El pinchazo solo dura un momento, lo que tarda la enfermera en decir qué dosis está suministrando y en cuántos días debe volver para la segunda inyección. Los nervios a flor de piel son normales, muchos no recuerdan su última vacuna, y esta es muy importante. “No he sentido nada, me encuentro perfectamente”, confiesa Marcos San José mientras espera sentado los 15 minutos reglamentarios para evitar cualquier reacción. Durante dos días, martes y miércoles, el recinto de Ifeza ha estado vacunado sin descanso a seis nuevas generaciones: las nacidas entre los 1997 y 2002, de 19 a 24 años.

Las colas no son muy largas, y el tiempo de espera para recibir la dosis tampoco es desmesurado. “El martes por la mañana vinieron más personas que por la mañana del miércoles”, asevera Carmen Peláez, una de las enfermeras que ha estado al pie del cañón durante estos últimos meses de vacunación. “Creo que se debe a que la gente prefiere hacerlo directamente el primer día o a primera hora de la mañana, para tenerlo hecho y luego ya despreocuparse”, concluye.

Recientemente, la delegada territorial de la Junta de Castilla y León en Zamora, Clara San Damián, recomendó a los jóvenes que acudieran a su cita en el día y franja horaria para no “interrumpir el ritmo de vacunación” y que no dejarán pasar el llamamiento por estar de vacaciones. De esta forma, los adolescentes de entre los años 2000, 2001 y 2002, que estaban convocados para recibir el pinchazo el miércoles, han cumplido con el consejo de la delegada territorial, independientemente de que se encuentren en plenas vacaciones de verano. “Ya vendrán más años en los que podamos disfrutar del verano y de un descanso merecido mucho mejor que como lo estamos haciendo ahora”, confiesa Marina Martín. “Lo importante ahora”, continúa la joven zamorana, “es que todos nos vacunemos lo antes posible para que acabe todo cuanto antes”.

“Estoy al 100% seguro de que anularía mis vacaciones para venir a vacunarme, tenía muchas ganas de hacerlo”, admite Marcos San José. “Yo prefiero que esto se acabe cuanto antes y poder volver a la normalidad lo antes posible”, confiesa Natalia de la Peña. “Pero luego hay personas que prefieren venir más tarde, porque estén de vacaciones u cualquier otro motivo. Que cada uno haga lo que quiera y lo que le parezca más conveniente”, concluye la joven zamorana. No obstante, otros no tienen tan claro si cancelarían tan esperada cita por unos días de relax, como es el caso de Cristian Barrios, que en caso de haber conocido las fechas de vacunación una semana antes y que, de ser así, le hubiera “pillado” en cualquier otro sitio que no fuera Zamora “no habría venido, me quedaba allí”. “Los que están de vacaciones y no quieren venir, deberían responsabilizarse, más que nada por solidaridad y para que todo esto acabe de una vez”, manifiesta Marcos.

En varias ocasiones, las dosis repartidas para que se suministren a lo largo del día no llegan a acabarse. En ese caso “nunca se tiran, siempre tratamos de que se inoculen”, explica la sanitaria. Si las vacunas ya están cargadas, es decir, dentro de las jeringuillas, solemos llamar a personas que no recibieron la dosis en su momento”, ya sea por que tenían el COVID o porque no pudieron asistir a su cita por estar en cuarentena. Los viales que están sin abrir “se contabilizan y se suman a los que se vayan a inocular el día siguiente”.

En total, 235.000 dosis han sido administradas

Según los datos públicos que la Consejería de Sanidad actualiza a diario, el sistema sanitario zamorano ha inoculado hasta 235.174 dosis, incluyendo la primera y segunda pauta, lo que supone un 93,63% de los viales que se han recibido hasta el momento, con el objetivo de inmunizar a la población. En total, 114.000 zamoranos ya cumplen con el ciclo de vacunación completo, es decir, ya ha recibido las dos dosis, lo que supone un 67% del total.

Con esto, y a la espera de la actualización de los datos de los pinchazos de las generaciones del 2000, 2001 y 2002 por parte de la Consejería de Sanidad, la provincia continúa, un día más, a la cabeza de vacunaciones respecto a las ocho provincias restantes de Castilla y León.