“A las burbujas les encantan los aplausos, son muy voladoras, van y vienen por donde el viento las lleve”. Con esta presentación, el hada de las burbujas da comienzo al espectáculo por el que quince niños pequeños han decidido que valía la pena madrugar un fin de semana. Al grito de “¿os gustan las burbujas?” comienza una hora de magia e ilusión en la que niños y adultos se envuelven entre la música y el espectáculo hasta olvidar que se encuentran en el patio interior de la Biblioteca Pública.

La artista de las burbujas es Sandra Hernández, una educadora especializada en la pedagogía Waldorf. Este método de enseñanza busca el desarrollo de los niños en un ambiente libre y cooperativo, sin someterlos a exámenes y con un fuerte apoyo en el arte y los trabajos manuales. Con estos talleres, Hadalana pretende fomentar la creatividad y la imaginación de los más pequeños, algo fundamental para su desarrollo.

Como todas las actividades realizadas en estos tiempos, la asistencia al taller requería de inscripción previa y el aforo estaba limitado. Antes de empezar el espectáculo, la artista recordó a los niños que no podían levantarse de sus sillas para ir a explotar las pompas. Sin embargo, la emoción y el frenesí ante las dimensiones estratosféricas de las burbujas hicieron que algún “culo inquieto”no pudiera resistirse y saliera a la caza de la pompa.

Niños disfrutan del espectáculo de burbujas gigantes. | Emilio Fraile Clara Gordo

La educadora asegura que este tipo de espectáculo lleva a los niños a un “estado de magia” dentro del mundo fantástico tan particular que tiene cada uno de ellos en su cabeza. “A los “peques” les produce mucho asombro, es increíble ver cómo disfrutan. Las burbujas siempre traen como ese mundo onírico, de fantasía. Al final de los espectáculos los adultos que los acompañan siempre me dicen que han vuelto a ser niños. Es muy gratificante conseguir despertar esas sensaciones”, comenta Hernández.

Además del espectáculo, los participantes del taller pudieron disfrutar en familia de la mezcla mágica de agua y jabón y poner en práctica los trucos que habían aprendido.

El secreto del nombre artístico con el que se conoce a Hernández se encuentra en la unión de las hadas, el ser mitológico favorito de su infancia y la lana con la que trabajó su madre durante toda la vida en su ciudad natal, Béjar. Confiesa que el apodo de Hadalana es un homenaje a ella.

El sábado 24 de julio, Hadalana volverá a la biblioteca para ofrecer un nuevo espectáculo “El país de los cuentos y las burbujas”, un teatro familiar que fusiona la narración con las burbujas. La entrada es libre hasta completar el aforo.