Un proyecto de gobierno cuyos ministerios se gestionan a través de la aplicación de mensajería Signal, dentro de la asignatura de Ciudadanía Digital, impartida por el profesor Iago Ramos en la Escuela de Magisterio de Zamora, ha servido para que este programa con el que se comunican millones de personas en todo el mundo —y que muchos ya usan como alternativa a WhatsApp— haya mejorado y solventado algunas deficiencias. Y todo ha sido gracias a que su utilización por parte de estos setenta estudiantes del Campus Viriato les ha hecho descubrir cómo podía progresar y dar mejores resultados a los usuarios.

Fue el propio profesor quien se puso en contacto con los creadores de esta herramienta para plantearles las mejoras e incluso darles algunas alternativas más acordes en el plano de la traducción. “Me fui involucrando cada vez en la comunidad de Signal y luego ellos se enteraron de que usaba esta herramienta en mis clases”, recuerda Ramos, que se convirtió así en el “mediador” entre la información sobre los errores de la aplicación que le iban apuntando sus alumnos y la empresa que desarrolla la herramienta. “Aunque no se puede decir que hayamos colaborado en su desarrollo, sí que les hemos ayudado a mejorar”, puntualiza.

Profesor y alumnos usan Signal en sus teléfonos móviles. | Sara Rodríguez

El profesor explica que eligió Signal frente a WhatsApp en este proyecto de aula “porque es un programa más honesto y humano y también porque nos permite todo ese debate sobre la ciudadanía digital que tengo con los alumnos”, dejando claro que la aplicación comprada por Facebook no está insertada de origen en el teléfono móvil que uno se compra, que no es parte del pack de inicio. “La filosofía de Signal es conseguir hacer una red de mensajería privada para todo el mundo, su modelo de negocio es conseguir ser la Wikipedia de la mensajería”, compara.

El proyecto de esta asignatura va, por tanto, más allá del simple uso de Signal para comunicarse entre los alumnos y llevar a buen puerto el funcionamiento de ese hipotético gobierno en el aula. “Todo esto da pie a poder hablar con los estudiantes de las competencias digitales, que son tan desiguales. Es importante hacerlo y, por desgracia, se hace poco porque los propios profesores no tienen la formación adecuada. La cultura tecnológica en España es terrible, pero no de ahora, sino de hace muchos años”, lamenta. Y así descubre que muchos de los estudiantes desconocen, por ejemplo, desde cómo salir de un grupo de WhatsApp hasta realizar tareas básicas en un documento de Word. “Entonces te preguntas qué han estado aprendiendo en sus clases de Informática. El problema es que suelen ser demasiado teóricas, cuando se podrían aprovechar para saber cómo usar diferentes aplicaciones y qué te pueden ofrecer. Es decir, convertirlas en una herramienta de ayuda”, sugiere.

Un usuario con la aplicación de Signal en su teléfono móvil. Sara Rodríguez

Este profesor de Filosofía aprovecha sus clases en la Escuela de Magisterio de Zamora para tener largos debates con sus alumnos sobre temas como la forma en la que los jóvenes consumen contenidos digitales en la actualidad o su opinión sobre la piratería. “Es ahí donde se saca a la luz las desigualdades que hay en el aula, porque hay algunos que se defienden muy bien y otros que son incapaces de hacer hasta las tareas más sencillas” asegura. “El alumno se da cuenta entonces de que vive en un mundo desigual y yo, como profesor, también aprendo”, subraya.

Esta singular forma de impartir la materia y servirse de Signal para desarrollar el proyecto ha hecho que los alumnos estén más que satisfechos con la experiencia de haber puesto en marcha lo que ellos mismos denominaron “el Gobierno de Iago”, en honor a su profesor, valorando que la aplicación les haya dado un alto grado de libertad para generar los contenidos y organizar los diferentes ministerios. “Para ellos ha sido muy cómodo, porque están muy acostumbrados a esa forma de comunicarse a través del móvil y había que aprovecharlo”, justifica satisfecho.