La subida de la luz no ha dejado indiferente a nadie, pero los pequeños comercios son los que más han notado y sufrido este incremento. Bares, peluquerías, carnicerías y tiendas de alimentos, entre otros, son los más afectados.

En menos de un mes, un negocio de barrio, como es la peluquería de Leticia Asas, ha recibido una factura de luz que se ha incrementado hasta en más de 100 euros. Lo mismo ocurre con el bar “La esquina”, cuya fractura, normalmente, ronda los 400 euros y este último “ha llegado a algo más de 520 euros”.

“En la peluquería todo lo que usamos es eléctrico: los secadores, las planchas, las pinzas…”, explica Asas. “La subida nos ha afectado demasiado, pero no podemos hacer otra cosa, a veces prefiero no abrir las cartas para no llevarme un susto”, continua. “En julio me llegaron varias facturas, una era de solo una semana y el precio era de unos 100 euros. Dos semanas después llegó otra de algo más de 200, obviamente esto no es normal”, concluye.

Una quiosquera sujeta las facturas de la luz de su establecimiento. | Ana Burrieza

Con la intención de reducir sus consumos, algunas tiendas de agroalimentación, como es el caso del locutorio “Kini”, han optado por no encender los ventiladores durante el verano por precaución. “Las neveras tienen que estar día y noche enchufados, esta es la única forma que tengo para ahorrar un poco de dinero y de gastar lo mínimo posible”, asevera el propietario del comercio. Hermenegildo Rodríguez, dueño de una carnicería, optó hace unos meses por cambiar de compañía . “Se estaban pasando con lo que me hacían pagar, entonces decidí cambiar y probar en otro sitio”. María del Carmen González, dueña del kiosco Gobe, asegura que muchas empresas le llaman ofreciéndole tarifas, pero “les damos largas porque te cambias de una para otra y al final acabas pagando el doble”.

“Yo estoy todos los días y a todas las horas en el bar, independientemente de la hora que sea”, asevera Irene da Conceicao, propietaria de la taberna La Esquina. “No importa que sean las 10 de la mañana o que sean las 7 de la tarde, si me piden un café tengo que usar la cafetera junto con el lavavajillas, que es de lo que más consume. Además, ahora en verano todas las cámaras frigoríficas tienen que estar conectadas toda la noche y en funcionamiento”, prosigue. “Mi factura ha subido entorno a los 80 o 100 euros, teniendo en cuenta que tengo tarifa nocturna y que mi compañía me hace un descuento del 2%”, finaliza.

Los nuevos tramos horarios son tres: valle, punta y llano. El más barato, el llano, abarca desde las 12 de la noche hasta las 8 de la mañana, horas en las que muchos hogares optan por hacer las coladas o poner el lavavajillas, dos de los electrodomésticos que más consumen; mientras que el tramo valle, en el que el precio de la luz se encuentra en un punto medio, va desde las 8 de la mañana hasta las 10, de las 14 hasta las 18 y de las 22 hasta las 24. Finalmente, el más caro, el de hora punta, comienza a las 10 de la mañana hasta las 14 y entre las 18 y las 22 de la tarde-noche. Además, también se consideran días valles los sábados y domingos y los días que sean fiesta nacional.

Hermenegildo Rodríguez en su negocio. | Ana Burrieza

Todos los veranos los recibos se incrementan debido al uso de los aires acondicionados o a que las personas se pasan más tiempo en dentro de sus casas. En los negocios pasa exactamente lo mismo, y es que muchos de ellos tienen que encender las cámaras frigoríficas para mantener las botellas de agua o carnes frescas y que los helados, tan comunes en esta época estival, se mantengan en su punto de congelación.

Todo este consumo diario se suma a las nuevas medidas que han tenido que implementar algunos negocios, como es el caso Irene da Conceicao. “Con la situación sanitaria que estamos pasando actualmente he decidido instalar un extractor de aire para sacar el aire del establecimiento y que este esté en constante movimiento”.