“Acabé la escuela y me puse a trabajar, que entonces era una opción de lo más normal. Entré de aprendiz con 14 años en la bodega. Estuve dos años de aprendiz y luego pasas a peón y así he estado toda la vida, también de encargado”. Es José María Rodríguez Calzada, premio a la Lealtad a la Empresa de la Cámara de Comercio.

—¿Qué trabajo realiza en la bodega?

—Un poco de todo, estuve algún tiempo en la embotelladora, pero fundamentalmente de bodeguero.

—Es más conocida la bodega Fariña de Toro, pero ¿es importante la de Casaseca de las Chanas, no?

—Ahora tres cuartas partes de la producción se han ido a Toro, pero la bodega de Casaseca de las Chanas ha sido muy importante. Ha habido épocas en la que todos los agricultores de la zona y prácticamente de toda la provincia traían uvas a la bodega. Ahora Fariña tiene ya más viñas propias para elaborar los vinos.

—¿Dónde está el éxito de Fariña?

—Ha sido una empresa que comenzó como una iniciativa familiar, pequeña, pero poco a poco ha ido innovando y se ha hecho un hueco a nivel mundial, porque exporta vinos a todas las partes del mundo. La creación de la Denominación de Origen Toro fue fundamental.

—¿Ha cambiado mucho la forma de trabajar?

—En esencia lo que hacemos es lo mismo siempre, machacar la uva, para extraer mosto y ponerlo a fermentar para sacar el vino. Las bases son también las de siempre, buen género, buena uva y limpieza. Pero la tecnología que se utiliza ha cambiado muchísimo claro, porque cuando empezamos casi se pisaba aún la uva con los pies, mientras que ahora hay prensa hidráulica, los depósitos de acero inoxidable…

—Fue usted alcalde de su pueblo, Casaseca de las Chanas.

— Doce años. Quitabas algún ratito a la empresa, que nunca me puso pegas, pero robabas más tiempo a tu familia.

—El premio se llama lealtad a la empresa. ¿Se siente parte de Fariña, aunque sea un empleado?

—Formo parte de la bodega. Empezamos cuatro personas, y ahora estamos 40 o 50, he visto crecer a los hijos y he pasado ya por tres generaciones de empresarios.