El destino lleva a dos zamoranos llenos de color y creatividad a la villa guipuzcoana de Rentería. Podría ser el comienzo de una película de comedia, pero lo que mueve a Óscar Martín y su acompañante Joel Pérez es el arte de los murales. Juntos, mano a mano, han sido los encargados de darle color al mural que ya cubre la fachada de la escuela de Rentería situada en el edificio de la antigua fábrica de lino.

Óscar Martín en una plataforma elevadora. | Cedida

“Somos de Moraleja del Vino y acabamos allí gracias a una empresa de Bilbao para la que yo trabajo llamada “Arte y Muralismo” que se dedica a esto”, aclara el artista Óscar Martín. “Conozco al propietario desde hace muchos años, me adentré en este mundo gracias a él y siempre ha querido contar conmigo para pintar un montón de murales por España en general y en el País Vasco en particular”.

Joel Pérez realiza retoques en el mural . | Cedida

Los zamoranos son los ejecutores físicos, sin embargo, la idea y el diseño son de la oiartzuarra Idoia Beratarbide. El significado de la pintura que cubre la fachada rememora la historia contemporánea de las mujeres del pueblo de Rentería y su especial vinculación a la fábrica de lino. Por ello, en la ilustración, el hilo es el conductor que une a las protagonistas. Este diseño fue un encargo para conmemorar el 700 aniversario de la villa y que, además, sirve para lavar la cara del edifico y mejorar su estética.

El proyecto contaba con un coste de intervención de 28.175,20 euros más IVA y debía realizarse durante el mes de julio ya que la escuela permanecía cerrada y las previsiones meteorológicas serían mejores que en cualquier otra época del año.

“Estuvimos una semana en lo que es la preparación de la pared”, comienza a detallar Martín sobre el proceso de creación del mural, “hay que rascar para quitarle la suciedad y las impurezas, después se le da un líquido que fija la superficie y para terminar una imprimación blanca”, concluye. Las dos semanas siguientes, Martín y Pérez se dedicaron a pintar el mural “de sol a sol” bajo la dirección de su autora. El tiempo “aguantó bastante bien” y los muralistas solo se llevaron algún pequeño susto que se acabó quedando en “unas pocas gotas de agua”.

Óscar Martín es un veterano en el arte de los murales, lleva más de siete años dedicándose a ello y las paredes de Zamora acogen varias de sus obras encargadas por el Ayuntamiento. Para Joel Pérez, esta era su primera vez. “Cuando mi compañero me pidió participar y ayudarle en el mural me quedé loco porque yo no tenía ni idea de ese mundo. Ha sido una experiencia en la que he aprendido mucho día a día. A veces trabajaba con mucha tensión porque soy muy perfeccionista y me parecía una gran responsabilidad. Solo puedo decir que trabajar con Óscar es una verdadera maravilla”.