La Consejería de Educación de Castilla y León fue la primera en implantar el denominado Programa para la Mejora del Éxito Educativo y este mes de julio son 9 profesores de la provincia para los 191 los zamoranos que se benefician de estas clases de apoyo, que se imparten tanto a los alumnos de 4º de la ESO —en los institutos Universidad Laboral y Río Duero— como a estudiantes de 6º de Primaria —como en el CEIP Buenos Aires de Benavente—. En el caso del colegio Medalla Milagrosa, se ofrecen estas clases de repaso a ambos colectivos.

Uno de los docentes que lleva realizando esta experiencia desde hace ya cuatro años es José Barrio Castro, quien durante todo el mes imparte clases de matemáticas, tanto académicas como aplicadas, en el IES Río Duero. “Estoy muy a gusto y tengo la posibilidad de estar aquí para darlas, a lo que hay que sumar la vocación”, justifica sobre su reiterada participación en esta oferta de la administración regional para los alumnos que no han superado los exámenes de junio.

Reconoce que el tipo de alumno con el que trata cada verano en estas clases no varía demasiado de un año para otro. “Suelo tener entre diez y quince estudiantes y salvo uno o dos que han dejado la asignatura desde principio de curso, con los que hay que trabajar mucho más, el resto se ve que aunque haya suspendido, se ha esforzado durante el año y que con una pequeña ayuda, superará la asignatura”, vaticina Barrio.

En su caso, los aspectos en los que más tiene que incidir son la trigonometría y las funciones, con sus representaciones gráficas. “También a algunos les cuesta el cálculo, porque han cogido el hábito de hacerlo todo con la calculadora, pero hay que hacer las operaciones y razonarlas”, considera.

A lo que también se han acostumbrado, tanto profesores como alumnos, es a continuar con las medidas COVID también en estas clases de apoyo. “El verano pasado, que solo se ofreció este programa en el IES Universidad Laboral, fue cuando comenzamos a tomar todas estas precauciones con las que luego nos hicimos perfectamente en septiembre”, recuerda.

Junto a las matemáticas que él imparte, se reparte las horas lectivas de la semana —de lunes a viernes— con los compañeros que explican las materias de lengua e inglés. “No he comprobado las estadísticas para saber cuántos de nuestros alumnos aprueban luego en septiembre, pero cuando me encuentro con ellos, me dan buenas noticias, así que eso también te hace estar muy satisfecho con el trabajo de este mes”, agradece. La merecida recompensa es obtener el título de Educación Secundaria Obligatoria, que les abrirá las puertas a seguir formándose en Bachillerato u optar por un ciclo de Formación Profesional.