El Partido Popular de Zamora ha iniciado el proceso para renovar sus cargos a nivel interno. El próximo 17 de julio, la organización celebrará su congreso provincial en el Teatro Ramos Carrión y, salvo giro imprevisto en el guion, apostará sin zozobra por el continuismo que representa José María Barrios. El senador y vicepresidente primero de la Diputación anunció su candidatura el pasado martes y dejó patente que cuenta con el apoyo de los líderes nacionales y regionales. Allí estuvo el secretario autonómico, Francisco Vázquez, para dejar claro ese respaldo: también el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, le deseó suerte al político moralino a través de un mensaje en las redes sociales.

Además, en la comparecencia se habló de unidad y de proyecto común. Nada hace presagiar que pueda haber otro aspirante; y, si lo hay, tendrá toda la maquinaria en contra. En definitiva, todo apunta a que el congreso le entregará a Barrios un pase de cuatro años para continuar al frente del Partido Popular de Zamora, en el que será su segundo mandato. Ahora bien, el horizonte de 2025 queda opacado aún por un hito que se interpone entre el presidente de los populares de la provincia y ese futuro: los procesos electorales que deben celebrarse en 2023.

Como marca la normativa, en menos de dos años, a finales de mayo del 23, tendrán lugar las Elecciones Municipales y Autonómicas en Zamora y Castilla y León; además, si el Gobierno de coalición formado por el PSOE y Unidas Podemos agota la legislatura, las generales deberían celebrarse a finales de ese mismo curso o principios del siguiente. Todo se decidirá entonces, y Barrios tendrá la misión de cambiar el rumbo del PP para corregir la mala tendencia exhibida en 2015 y 2019.

Aquí, los números no mienten. En las municipales del 2011, el Partido Popular arrasó en la provincia con un 50,3% de los votos y obtuvo la mayoría absoluta en la Diputación Provincial y en los ayuntamientos de Zamora, Benavente y Toro; cuatro años más tarde, la organización cayó nueve puntos porcentuales de golpe, la capital abrió la puerta a un mandato de izquierdas y el PSOE ganó las otras dos plazas principales en Benavente y en Toro.

Aquel parecía el suelo electoral del Partido Popular de Zamora, que logró retener la mayoría absoluta en la Diputación gracias a su indiscutible dominio en los pequeños municipios. Pero pasó el mandato y los ciudadanos le asestaron otro golpe a la formación de centro-derecha en 2019. El PP no solo perdió de nuevo la batalla en los tres grandes núcleos, sino que se desplomó en la capital ante el abrumador triunfo de Izquierda Unida y vio peligrar su hegemonía en la institución provincial. De hecho, los populares tuvieron que entregarle la presidencia a Ciudadanos para conservar las áreas de gestión.

Barrios camina junto a Francisco Vázquez e Isabel Blanco antes de anunciar su candidatura. | Emilio Fraile

Estos dos procesos municipales han venido acompañados por una caída en los resultados a nivel autonómico y nacional. El PSOE obtuvo más votos en Zamora en el último proceso regional, y también en las generales de abril de 2019, aunque el PP recuperó el primer puesto con la repetición electoral de noviembre de ese año.

En todo caso, el Partido Popular que llegó a lograr cinco procuradores por la circunscripción ahora tiene tres; la formación que sacó dos escaños por sistema en todas las generales, cuenta solo con uno, tras cederle su asiento primero a Ciudadanos y luego a Vox, sus dos principales rivales por la derecha.

Con estos antecedentes, la tarea de José María Barrios resulta evidente: trazar una estrategia que ponga al Partido Popular de Zamora en condiciones de recuperar las grandes plazas y de apartar del camino a los rivales que se sitúan en su mismo espectro ideológico. Desde la organización confían en que el triunfo de la marca en Madrid ayude al resto de los territorios y en que un hipotético despegue nacional les permita coger aire en las provincias.

Eso sí, mientras tanto, el PP de Zamora tendrá que ir haciendo su propio trabajo. Por lo pronto, el partido tiene año y medio, aproximadamente, para escoger un candidato que compita por la victoria en la capital. Los seis concejales obtenidos por Mayte Martín Pozo en 2019 suponen una rémora, no solo para las opciones de la formación de gobernar en el propio Ayuntamiento de la ciudad, sino también para recuperar la mayoría absoluta en la Diputación.

Por el momento, nadie asoma como posible protagonista de este papel, aunque se prevé que, una vez se confirme la reelección de Barrios y se organice el trabajo de la junta directiva, pueda comenzar el movimiento a nivel interno. Entre la incertidumbre, algunas voces apuntan hacia la captación del líder de Ciudadanos y presidente de la Diputación Provincial, Francisco José Requejo, como un movimiento posible para llenar el vacío de liderazgo y, de paso, dar por finiquitado el proyecto naranja en la provincia, aunque el interesado mantiene por el momento su idea de agarrarse al proyecto liberal mientras haya vida.

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Esta y otras batallas serán las que tengan que librar Barrios y los suyos en el frente interno, mientras el panorama político por otros flancos juega su papel. Aquí, la posibilidad de que Vox empuje con más fuerza que en los procesos anteriores se antoja como una hipótesis probable. La ultraderecha tiene una amplia representación en el Congreso y partirá con la voluntad de extender su influencia hacia el ámbito municipal y autonómico. De ahí que el PP apele al peligro de la fragmentación para paliar el impacto de ese envite y lance el mensaje de que sus siglas son garantía de unidad contra la izquierda.

Precisamente, en el lado contrario al de PP, los socialistas también deberán rearmarse para tratar de mejorar sus resultados en la capital y retener algunos de los feudos principales de la provincia, a la par que ponen el foco en el objetivo de la Junta. Más difícil es presagiar lo que ocurrirá más a la izquierda, donde lo que hagan IU y Francisco Guarido condicionará a todos en la capital y, de paso, alterará los números para pensar en la gobernabilidad de la Diputación. Todos tienen trabajo por delante.