Justo un año después de su gran salto a la fama, el campo de amapolas de Zamora capital vuelve a florecer en todo su esplendor dejando una bella estampa primaveral con la Catedral de fondo.
Un gran manto rojo pasión cubre el terreno situado entre la carretera de Almaraz y las Aceñas de Gijón que en 2020 fue visitado y fotografiado por cientos de zamoranos y foráneos.
Su popularidad fue tal que incluso llegó a fascinar a la embajada de Tokio en España, quien viralizó una imagen a través de su cuenta de Twitter (con más de 20.000 seguidores).
Sin embargo, el hartazgo del responsable de la finca por tanto trasiego y destrozos también fue notorio. Por eso, de la noche a la mañana el vistoso campo de amapolas —que en realidad era un cebadal— quedó reducido a tierra y pajas tras su siega.
Un episodio que se espera evitar este año apelando al civismo de todos los curiosos que se acerquen a observar la estampa. La premisa es sencilla: ver, pero no tocar. O, mejor dicho: permitido admirar, pero no pisotear.