Desde 2008, Zamora capital pierde población de forma continuada. En aquel año, la ciudad tenía 66.672 habitantes; ahora, la cifra no alcanza los 61.000. Esa realidad, compartida con otros ayuntamientos destacados como León, Cádiz o Segovia, aparece reflejada en la estrategia España 2050, presentada la semana pasada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y desarrollada en un documento de 676 páginas que aborda, entre otras cuestiones, el desarrollo territorial “justo”.

En este epígrafe, se habla de la caída de las ciudades medias como un problema “con una casuística muy diversa” y determinado por cuestiones como el dinamismo económico, el acceso a infraestructuras de transporte o la ubicación geográfica. “En todo caso, la conclusión es la misma: el despoblamiento ya no afecta solo a la España rural”, advierte el documento.

En cuanto a lo que ocurrirá en el futuro, la estrategia España 2050 reconoce que “es previsible que se acentúe la concentración de población en las grandes ciudades, como Madrid, Barcelona, Valencia o Zaragoza, y que se produzca una expansión progresiva de las áreas metropolitanas que las rodean”. Es decir, que la situación empeore para lugares como Zamora, que exportan talento a estas zonas.

En lo que respecta a las ciudades medias, “su futuro dependerá, en gran medida, de su participación en las redes urbanas regionales y nacionales, de su cercanía a zonas metropolitanas en expansión, de su capacidad para aprovechar todo el potencial económico del que disponen y de la evolución de los núcleos rurales cercanos”.

Según el documento, si una ciudad media tiene la función de dar servicios a las zonas rurales y estas pierden población o incluso desaparecen, la ciudad podría acabar decayendo, a no ser que encuentre actividades para autosostenerse”. El futuro aquí se ensombrece, si se tiene en cuenta que más de un 75% de los municipios zamoranos está en riesgo de despoblarse del todo.

Acciones para revertir la situación

En todo caso, la estrategia señala algunas acciones que se pueden tomar para evitar que esta tendencia se mantenga o se acentúe en los próximos años. Aquí, el Gobierno alude a la posibilidad de “mejorar y aumentar las oportunidades económicas y laborales de los municipios de menor tamaño”, a través de medidas como la “diversificación productiva o el aprovechamiento de las oportunidades ofrecidas por tendencias como la transición ecológica o la transformación digital”.

Del mismo modo, la estrategia España 2050 también apuesta por otras acciones, como “equilibrar la presencia de organismos públicos del Estado en el territorio” o el diseño de una estrategia de grupos metropolitanos de empresas “enfocados a evitar la dispersión de esfuerzos, reducir la dependencia de zonas externas, promover la exportación de productos de alto valor añadido y generar empleo estable”.

Entre estos temas, el documento también resalta la importancia de garantizar la prestación de servicios en todo el territorio. La cuestión parece básica, pero no deja de resultar relevante para una ciudad con problemas de conexión a Internet en algunos barrios y con demandas sobre diversas conexiones ferroviarias y por carretera cuya ausencia lastra la posibilidad de iniciar una recuperación demográfica de forma sólida.

La estrategia España 2050 también habla de la despoblación en los pueblos, y advierte de una posibilidad ya manida, pero para la que no aparece un remedio en el horizonte: “Aquellos municipios más envejecidos podrían extinguirse de forma natural”.