Vive por y para la música desde que era un niño. La guitarra fue su primer gran amor pero la composición le sigue de cerca. Ha escrito más de 160 obras de diferentes géneros, da clases en los conservatorios más importantes del mundo, conferencias, exhibiciones de sus obras. Incluso su figura ya ha sido objeto de varias tesis doctorales. David del Puerto es un genio de 57 años al que le queda mucho pentagrama por escribir. El sábado a las 21.00 horas estrena una de sus óperas de cámara más originales en el Teatro Ramos Carrión.

Háblenos del proyecto que le trae a Zamora

–Es una obrita que nació de la colaboración con Mónica Macías, una libretista y actriz argentina. Hacía tiempo que queríamos hacer algo juntos. Y surgió esta “Lilith, luna negra”. Se nos ocurrió la idea de rescatar un personaje con una historia hermosa y no muy conocida.

–¿Quién es Lilith?

–Es la primera figura femenina del Génesis, la primera pareja de Adán, antes de Eva. Una figura de carácter andrógino, mitad hombre, mitad mujer, que desapareció de las lecturas sagradas con el paso del tiempo. Existen muchos mitos y leyendas, tanto en positivo como en negativo sobre ella. Por ejemplo los hebreos cuentan que Lilith y Adán jamás tuvieron una convivencia armónica. Ella se marcha del paraíso por desacuerdos con él y con su relación con Yavhé y se dirige directamente al mar rojo, presa de la lujuria donde se dedica a fornicar sin descanso. Algunos dicen que incluso se convierte en demonio.

–¿Cómo se trabaja un personaje como este?

–Mónica realizó una exhaustiva labor de documentación para la preparación del texto. Al final decidimos acotar la historia a tres personajes clave: Lilith, Adán y Eva creando diálogos de dos en dos que dejan entrever las relaciones que establecen unos con otros. Incluso la de las dos mujeres que acaban convirtiéndose en cómplices y Lilith en consejera de Eva.

–¿Decidieron pronto la puesta en escena?

–Lo que teníamos claro es que iba a ser una obra de cámara, una producción que se pudiera mover fácilmente. Ahora mismo es imposible meterte en un espectáculo de grandes dimensiones, primero por las limitaciones de la pandemia y después porque si no tienes patrocinios es inviable. Así que en este formato pequeño se lo propuse al entonces director del Festival de Úbeda y allí estrenamos en 2019 sin elementos escénicos. Ya después en la Fundación March en Madrid le añadimos la producción.

¿Y cuál es la versión que llega este sábado a Zamora?

–La completa con producción escénica, adaptada eso sí a las características del teatro Ramos Carrión. Como es una obrita reducida y viajera buscamos facilitar también la parte musical que se compone sólo de seis instrumentos que acompañan a las tres voces de barítono, soprano y mezzosoprano.

Su trayectoria como músico pero sobre todo como compositor es apabullante… ¿Qué tal se entienden el uno con el otro?

Bueno, es complicado compaginar ambas labores. Durante unos años dediqué mucho tiempo a mi instrumento principal que es la guitarra. Monté un trío y con ellos realicé varios trabajos. Pero compaginar todo es muy dificil y al final tuve que centrarme en componer.

–¿Cuál es su instrumento de referencia ?

–La guitarra siempre. Es ella la que me genera los apuntes y de ahí sale todo. La guitarra viaja siempre conmigo

Además de músico y compositor es usted profesor y ha impartido clases en los conservatorios más prestigiosos del mundo. ¿Podemos presumir en España de educación musical?

La verdad es que no. Estamos bajo mínimos tanto a nivel educativo y pedagógico como de cultura en general. Creo que hay una dejación absoluta por parte de las instituciones que no le dan ninguna importancia a algo que me parece esencial. No apreciamos la cantidad de cosas que puede hacer la música con la gente. Es un arte capaz de transformar a las personas de por vida.