Una eucaristía al mediodía en la iglesia de María Auxiliadora se convertirá en el sencillo pero sentido homenaje que Zamora realiza hoy a la congregación de los salesianos, presidido por el obispo de la ciudad, Fernando Valera. Se termina así una etapa de más de setenta años de servicio en la diócesis de Zamora, puesto que el próximo septiembre la dejarán para comenzar en un nuevo destino al servicio de la Iglesia.

Desde la diócesis se subraya “el importante legado que dejan en esta tierra” tras asentarse con el proyecto educativo de la Universidad Laboral “que impregnó en cientos y cientos de alumnos el espíritu y los valores de don Bosco”. Esta etapa comenzó en 1953 con la Universidad Laboral de Zamora, iniciada al amparo del Patronato de la Fundación San José, la más antigua de este tipo, que posteriormente pasó a denominarse Centro de Enseñanzas Integradas y hoy se ha convertido en un instituto con Secundaria y Formación Profesional. La acción educativa y docente se centraba en la FP y la ingeniería técnica, “tanto con internos de todas partes de España como con externos de Zamora, provenientes del Mutualismo Laboral y en régimen becario”, detalla la diócesis.

Construcción del edificio de los salesianos en Zamora, en la década de los 50 Archivo

La comunidad salesiana osciló entre cuarenta hasta 16 en los últimos tiempos, contando siempre con la colaboración de seglares en la docencia y otras actividades. Contaban con servicio de cocina, que era atendido por las salesianas, mientras que el lavado de ropa era misión de las clarisas de la calle Unamuno. Las actividades extraescolares, culturales y de formación religiosa completaban la labor docente de cara a una formación integral.

Por otra parte, la iglesia de la congregación, María Auxiliadora, tuvo una notable incidencia en la zona, con misas diarias y dominicales. “Las fiestas, sus novenas, los grupos de cooperadores y voluntarias de don Bosco, el oratorio de los domingos, los niños y niñas de Zamora atendidos son exponentes de esta presencia y su repercusión”, ponen como ejemplos.

El edificio Rey Fernando, en la avenida Requejo, permaneció a medio construir durante una década y popularmente se la conocía como “la grillera”, por el aspecto del esqueleto de hormigón.

En septiembre de 1980 los salesianos dejan la dirección de la Universidad Laboral y el obispo Eduardo Poveda les pide atender el culto de María Auxiliadora y las clases de religión del centro educativo, que pasa a llamarse Instituto Nacional de Enseñanzas Integradas. A esa labor se le suma llevar la animación pastoral, litúrgica y social de la parroquia de Nuestra Señora de la Natividad. “Fue muy significativo el trabajo conjunto con las hijas de la caridad en los proyectos de pastoral parroquial, atención al dispensario, grupo scout católico y guardería infantil”, se recuerda. En esta etapa destaca la puesta en marcha, a través de Cáritas, de Proyecto Hombre, que siete años más tarde deja a cargo de la diócesis, quien sigue pilotando esta iniciativa terapéutica educativa en favor de jóvenes y sus familias.

Parroquia de María Auxiliadora. José Luis Fernández

La última fase arranca en 1997, cuando la diócesis erige como parroquia a María Auxiliadora y la Inspectoría Salesiana nombra el párroco y vicario. Los objetivos de esta parroquia pasan por llegar a una pastoral juvenil sólida, para dar un tinte salesiano, implantar la catequesis familiar y corresponsabilizar a los seglares en la marcha de la comunidad parroquial. En esta línea se funda el Centro Juvenil Trascampus, con actividades formativas, lúdicas y de estudio, “que ha supuesto una gran ayuda a niños, adolescentes y jóvenes en su formación integral”, subrayan.

En este tiempo a su trabajo hay que sumar clases de religión, cursillos prematrimoniales, la Adoración Nocturna y la colaboración con la página de Religión de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, entre otros.