Suena la música en una de las salas de la Biblioteca Pública y los diez aspirantes a pequeños bailarines contemporáneos dejan “fluir” sus pequeños cuerpecitos, simulando los brazos de gacela de la gran Isadora Duncan o la fuerza expresiva de la también mítica Martha Graham. Así es "Confidance”. Un taller didáctico basado en la declaración del 2021 como el Año de la Paz y la Confianza por parte de la ONU. “La danza contemporánea es una disciplina que, como la música, es capaz de aunar a todos los países, a todos los idiomas. No impone barreras para disfrutarla. Además la danza aporta confianza en uno mismo porque es un ejercicio de autoconocimiento a través del movimiento corporal”, dice Rosa Encinas, bailarina y experta en crear actividades de este tipo para niños. “Practicamos ejercicios y movimientos de danza que fortalecen su autoestima y la confianza en ellos y también en los otros” añade Judith Martínez, bailarina profesional que se ha unido al proyecto”.

La bailarina Judith Martínez atenta a los movimientos de los niños | J.L.F

Confianza, autoconocimiento, reafirmación... las dos monitoras consideran fundamental el aprendizaje temprano de estos conceptos para ser adultos más sanos: “Si uno tiene confianza en sí mismo desprende confianza hacia los demás. Parece un poco idílico pero si uno tiene ese autoconocimiento no siente envidia. No tiene el deseo de tener lo que tienen los demás. Eso te lleva a cumplir tus propias metas sin necesidad, por ejemplo, de llevarte a nadie por delante”, asegura Encinas.

Además de bailar, los participantes en el taller disfrutan de un recorrido audiovisual por las biografías de grandes bailarines contemporáneos que llegaron a lo más alto a base de superarse a sí mismos: Isadora Duncan, Merce Cunningham, Martha Graham, Pina Bausch… “A los niños les encanta ver vídeos. Tienen una cultura completamente audiovisual. Les ayuda a fijar más rápido los conceptos, a asumir rápidamente la idea de que todo es posible, con el cuerpo, con la danza o con cualquier cosa.”, afirma Martínez.

La bailarina asegura que “A través de estos personajes que los niños están conociendo, ven cómo cada uno puede expresar su opinión en formas infinitas, ven cómo se puede conectar con uno mismo y con nuestro cuerpo en un momento en el que todos andamos tan desconectados”.

La danza, una extraordinaria terapia también para adultos

Judith Martínez es una bailarina contemporánea profesional de origen vasco y formada entre Bilbao y Barcelona. Hace un año que se instaló en Fermoselle, debido en parte a la pandemia pero también al amor que le trajo hasta aquí. Comenzó a dar clases en la Academia de Carmen Ledesma y allí conoció a Rosa Encinas, alumna de la academia y una zamorana que lleva trabajando en didácticas de todo tipo desde hace varios años. Las dos han arrancado con entusiasmo este “ConfiDance” para niños. Un taller que tiene mucho de terapéutico y que no nos vendría mal a los más mayores: “Estamos estudiando la posibilidad de hacerlo. Es una experiencia muy enriquecedora. La danza contemporánea es muy orgánica y muy natural. No necesitas ser Nuréyev para practicarla. Sólo tener ganas y determinación. Y sobre todo perder la vergüenza. Es lo más importante. Porque estamos llenos de vergüenza y tapujos a la hora de mover el cuerpo. Lo hacemos a diario en nuestra vida cotidiana, pero parece que al entrar en una sala tenemos que demostrar ser alguien extraordinario y no es así”. Las trabas que nos ponemos a lo largo de los años nos acaban convirtiendo en seres cada vez menos libres”. Danza terapéutica para adultos. Sin duda una una buena alternativa porque a veces el diván del psiquiatra no es suficiente.