Aurora Maroto Linares recuerda como su madre le contaba que de pequeña estaba todo el día pidiendo que le leyeran un cuento tras otro. Esa prematura fascinación por las historias es lo que le ha llevado hoy en día a formarse como narradora. La madrileña asegura que “actúa en todas partes, pero no en cualquier parte”. Esta noche, Maroto llega a Zamora para el X Festival de Cuentos Eróticos.

–¿Quién es Aurora Maroto?

–Qué difícil. Soy una mujer de Madrid, empecé a contar cuentos porque, cuando tenía 17 años, unas narradoras vinieron a mi instituto y me encantó el trabajo, me quedé fascinada. Empecé a formarme y desde 2013 estoy actuando por distintas comunidades autónomas y en diferentes espacios: teatros, colegios, bibliotecas...

–¿Qué ha aprendido a lo largo de todo este tiempo?

–Lo más importante es tener una historia, hacer el trabajo de investigación y de selección para elegir y contar lo que bajo mi criterio merece la pena ser contado. Una historia tiene que volar, la gente debe conocerla. Después hay que trabajar mucho en ello para encontrar las imágenes que te evoca y crear un imaginario personal.

–¿Cree que es importante la conexión con el público?

–Para mí, lo que más. El público me escucha a mí, pero yo también escucho al público, vamos descubriendo la historia juntos, digamos que yo conozco un paso por delante lo que va a suceder, pero muchas veces en el mismo acto de compartir la historia, es donde aparecen nuevos matices. Lo importante es que nos escuchemos mutuamente y que podamos dialogar para caminar la historia juntos y juntas.

–¿Qué características debe tener una persona para dedicarse profesionalmente a esto?

–Hay que tener conciencia de tu mirada, de tu voz, de tu corporalidad, y saber lo que no quieres contar. Además, el trabajo de investigación que hay detrás de cada historia es muy importante, conocer un relato, saber interpretarlo y llevarlo a la oralidad.

–¿Los cuentos son solo para niños?

–No, los cuentos son cosa de humanidad. Desde el principio siempre hubo alguien que contó lo que había sucedido, o aquellas cosas que había imaginado. Como adulto, es fascinante que te cuenten un cuento, al final es una experiencia íntima, personal, y a la vez es colectivo porque estamos todos juntos atravesando el mismo recorrido. Para mi es una experiencia muy potente y ancestral.

–¿Qué es lo más especial de las narraciones orales para adultos?

–La responsabilidad que tengo. Cuando a un niño no le está gustando algo te lo hace saber enseguida, los adultos tienen esa presión social de intentar quedar bien. Yo intento buscar una historia que creo que va a gustar y organizo la sesión para que al entrar todos puedan olvidarse por una hora de la carga mental que llevan, del trabajo, intento conectar con ellos, que estemos juntos y que de alguna manera dejen eso atrás.

–¿Cómo se sintió al saber que iba a volver a Zamora porque el público había pedido volver a oírla?

–La primera vez que vine a Zamora fue desde el desconocimiento, nunca había estado allí y no sabía cómo era el festival. Me preparé la sesión con mucha ilusión y cuando llegué aquí el espacio era precioso y la escucha de la gente fue estupenda. Cuando Cristian me llamó para decirme que había sido por petición del público, ahora la responsabilidad es muchísimo mayor. Tengo unas ganas enormes de ir y de que guste el trabajo.

–Después de un año tan difícil, ¿cómo siente la vuelta a los escenarios y el contacto presencial con el público?

–Es una emoción inmensa. Ahora mismo estoy muy nerviosa, pero son nervios buenos, con muchas ganas de ir. Que sigan programando y siga habiendo gente con el empeño y la demostración de que se puede hacer cultura desde el cuidado, es muy importante. Y más que el público quiera compartirlo. La emoción es muy grande y que nos podamos volver a ver en carne y hueso, vivirlo en la noche de Zamora, todavía no me lo creo.

–¿Qué prefiere las actuaciones para niños o adultos?

–No podría elegir, pero me gusta mucho contar para adultos. La energía que hay es otra y los textos tienen mucha más profundidad.

–Tiene el Experto Universitario en Malos Tratos y Violencia de Género, ¿utiliza ese enfoque a la hora de narrar las historias?

–Sí, y más que de manera educativa es algo transversal. Nunca voy a contar un cuento en el que no haya mujeres protagonistas. También hay hombre, por supuesto, pero intento no trabajar con la figura de la mujer pasiva en la historia. Puedo contar una situación de malos tratos, pero siempre hay una reflexión sobre qué están aportando los distintos personajes y desde donde se les está mirando.

–Un pequeño avance de lo que tiene preparado para esta noche.

–Vamos a encontrarnos con alguna bruja, vamos a encontrarnos con malentendidos, enredos, líos que van a hacer que al final hombres y mujeres se encuentren. Vamos a tener también algo de amor, el deseo como motor de todo lo que sucede. Espero que nos emocionemos en algún momento, pero vamos a reírnos y a pasarlo bien.

–Para acabar, alguna frase con la que se identifique.

–“Una historia nace cada vez que se vuelve a contar”.