Lleva escribiendo casi desde que tiene uso de razón pero hasta 2015 no salió del anonimato a través de sus publicaciones en las redes sociales. Hoy en día tiene ya cinco libros de poemas en el mercado, un canal de youtube, un blog muy activo y numerosas publicaciones en revistas especializadas. Su profundo conocimiento de la poesía lo comparte entre sus alumnos de literatura y el público que asiste a sus charlas y coloquios. Es además un excelente narrador de versos sean propios o ajenos.

Estos días, mientras descansa a orillas del mar, pasea su nuevo “hijo” recién salido del horno.

– Primero fue “La voz estremecida” , ahora “El tacto estremecido”. ¿Qué se trae entre las manos?

– Son el primer y el segundo volumen de una “Trilogía del estremecimiento” que se cerrará en un año o dos con el tercero de los volúmenes. Es un proyecto que viene de largo en el que he estado trabajando desde 2016 y que está viendo ahora la luz.

– ¿Qué es “Trilogía del estremecimiento?

– En el primer libro reflejé más una poesía del yo, de la necesidad de una búsqueda de una voz poética. En el segundo digamos que es más la búsqueda del otro, a través del sentido del tacto, del tocarnos, del rozarnos, del sentirnos, en un momento en el que lo hacemos poco y cuando prima más el contacto a través de una pantalla de ordenador o de un teléfono móvil. Y aún falta un tercero.

– Pues no podía llegar en mejor momento esta segunda parte del poemario con esta “nueva normalidad” que vivimos tan huérfana de abrazos...

– Pues sí. Parece premonitorio. Evidentemente yo no tenía ni idea de lo que iba a suceder cuando me puse a escribir. Pero es que el tacto nos llevaba faltando desde tiempo antes de la pandemia. Hemos perdido el roce, el abrazo desde mucho antes. Las relaciones sociales, las de pareja han cambiado también. Está todo mediatizado por el contacto a distancia. Y esto se ha agudizado con el COVID, está claro.

– ¿Cómo es la vida de los desabrazados, esa vida sin caricias, sin abrazos tan alejada de ese “tacto que estremece”?

– Es lo peor que podemos experimentar. No poder relacionarnos a través de lo que somos. Necesitamos de los demás, necesitamos tocarnos, sentirnos cerca para ser nosotros mismos. Mira, por ejemplo qué le pasa a los niños. Cuando están tristes no buscan de nosotros una palabra de consuelo. Buscan el tacto, que les beses, que les abraces, que estés cerca físicamente. Te buscan para estar contigo. Sin tacto perdemos nuestra esencia, lo que realmente somos.

– ¿Vivimos tiempos estremecedores?

– Entendiendo en este caso el estremecimiento como algo negativo desde luego que sí. No sé que está pasando. Si te paras a analizar los últimos sucesos, el asesinato del muchacho de A Coruña, la paliza al otro chaval en Amorebieta, el camionero que casi mata a otro por una discusión… Estamos viviendo un momento muy negro y muy complicado. Es como si de la pandemia hubiera brotado todo lo peor. Hay un nivel elevado de violencia y muy poca afectividad. Desde luego que es para estar estremecido no por amor sino por todo lo contrario.

– ¿La poesía es un buen refugio ante este mundo siglo XXI bastante disparatado?

– Es un buen refugio para todo. Es una manera de ver el mundo, una forma de estar sobre la tierra. Es un buen lugar donde encontrarnos a nosotros mismos, un rincón donde aún se pueden celebrar el amor, la amistad, las cosas buenas de la vida.

– Es difícil encontrar una voz propia en la poesía de hoy en día?

–Muy difícil. Colaboro como crítico en la revista digital “Culturamas” porque me interesa mucho lo que se hace por ahí. Me gusta entablar un diálogo con la obra de otros autores porque hoy en el mercado editorial se buscan voces que se parezcan unas a otras , vamos a llamarles productos, que tienen un vocabulario limitado. Es lo que demanda nuestra gente joven. Un lenguaje coloquial sin contemplaciones . Un lenguaje muy directo. Encontrar una voz propia es complicado y tiene su precio. Siempre es más fácil convertirte en un best Seller, marcar una moda y triunfar siguiendo un camino determinado que yo no considero que sea el más adecuado. Yo he abogado por la voz propia. Seguir escribiendo y encontrar una editorial que afortunadamente crea en ti. En ti y no en una moda determinada.

–¿Estamos educados para vivir en poesía?

– Es muy difícil. Para los alumnos de los institutos donde yo doy clase de Literatura la poesía es lo peor pero evidentemente por desconocimiento. No les llega. La sociedad ahora mismo vivimos en una pantalla permanente y ellos más todavía. Están acostumbrados a un discurso muy rápido, muy corto, muy fácil, que no les haga pensar más allá. A los chicos de ahora les cuesta mucho reflexionar, leer algo que les requiera tiempo o un elevado grado de comprensión. Les falta vocabulario y el conocimiento de lo que es la palabra en general. Hacer un simple comentario de texto ya les cuesta. Creo que empieza a ser un grave problema generacional.

– Y preocupante de cara al futuro porque ellos son el futuro.

– Trabajo mucho sobre todo ello. Estamos metidos en una dinámica de un mundo completamente acelerado, de un consumo muy rápido. No hay tiempo ni voluntad de tenerlo para la reflexión. Pasamos de una cosa a otra, y otra y otra sin ás. Está todo enfocado a la finalidad. Los chavales viven su vida así. Por ejemplo les importa más la nota final de los exámenes para ver si les admiten o no en la Universidad que el proceso de aprendizaje. Pero es lo que a su vez se les está exigiendo.

– ¿Y usted qué trata de transmitirles como docente?

– Yo trato, en la medida que puedo, ponerles el freno a través de mi poesía o de otras lecturas. Pero que frenen no por nada sino por ellos mismos, para quitarles esa angustia permanente en la que viven. Estamos detectando un creciente número de alumnos adolescentes que están en tratamiento con pastillas por depresión, ansiedad y angustia. Viven permanentemente exigiéndose demasiado y eso no les lleva a ninguna parte.

– Hablamos de la influencia negativa que está teniendo el mundo de las redes en nuestra época. Hablamos de la incomunicación, la rapidez y de la falta de contacto que provoca su uso pero en su parte positiva usted es un gran usuario de ellas.

– En su aspecto positivo son absolutamente necesarias ahora mismo. O estás en ellas o no estás. Hay gente que reniega aún pero hay que pensar que al democratizarse la escritura te puedes encontrar de todo en las plataformas. Pero hay que estar presente. Enseñas lo que haces y aprendes de otros. O todo lo contrario. Hay gente muy buena y gente tremendamente mala. Está la moda de los poetas youtubers, instagramers y tú eliges. También estamos otra gente que intentamos ofrecer contenidos de calidad .Y también tenemos nuestro sitio y nuestros seguidores.

– Cómo se presenta el próximo curso?

– Pues cerrando la “Trilogía del Estremecimiento” y volcándome con mi primera novela. Una distopía centrada en un personaje que acaba escapando de la sociedad para vivir en una cueva. Parece una premonición de lo que nos ha pasado pero ya estaba indeado antes.

– ¿Algo que ver con el mito de la caverna de Platón?

– Nada que ver. En este caso el hombre se mete en la caverna para ver la verdad.