Zamora sigue con la mascarilla puesta. A pesar de que la obligatoriedad de usar esta protección en exteriores ha decaído este sábado, la estampa en la ciudad ha seguido mostrando a una amplia mayoría de viandantes con el rostro cubierto. Por el momento, impera la prudencia, más allá de algunas personas que sí han decidido guardar la mascarilla en el bolsillo, bajársela hasta la barbilla o atársela en el brazo.

Ese uso mayoritario del "cubrebocas" está facilitando la vida de los comerciantes de la ciudad, que han destacado este sábado el buen comportamiento de sus clientes, más allá de algunas excepciones. El grueso de los ciudadanos accede a los establecimientos con la mascarilla, como marca la norma que dicta que esta prenda todavía es obligatoria en espacios públicos interiores.

Ahora bien, algunos dueños de los comercios de la capital sí están empezando a ver algunos comportamientos que les hacen dudar de que ciertos clientes vayan a mantener la responsabilidad sin caer en relajaciones como la de dejar la mascarilla en casa e intentar acceder a las tiendas sin ella.

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En ese sentido, algún comerciante del casco antiguo ya está valorando la posibilidad de comprar mascarillas para colocarlas en la entrada, por si sus clientes aprovechan la coyuntura para salir a hacer sus recados sin la protección correspondiente.

En todo caso, Zamora ha entrado en esta nueva fase con una sensación de normalidad, sin grandes problemas y con una imagen que apenas se diferencia de la de jornadas anteriores.