El Decanato lleva seis años esperando que el Ministerio de Justicia habilite en el Juzgado de Violencia de Género de Zamora una sala que permita a las mujeres no compartir espacio con las exparejas a las que acaban de denunciar por maltratarlas. Una deficiencia que debería estar corregida hace años, tantos como los que lleva en marcha el órgano especializado en la materia, más de doce, y que se viene reivindicándose en cada ejercicio sin que la Administración de Justicia se haya hecho eco de esta necesaria medida.

De hecho, el pequeño lugar de paso que existe a modo de recibidor de las oficinas del Juzgado, dotado solo de un banco de madera para aguardar a ser atendido por los funcionarios o la juez, es la única dotación con que cuenta este órgano para que denunciado y víctima esperen su turno antes de prestar declaración ante la juez y el fiscal de Violencia de Género.

Dotación imprescindible

El informe que la juez decana, Isabel Aguado García-Luján, ha hecho llegar ya al Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León apunta que “es absolutamente imprescindible terminar con esta situación” y habilitar una sala en la sede del Juzgado número 5 de Zamora para que la denunciante y su familia y el presunto maltratador no tengan que comunicarse.

La petición ha ido acompañada en alguna ocasión de la sugerencia de que la pequeña habitación que existe junto al despacho destinado al juez se utilice a tal fin. La decana recoge en el documento la solicitud de la propia juez de Violencia de Género, que viene cayendo en saco roto a pesar de que es recurrente, prácticamente desde que entró en funcionamiento esta especialidad una vez aprobada la Ley de Violencia contra la Mujer y que se otorgó la competencia al Juzgado número 5 de la capital.

Aunque se procura que el denunciado permanezca en los calabozos del Palacio de Justicia para evitar ese posible contacto, no se puede garantizar con total seguridad que las dos partes puedan encontrarse en ese pequeño pasillo, lo que supondría un shock para la presunta víctima, situación que debe evitarse. El Juzgado recibe cada año alrededor de 400 denuncias de mujeres contra sus parejas por violencia machista, tanto psicológica como física, lo que justifica la premura para que se dé respuesta a esta solicitud llevada a cabo por el Decanato con el fin de que se habilite una estancia lo antes posible para que el pasillo deje de ser la improvisada sala de espera. Este es un lugar de tránsito común para abogados y procuradores, así como para los funcionarios del Servicio Común de Notificaciones y de Decanato e incluso para ciudadanos que acuden por otras causas a este Juzgado.