“Nunca pensé que algo así podría pasar. Ni los más mayores recuerdan algo igual”. Astrid Blanco Fernández reside en la región de Nordrhein Westafalen, a 20 kilómetros de Colonia y a unos 60 de las zonas más afectadas por las lluvias caídas días atrás y que hicieron desbordarse el Rhin en Alemania. Nacida en el país germano, pero de madre zamorana (“son mis raíces”, recalca), muestra su estupefacción por haber sido testigo de las fuertes tormentas que han causado más de un centenar de muertos, además de cuantiosos daños materiales.

Las previsiones meteorológicas que Astrid escuchó, como el resto de sus convecinos, indicaban que habría un cambio brusco del tiempo y fuertes lluvias, pero la magnitud de lo sucedido superó cualquier aviso. Ese martes por la mañana Astrid condujo, como de costumbre, hasta su trabajo en Düsseldorf, a unos 40 kilómetros de su residencia. Cuando salió, sobre las cinco de la tarde, unos negros nubarrones cubrían el cielo. “Empezó a llover, cada vez de una forma más intensa, pero como circulaba por la autopista tampoco percibía la extrema gravedad de lo que estaba sucediendo. Al abandonar la vía ya vi a la Policía y una larga cola de coches. Al llegar al pueblo me encontré con que todo se estaba inundando, no se podía circular. El agua casi me cubría las ruedas del coche, era como atravesar un río. Tuve verdadero miedo. Tardé dos horas en recorrer los últimos nueve kilómetros hasta mi casa”.

La vivienda de Astrid Blanco está situada en lo alto de la montaña. Desde allí veía escenas dramáticas de vecinos, ladera abajo, que acarreaban sacos para tratar de salvar sus pertenencias del agua que inundaba sótanos y otras estancias. “Estamos en el valle del Rhin, a unos veinte kilómetros del cauce. Las inundaciones se han dado en otras ocasiones, pero como esto jamás, nunca con esta fuerza. En la zona más afectada hay casas viejas de madera que no han resistido, el agua se las ha llevado”, describe. Todavía no se sabe con exactitud cuántos fallecidos dejan las inundaciones: las últimas cifras oficiales se acercan a las 200 personas. “Al menos otras 300 personas no han podido volver a sus casas. Están realojadas, pero lo han perdido todo”.

Astrid y su sobrina zamorana, Alba, durante unas Navidades en Alemania en una calle afectada por las inundaciones.

Astrid y su sobrina zamorana, Alba, durante unas Navidades en Alemania en una calle afectada por las inundaciones. Cedida

La zamorana de origen trabaja en una agencia de la Seguridad Social alemana. Muchos de sus compañeros forman parte de la población que ha visto cómo, en tan solo horas, la lluvia destruía todo lo que tenían, incluido un techo bajo el que guarecerse. Por eso, en su trabajo, se ha iniciado una colecta para ayudar a quienes se han quedado en peor situación.

Para Astrid no hay duda de que, detrás del fenómeno meteorológico que dio origen a la tragedia, se encuentra el cambio climático. Ese es el debate más extendido en Alemania y la zamorana cree que urge una solución que entraña el acuerdo de todos los países del mundo. “Esto afecta a todos, políticos, porque son los que toman las decisiones, pero también a los ciudadanos de a pie. Debemos tomar conciencia de las consecuencias que entraña vivir en una sociedad donde priman el dinero y el consumo. Compramos sin necesidad y desperdiciamos continuamente, sin pensar. Hemos de reducir las emisiones de CO2, pensar antes de viajar, detenernos en lo que compramos. Debe ser un esfuerzo compartido, porque el planeta está en serio peligro”.

Quienes pudieron librarse de lo peor retoman su vida con normalidad pero siguen pensando en sus vecinos. Ayer domingo, en el pueblo de Astrid Blanco volvía a lucir el sol: “Estamos a treinta grados, en pleno verano”. Aunque, a la luz del día, todo el devastador escenario se presenta en toda su crudeza. “Hay mucho barro que se va a secar con el calor, y eso todavía hará más duras las labores de rescate que se están llevando a cabo”.

La tragedia puede mover la balanza en las próximas elecciones

Influencia en las elecciones federales

A dos meses de las elecciones federales en Alemania, previstas para el 26 de septiembre, las graves inundaciones y el fracaso en la prevención pueden marcar los resultados en los comicios. Es un debate abierto entre los alemanes que, a priori, podría beneficiar al partido de Los Verdes. Astrid, que conserva la nacionalidad española, ve factible esa influencia, aunque no se atreve a pronosticar de qué lado se decantará la balanza. “El cambio climático es el centro del programa de Los Verdes y en conservar el planeta todo el mundo está de acuerdo. Otra cosa es afrontar el coste de que todo nuestro mundo funcione con energías renovables. No todos pueden permitirse una calefacción sin emisiones o adquirir un coche eléctrico”. Por ello, incide en la necesidad del acuerdo y de un esfuerzo “mundial” que urge. Los escenarios devastadores ya no son exclusivos del Tercer Mundo. Ocurren el corazón de Europa. ¿Puede eso ayudar a tomar conciencia? “Quizá”, elucubra una preocupada Astrid Blanco.