bien regido por la razón.

–¿Se ha superado esa época de los chamanes?

–Eso creemos, pero en el fondo de la cabeza de cualquiera de nosotros hay una pequeña parte donde sigue existiendo el pensamiento mágico. Veo gente que no pasa por debajo de una escalera, que no abre un paraguas en el interior o que si le toca la butaca número 13 en un espectáculo, devuelve la entrada. Hay que darse cuenta de que el pensamiento mágico ha regido las vidas de la humanidad durante miles de años, mientras que la razón empezó a triunfar desde el siglo XVIII, así que hay muchas cosas que todavía subsisten.

–Pero lo que sí ha evolucionado es el ilusionismo.

–Ahora tenemos un criterio y organización racional de la vida, con todas las limitaciones que queramos, y es cierto que, efectivamente, la magia funciona de forma distinta a la época de los chamanes. Allí el mago hacía que todo fuera posible, lo que veía la gente era algo maravilloso, mientras que en nuestra época, donde somos seres racionales, lo que hacemos es ver con nuestros sentidos. Es decir, si el mago nos hace un juego de cartas y cambian de color, se percibe con la vista, pero nuestra mente racional nos dice que estamos viendo un imposible. Esa es la diferencia que hay entre una y otra magia.

Ramón Mayrata, escrito y especialista en magia. Cedida

–¿Se ha sabido adaptar a los nuevos tiempos?

–La magia siempre ha ido en paralelo al desarrollo de la ciencia. Si vamos viendo cómo se va transformando, en muchos casos lo que va haciendo es readaptar las nuevas concepciones científicas, dándoles una formulación mágica. Hoy en día la magia se nutre de las nuevas tecnologías y hace con ellas de nuevo maravillas. De hecho, la magia ha sido durante mucho tiempo realidad virtual antes de que existiera esa palabra. Y en estos momentos siguen de la mano, creando una doble realidad, en la que muchas veces nos refugiamos para defendernos de la agresión y la dureza de la realidad que nos rodea.

–¿Las nuevas tecnologías nutren esa evolución?

–Pero es un reto siempre para la magia. Ya dijo Asimov que una tecnología nueva que no se conoce no se distingue para nada de la magia. Si por primera vez en su vida alguien ve encenderse una bombilla, cree que es un milagro si no conoce la electricidad, pero luego la gente se acostumbra y ya no tiene esa sensación mágica, la que sientes cuando viajas por primera vez en avión. La magia es el arte de lograr que esa sensación persista y, muchas veces, tiene que usar estas tecnologías para crearla. De hecho, así ha sido desde la remota antigüedad, cuando los descubrimientos ópticos, magnéticos y mecánicos se aplicaban a los juegos de magia. Hoy en día ocurre lo mismo con prácticamente todas las tecnologías.

–¿Cómo definiría esta magia actual?

–La definiría en dos sentidos, porque hay dos tipos de magia que son los que funcionan en estos momentos. Por un lado, está aquella magia que depende muchísimo de la inteligencia, habilidad y capacidad del ejecutante, una cosa directa, sin aparatos, como es la magia de cerca, que de pronto ante nuestros ojos realiza una serie de prodigios sin necesidad de manipulación externa a la propia inteligencia y habilidad del que la realiza. Esa magia tiene una fuerza impresionante. Por otra parte, está la magia de gran aparato, complicada, que utiliza las nuevas tecnologías y descubre nuevos métodos, como que alguien vuele por un escenario, atraviese la Muralla China como hizo David Copperfield o logre hacer desaparecer un avión.

–¿La magia tiene asegurado su futuro?

–Es difícil que algo desaparezca cuando lleva tanto tiempo. La razón de su existencia es esa necesidad del hombre de enfrentarse a su propio destino y que muchas de las cosas que importan a los seres humanos todavía no tienen respuesta.