La tentación de dar una vuelta en el Porsche descapotable de un cliente venció a la prudencia del empleado del taller mecánico al que un zamorano había acudido para realizar una pequeña reparación en el turismo. El viaje, que podría haberse quedado en mera anécdota para el recuerdo, terminó en pesadilla para el titular del turismo. Se vio involucrado en un accidente de tráfico sin comerlo ni beberlo.

Al filo de la media la noche una llamada de la Policía Municipal de Valladolid rompió el plácido descanso del dueño del Porsche. Al otro lado del teléfono, un agente reclamaba su presencia inmediata en el cuartel de la capital del Pisuerga para dar cuenta de un siniestro ocurrido en la carretera de Fuensaldaña. El vehículo quedó abandonado, con serios daños materiales, tras embestir a otro turismo que apenas sufrió daños, no así su conductor que, al frenar para tratar de evitar el impacto, se lesionó en las cervicales. Tuvo que permanecer 42 días de baja.

El zamorano, que se encontraba descansando plácidamente ya en su casa a esas horas de la noche, creyó que se trataba de un error. “Mi coche está en el taller para arreglarlo”, explicó al policía, quien le insistió en que el Porsche había provocado un accidente a las 22.55 horas de ese 21 de septiembre de 2020 en Valladolid, hasta donde tuvo que desplazarse el titular del descapotable para prestar declaración en el cuartel de la Policía Local.

Las indagaciones de los agentes dieron sus frutos y, finalmente, localizaron a quien iba al frente del volante cuando ocurrió el siniestro. La sorpresa fue total: el empleado del taller. El informe policial que consta en la denuncia relata que el varón, que se había dado a la fuga, todavía desprendía “olor a alcohol al hablar; tenía el rostro pálido; incapacidad de hablar, no atendiendo a lo que se le dice; ojos y comportamiento apagados; y deambulación con dificultad para mantenerse en pie”, según explican fuentes de la investigación judicial. Las pruebas de alcoholemia a las que se sometió arrojaron una tasas de 0,99 y 0,85. Además, la policía comprobó que el acusado circulaba sin disponer del permiso de conducir porque se lo habían retirado. El mecánico tenía ya antecedentes por conducir ebrio.

El dueño del turismo se ve ahora inmerso en un juicio como responsable civil subsidiario de las lesiones causadas al conductor del vehículo con el que colisionó el mecánico, en un accidente por alcance que provocó daños en la parte trasera del perjudicado, según las diligencias. Aunque será la compañía aseguradora del Porsche el que asuma esas indemnizaciones, el zamorano debe comparecer en la vista oral. Concluido ese procedimiento judicial, podrá emprender acciones contra el trabajador del taller, que se enfrentará a delitos contra la Seguridad Vial por conducir bajo los efectos del alcohol y por causar el siniestro.

La condena por sustraer el deportivo de su lugar de trabajo “sin ánimo de apropiárselo”, se quedará en una multa, al establecer la legislación penas de entre 31 y 90 días de trabajos en beneficio de la comunidad o del pago de una multa de 12 a 20 meses si el turismo se devuelve en 48 horas. La benevolencia de esta Ley se debe las andanzas del Vaquilla, el delincuente habitual Juan José Moreno Cuenca famoso en los años ochenta del siglo pasado por sus atracos y sus huidas de la policía en coches robados.