Llega a Zamora con la emoción reflejada en el rostro. Acaba de ser nombrada Doctora Honoris Causa por la Universidad de Salamanca al ser considerada un símbolo de la libertad tras su incansable lucha contra el régimen totalitario de Nicolae Ceaucescu: “ Para mí es un honor muy grande. No es sólo un premio. Es como si me otorgaran un título de nobleza. Es algo que tiene un significado que va más allá de mí. Se convierte en un vínculo entre las dos partes de Europa”.

Ana Blandiana sonríe y nunca deja de hacerlo. Es una mujer elegante, de voz suave y mirada serena a pesar de las heridas, las ausencias acumuladas y de una vida que no ha sido precisamente un camino de rosas: “Mi infancia y mi adolescencia no representan un oasis de luz o un paraíso. Fueron las etapas más difíciles de mi vida. El terror máximo, la represión máxima del régimen comunista rumano se desarrolló en los años 50. Yo era solo una niña”.

Durante aquel primer tiempo oscuro, represivo y asfixiante, Ana tuvo que asumir la detención y la posterior muerte de su padre. También la imposibilidad de expresarse libremente aunque nunca dejó de hacerlo: “Empecé a escribir poemas antes de saber escribir y para sobrevivir he tenido que escribir poemas. He escrito poemas en momentos buenos pero también en momentos muy malos”.

Su obra estuvo permanentemente censurada a tal punto que Blandiana ostenta el récord de prohibiciones frente a cualquier otro escritor de su país. Ana resistió a todo aquello y convirtió su poesía en lo que el español Gabriel Celaya definiría como “un arma cargada de futuro” o lo que es lo mismo, la literatura como salvavidas en un momento en el que apenas asoma un rayo de esperanza: “Puedo ponerte un ejemplo de naturaleza histórica. En las décadas 50 y 60 en las cárceles de Rumanía se resistió gracias a la poesía. Tanto los escritores como la gente normal que en aquel momento estaban presos, utilizaron la escritura como un ejercicio intelectual y también espiritual para poder permanecer sanos. Los detenidos no tenían ni lápiz y ni papel. Para “escribir” se necesitaban tres personas: la que componía los poemas, la que los escuchaba y memorizaba y por último la que los transmitía a través de lenguaje Morse. De esta forma circulaba la poesía en mi país en aquellos tiempos. Cuando se vaciaron las cárceles en 1965 la gente volcó esos poemas a papel y hubo una explosión de publicaciones tras la revolución de 1989. Muchos autores, ya siendo hombres libres, jamás volvieron a escribir”.

30 años después del final de aquellos tiempos convulsos, Ana Blandiana se ha convertido en una figura casi legendaria en su país y en un referente de la literatura rumana a nivel mundial. Ha publicado un sinfín de poemarios, ensayos, libros de relatos y novelas sin dejar nunca de lado su activismo cívico y político y su crítica social.

La escritora vive con estupor los actuales tiempos de la postpandemia: “Al principio cuando estábamos todos bajo el estado de alarma, pensé que esto nos haría mejores, más solidarios, que la gente se uniría más aún. Pensé que era una gran ocasión para sacar de esta experiencia algo bueno. Definitivamente creo que me equivoqué. La tecnología ayudó a mantenernos en contacto. A la larga nos acabará aislando más todavía”.

Candidata al Nobel en Zamora

Lleno absoluto, emoción contenida y más de una lágrima en la presentación en Zamora de “Variaciones sobre un tema dado”, el último libro publicado en España de esta autora rumana que podría convertirse pronto en candidata al premio Nobel de Literatura.

Editado por la Colección Visor de Poesía, sus 150 páginas componen un largo poema de amor escrito por Blandiana tras la muerte de su marido Romulus Rusan en 2016, escritor, activista político y duro opositor a la dictadura rumana como ella: “Para mí es un libro muy especial. El más especial de todos. En realidad no lo escribí con la idea de publicarlo. Fue simplemente una solución para poder sobrevivir” .

Con voz suave y cadenciosa, la poeta deslizó ante un público atento y entregado algunos de los fragmentos que componen esta dolorosa elegía que sin embargo está llena de luz “Es un libro escrito sobre una separación en el que se demuestra que realmente la separación no existe. Es mi libro más metafísico. Un poema de amor acerca de la inseparabilidad a través de la muerte, el amor más allá de la muerte”.

Un recitado a dos voces, en rumano por la propia Blandiana y en castellano por su inseparable traductora Viorica Patea que emocionó hasta la lágrima porque como bien dice la escritora “el duelo, la pérdida, la muerte, la soledad traspasan el lenguaje. Y la poesía es la más eficaz de las terapias. Incluso un medicamento para el alma. La gente que compra este libro busca consuelo y la poesía que no tiene ninguna utilidad en este caso sí que la tiene”

Con su visita a Zamora Ana Blandiana se despide de España por el momento. Volverá tras el verano para participar en el festival poético de Granada y en la Feria del Libro de Madrid. El camino ha sido duro y lleno de sinsabores. Pero su reconocimiento actual como una de las más grandes poetas europeas es ya indiscutible.