El proyecto Arraigo se apoya en agentes que se encuentran en las provincias y en las comarcas donde opera para crear un caldo de cultivo óptimo que convierta la repoblación en un proceso natural para todas las partes implicadas. Entre esas personas y colectivos que participan, destacan los propios ayuntamientos receptores, que deben ser “aliados esenciales”.

Aquí también aparece la figura del técnico Arraigo, “una persona que conoce en profundidad el municipio y su entorno, lo que facilita su función clave como enlace y fuente de información sobre el empleo, la empresa local y la identificación de vivienda disponible”. Precisamente, los hogares, las empresas y los propios interesados componen otra de las patas sobre las que se asienta este proyecto que pretende llenar de nuevo la España Vaciada.

También se sitúan ahí los vecinos, que “requieren información y comprensión del proyecto”. De hecho, “su implicación y su amabilidad es clave en la acogida de los nuevos pobladores”, según aseguran los responsables de Arraigo. En la misma línea, se busca un encaje de los pobladores en el conjunto de la comarca para que la repoblación funcione y no implique ni conflictos ni decepciones mutuas.

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