Quieren vivir sin miedo, poder vivir su sexualidad sin ser observados de reojo como pervertidos, insultados y agredidos. Reclaman algo tan sencillo como “el derecho a existir y ser personas”. Con esos objetivos, y el de visibilizar al colectivo LGTBIQ+ nace la Asociación ZamorLibre, explica su presidente, Adrián Berrocal Gutiérrez. Una veintena de jóvenes de entre 18 y 30 años eligió el 18 de agosto para crear la Asociación, “el mismo día que el franquismo asesinó al poeta Federico García Lorca por ser homosexual”.

–ZamorLibre nace en un momento muy difícil, cuando las agresiones homófobas resurgen.

–Sí, nos empezamos a dar cuenta de que era necesario crear una Asociación tras el asesinato de Samuel Luiz, en julio en La Coruña, mucha gente decía que no era un crimen homófobo pero cuando te matan al grito de “!maricón de mierda!” ya lo es. Están todas las agresiones de Madrid, Barcelona, Valencia..., donde se está atacando a parejas, a niños que ni siquiera son mayores de edad, por el simple hecho de existir, de ser lo que quieran ser.

–¿Cómo se ponen en contacto y deciden reaccionar?, ¿en Zamora el colectivo es grande?

–En Zamora, aunque parezca que no, el colectivo es grande, somos muchos, y muchos jóvenes entusiastas que tenemos ganas de poder ser libres.

Esta ciudad es muy cerrada, muy difícil para el colectivo LGTBIQ, hay miedo a salir del armario

–De que la sociedad entienda que son personas.

–Claro, que existimos. Y estamos cansados también de ver todos los días noticias sobre agresiones a personas homosexuales, a parejas de homosexuales, de lesbianas...y siempre de igual manera: de noche y cuando estamos solos.

–¿Tienen miedo en Zamora?

–Tenemos miedo, yo mismo estuve a punto de sufrir una agresión homófoba en Zamora hace un año aproximadamente, en la calle de Campo de Marte, cuando tenía pareja y nos gritaron “¡maricones de mierda!” y nos intentaron agredir. Tuvimos la suerte de ir con un amigo, si no, no sé qué hubiera pasado.

–¿En Zamora, se sienten con absoluta libertad para vivir como les dé la gana o toca permanecer en el armario?, ¿es una ciudad difícil?

–Es muy cerrada y muy difícil. Muchísima gente tiene miedo a salir del armario en Zamora, muchas personas temen perder a su familia, amistades, el trabajo, tener dificultades para estudiar y es muy duro tener que escuchar esto.

–¿Son personas jóvenes?

–Sí. El otro día hablé con un chico de 18 años al que le asusta contarlo por lo que se está oyendo.

–¿La homofobia es patente en Zamora, incluso en gente de su edad?

–Sí, y cada vez más en gente de mi edad, eso es más peligroso, nos da más miedo, ¿cómo puede ser que desde tan jóvenes crezcan con ese odio?

La muerte de Samuel ha demostrado a quienes lo negaban que sigue habiendo homofobia y que sigue matando

–¿Samuel ha sacudido muchas conciencias?

–Sí, ha hecho ver a mucha gente que negaba la homofobia que sigue existiendo y matando. A Samuel no le mataron por grabar. A mí también me han insultado dentro de un local y he sentido miedo.

–¿Cómo reaccionaba?

–Me iba, mirando para atrás. Cuando vivía en Zamora, muchas noches, si me encontraba con un grupo de chicos y llevaba algo que indicara que soy gay, se callaban todos y se te quedaban mirando. Eso de noche, sin nadie en la calle, te da miedo, son miradas de odio.

–Desde la Asociación, ¿establecerán algún tipo de mecanismo para visibilizar y apoyar al colectivo?

–Claro, queremos visibilizar, apoyar, impulsar el activismo. Si hay una persona que tiene miedo a que su entorno la pueda rechazar, que venga a hablar con nosotros; si ha perdido a sus amigos por salir del armario, que venga a la asociación, que aquí tiene a su nuevo grupo de amigos; si ha perdido a su familia porque no la aceptan, aquí tiene a su nueva familia, así de sencillo. Por ser quien es, no se va a quedar solo mientras la Asociación esté. Ese es el espíritu principal con el que nacemos.

–Si los gais tienen poca visibilidad en esta sociedad, y en Zamora en particular, las lesbianas están bajo tierra, y los trans, los queer..., ni se sabe

–Queremos que se visibilicen todas las orientaciones sexuales, de género, identidad sexual, todas las formas. El colectivo LGTBIQ+ es muy amplio y tiene muchas formas, es momento ya de que se llegue a la igualdad social total respecto de los heterosexuales.

–¿Por qué creen que en el siglo XXI siguen sufriendo ese rechazo tan frontal de una parte importante de la sociedad?

–Es algo que me gustaría saber, ni siquiera yo entiendo por qué quieren hacernos desaparecer. Me hace mucha gracia esa leyenda de que pervertimos a la sociedad, a los menores, ¡no!, si tu hijo ve a dos chicos o dos chicas de la mano, no se convertirá en homosexual; si tu hijo ve a un chico o una chica transexual por la calle, no va a querer cambiar de género; será más abierto, tolerante, no tendremos una sociedad como la actual, en la que se han criado en un ambiente cerrado, en un pasado que nos ha llevado a estos momentos.

–¿Ha habido una involución?

–Lo creo, estamos llegando a un punto de extremismo, yendo hacia atrás; habíamos avanzado mucho en derechos sociales y se está viendo que peligran, el matrimonio igualitario, la adopción..., se está viendo venir. Y es un miedo que tenemos la gente del colectivo.

A mí también me han llamado maricón en algún local de Zamora y me he tenido que ir por temor, y mirando para atrás

–¿Qué les diría a quienes afirman que la inclusión social del colectivo LGTBIQ+, su visibilización social, genera confusión en niñas y niños a la hora de definirse sexualmente?

–Eso es erróneo, yo tengo primos pequeños, de tres y cinco años, saben que soy gay y no existe ningún problema, ni muestran una tendencia a la homosexualidad. Es más, respetan, aprenden desde pequeños que no es ni bueno ni malo, sino que existimos. Nadie elige ser homosexual, si pudiera elegir, elegiría ser heterosexual para no tener miedo a salir a la calle.

–¿Sienten que se les sigue señalando por la calle?

–Sí. Pasear por Santa Clara con mi pareja era como ir con cámaras de seguridad, miradas y cuchicheos, comentarios, “mira esos dos maricones, ¿quién será el activo?, ¿quién será el pasivo?”. Escuchas y te da miedo, no quiero ir por la calle y que todo el mundo me mire. De eso hace solo un año.

–¿Cuál es el camino para eliminar esos prejuicios?

–Educación. Educar en valores de respeto y de ética es la base para crear una sociedad sin ningún tipo de discriminación. El respeto pasa porque nadie se plantee cuál es la opción sexual de alguien con quien se cruza por la calle, no hay más.

–¿Se sienten solos, desamparados socialmente?

–Alguna vez sí, ha habido ocasiones que sí. Cuando a mí me ocurrió, todo eran críticas hacia mi pareja y hacia mí con comentarios como “bueno, se lo habrán buscado”, “algo habrán hecho”, “claro, es que van provocando...” ¿Ir de la mano es provocar?, no puede ser que eso justifique que alguien nos insulte, incluso por darme un beso.

–¿Esas conductas homófobas minan la autoestima de quién las recibe, cómo afectan?

–Es nefasto, te hacen pensar que estás haciendo algo malo, eso pensaba yo cuando me enamoraba de algún chico porque desde pequeños nos dijeron que lo normal es chico con chica.

Es necesario educar a los niños y a las niñas desde el colegio, eso no es adoctrinar, sino enseñar a convivir todos con todos

–¿Eso también tiene que cambiar en los colegios?

–Sí, no por ello estamos adoctrinando a niños y niñas. Igual que se les enseña a sumar, a hablar inglés, hay que enseñarles a respetar y a convivir todos con todos.

–¿Contó con el respaldo de su familia?

–A los 16 años, conté que era gay a mis padres todo fue genial, no le dieron importancia, pero recuerdo que estuve llorando y mi padre me dio un abrazo y me dijo que no pasaba nada; igual que mi madre y mi hermano. Era más el miedo a cómo iban a reaccionar, a si les iba a decepcionar porque siempre hemos oído que “si mi hijo es gay, si mi hija es lesbiana es un deshonor”, ¿qué es un deshonor? Hay que avanzar en eso.

–Hay que dejar de ver sexos y ver personas.

–Claro, Somos personas. Otro prejuicio tiene que ver con esa leyenda de que los integrantes del colectivo somos muy promiscuos y no, somos como el resto.

–¿Cuál ha sido el trato cuando han denunciado estas situaciones en la policía?

–En mi caso, mi amigo habló con el policía antes y este le dijo “¿te parece normal cómo iban por la calle?”. Íbamos de la mano. ¿Cómo alguien que está para defender derechos puede decir algo así?. Es como si yo le pregunto si le parece normal ir de la mano con su mujer por la calle.