Hierro, terciopelo y madera. Rodamientos, pistones y muelles. Vinilo y cristal. Martillos, cuchillas y canicas. Todo ello se fusiona y cobra sentido en la exposición “Arte-factos de un alquimista”, que se puede disfrutar en el Museo Etnográfico de Castilla y León. El alquimista es Javier Vila Tejero, artista toresano que supo aprovechar esa afición de coleccionar objetos cotidianos “con alma” para transformarlos en piezas únicas e incluso mágicas, que ahora se entremezclan con las piezas cotidianas de la sala -1 de la colección permanente del museo. De hecho, si no fuera por la cartela en color rosa que acompaña a cada una de ellas, los objetos de esta nueva exposición “escondidos” en las vitrinas de la sala pasarían desapercibidos al ojo del visitante, puesto que parecen un elemento etnográfico más de la colección habitual.

Original combinación de cuchillas “clavadas” en una piedra. | E. Fraile

Es el propio artista —fallecido poco antes del inicio de la pandemia— quien da la bienvenida al público con un escrito que es una avanzadilla de lo que se va a encontrar. “Recuerdo una viñeta de “El Roto” en la que un hombre deambulaba por un vertedero y expresaba un pensamiento: “Esto antes que basura fue riqueza”. Pues bien, esto que ustedes ven es justo el proceso inverso, es decir, mi alma de chamarilero me ha convertido de alguna forma en “alquimista” recogiendo todo tipo de objetos y transformándolos” se puede leer en el gran cartel de entrada, con piezas más escultóricas.

Propuesta de transformación de un ordeño realizada por Javier Vila. Cedida

Con inmenso cariño y admiración, su hija Inés Vila recuerda que a su padre se le acrecentó esta vena creativa —de la que bebió también de la mano de su tía, Delhy Tejero— cuando se jubiló. “Él era aparejador y se dedicaba sobre todo a la rehabilitación. Pero además, desde pequeño coleccionaba muchísimas piezas. Iba al rastro y miraba los objetos con gran devoción, buscando los que tuvieran alma y que estuvieran hechos de manera artesanal. Todo lo que fuera especial le llamaba la atención”, rememora.

Una de las esculturas que combina hierro y madera. | E. Fraile

Esa afición le otorgó gran cantidad de materia prima para explotar su vena artística cuando tuvo más tiempo. “Ha sido un hombre que se ha dedicado mucho al taller y estas colecciones surgen de su saber mirar a los objetos”, asegura su hija, quien también destaca esa capacidad por mezclar materiales. “Tiene de todo, pero destaca ese guiño que hace a la niñez, por el uso de las canicas y de los rodamientos”, pone como ejemplo.

Satisfecho con que esta exposición sea al fin una realidad está el director del museo, Pepe Calvo, quien considera que, “en primer lugar, la intención es rendirle un homenaje” y valora las piezas de la colección. “Nos gustó mucho el juego de que un objeto común, incluso amortizado, que seguramente tenía como destino el basurero o el olvido, sea capaz de transformarlo en otro que gira en torno a lo artesano y lo artístico y que sugiere muchas cosas, ya sean poéticas o críticas”, resume.

Por otra parte, Calvo destaca también el valor etnográfico que destilan estas piezas. “Tienen un tinte de museo tradicional y nos pareció delicioso que pudieran convivir con sus hermanas, que están aquí desde otra dimensión”, compara.

“Arte-factos de un alquimista” se podrá visitar en el Etnográfico hasta el próximo 7 de noviembre, de martes a sábado, de 10.00 a 14.00 horas por la mañana y de 17.00 a 20.00 horas por la tarde, además de los domingos, en horario de 10.00 a 14.00 horas.