El tren madrugador entre Zamora y Madrid volverá a funcionar el próximo 21 de junio. Para entonces, habrán transcurrido más de quince meses sin el servicio ferroviario que conectaba las dos ciudades a primera hora de la mañana, el mismo tiempo que habrá pasado desde el inicio del primer estado de alarma decretado en España para contener el avance del coronavirus. Durante un tiempo, la eliminación de esta frecuencia se aceptó como una consecuencia lógica de las restricciones a la movilidad; más tarde, empezaron a surgir voces que reclamaban su regreso; después, esas peticiones se convirtieron en un clamor.

Ya en esta última fase, se abrió un periodo de negociaciones que se prolongó durante casi tres meses; el tiempo que medió entre la primera reunión seria para abordar el regreso del tren madrugador y la confirmación definitiva de su puesta en marcha. A lo largo de estas semanas, las reuniones, las llamadas y los contactos se multiplicaron en aras de alcanzar una solución que convenciera a todas las partes. De un lado, el interés de Zamora; del otro, el de Renfe; y, por el medio, la mediación política y ministerial.

Según las fuentes presentes en la negociación consultadas por este medio, hasta marzo de 2021, apenas hubo movimientos. Sí se produjeron algunas conversaciones en torno a la importancia de esta conexión para Zamora, pero siempre bajo la premisa de que la seguridad sanitaria mandaba. Esa lógica imperó también en los primeros meses de este mismo año. La explosión de la tercera ola aparcó un regreso que se consideraba imposible en esa coyuntura.

Para entonces, el presidente de la Diputación, Francisco José Requejo, ya había intercambiado varias cartas con Renfe. Algunas de ellas, incluso, durante el otoño de 2020. Las fuentes de la negociación consultadas por este medio aseguran que, durante aquella fase de la pandemia, no había nada que hacer. Todos los movimientos que desembocaron en la recuperación del tren madrugador se desarrollaron una vez se calmó la ola generada por los encuentros navideños.

Los participantes en las reuniones afirman que la primera toma de contacto tuvo lugar en marzo, durante la cita que concertaron el parlamentario nacional socialista por la provincia, Antidio Fagúndez, y el gerente de Renfe en Castilla y León, Teodomiro González. En este encuentro, el diputado planteó la importancia de recuperar el tren madrugador para la provincia y de incrementar el número de frecuencias entre la ciudad y Madrid.

Desde este contacto inicial, uno de los argumentos esgrimidos por los responsables zamoranos adheridos a la causa fue la importancia del tren madrugador para revertir la despoblación en la provincia. Los conceptos de cohesión territorial y discriminación positiva sobrevolaron la mesa como factores de peso para contrarrestar las razones pragmáticas que aducían algunos de sus interlocutores. Económicamente, el servicio está bastante lejos de ser rentable.

Reunión con Isaías Táboas

Menos de diez días después del encuentro entre Fagúndez y el gerente de Renfe en Castilla y León, el presidente del operador ferroviario a nivel nacional, Isaías Táboas, entró en liza. De nuevo, el diputado nacional zamorano le trasladó las necesidades de la provincia y la importancia de este servicio para vertebrar el territorio, mientras que Táboas esgrimió la pérdida económica y la escasez de demanda como armas para defender la suspensión sin fecha de vuelta del tren madrugador.

En este punto, otro de los escollos a la hora de convencer a Renfe se situaba en las restricciones vigentes en aquel momento, especialmente el cierre perimetral de Castilla y León, que prohibía los viajes fuera de la comunidad autónoma, salvo que el ciudadano en cuestión tuviera un motivo justificado para cruzar las fronteras regionales. Esa circunstancia afectaba a la demanda.

Además, los estudios realizados por Renfe ponían en cuestión la necesidad de ese tren madrugador para Zamora. De hecho, el operador ferroviario llegó a plantear que su uso se hacía más pertinente los fines de semana que a diario, a juzgar por los datos, un planteamiento que ponía en cuestión el argumentario defendido por los representantes locales. En todo caso, Táboas se comprometió a estudiar todas las posibilidades.

La primera puerta para el regreso del tren madrugador se abrió ya en el mes de abril. La opción que se valoró planteaba una salida de un convoy desde Galicia que pasara por Zamora a primera hora de la mañana, pero pronto se dejó de lado esa alternativa ante la certeza de que, para que ese servicio le fuese útil a la provincia, debía partir desde la comunidad vecina a eso de las cuatro y media de la madrugada. No era la solución.

Mediación de Ábalos

Así se llegó al 13 de abril, un día clave para desbloquear el problema. En aquella jornada, los parlamentarios socialistas zamoranos, Antidio Fagúndez y José Fernández, se reunieron directamente con el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, que ya había sido informado del problema a través de conversaciones informales. Poco después, el propio miembro del Ejecutivo departió sobre el asunto con el presidente de Renfe.

Tras el encuentro entre el ministro e Isaías Táboas, el dirigente del operador ferroviario volvió a expresar sus dudas en torno a esta cuestión. La razón que le alejaba de recuperar este servicio seguía siendo básicamente económica y de ausencia de una demanda que justificara la inversión que se requería para poner en marcha el tren. Así se lo hizo ver también a José Luis Ábalos.

A partir de ahí, durante las últimas semanas de abril y los primeros días de mayo, el problema permaneció esquistado, aunque los contactos siguieron produciéndose a distintos niveles. También participaron aquí los responsables de la Delegación del Gobierno en Castilla y León y de la Subdelegación en Zamora, mientras se duplicaron de igual modo los esfuerzos para convencer al Ministerio.

Según las fuentes consultadas, en este escenario se llegó a mediados de mayo. De nuevo, Fagúndez y Ábalos se vieron las caras en torno al día 15 del pasado mes para abordar el regreso del tren madrugador entre Zamora y Madrid. El ministro había recibido previamente el informe de Renfe, hecho público días más tarde, en el que se hablaba de un solo viajero fijo y de una serie de cuestiones que jugaban en contra de los intereses de la provincia.

La resolución

Ábalos tuvo en cuenta ese informe, pero también las reclamaciones de los representantes zamoranos del PSOE acerca de la necesidad de ofrecer recursos a un territorio con unos datos demográficos muy duros. Ese segundo argumento, junto a la advertida presión ciudadana, pesó más. A finales de mayo, tras una sesión de control en el Congreso, el ministro le comunicó a Fagúndez la decisión de recuperar el tren madrugador. Solo faltaba cerrar los flecos.

Durante los primeros días de junio, los responsables de Renfe y de Adif trazaron la hoja de ruta para devolver el servicio madrugador entre Zamora y Madrid. La decisión final fue mantener el horario que había antes de la pandemia, con salida a las 7.05 horas. La noticia se filtró el miércoles tras una negociación silenciosa que se cerró con éxito para la provincia.