Por sus instalaciones, “el Campus Viriato es uno de los mejores de España”. Estas palabras las pronunció a principios de curso el rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero, en una entrevista previa al inicio del curso marcado por el coronavirus, un año complicado para todos, pero que ha resultado un poco más sencillo en Zamora por el nivel de ocupación de las aulas y la existencia de unos protocolos muy estrictos.

Varias alumnas, durante el acceso a la última feria de bienvenida. | L. O. Z.

Las palabras del rector funcionan como punto de vista oficial de la Universidad de Salamanca, pero no distan mucho de la percepción que tienen los alumnos del Campus Viriato, un lugar situado en un emplazamiento emblemático de la ciudad, en el antiguo cuartel militar, y junto a las estaciones de autobús y ferrocarril.

Desde ese recinto en el que buscan formarse para la profesión y para la vida, tres alumnos narran su punto de vista particular acerca de lo que supone para ellos el Campus Viriato. José Luis Brito Vera, Matheus Duarte Santana y Claudia Alcalá Vázquez ponen sus argumentos sobre la mesa para dar cuenta, sobre todo, de un valor que destaca por encima de todos en el Campus Viriato: la cercanía.

Esa virtud es extrapolable también al municipio en el que se enmarca el recinto universitario: “Una de las ventajas de Zamora es que es una ciudad pequeña y accesible”, señalan Brito, Duarte y Alcalá, que ponen de manifiesto que “no hace falta transporte público ni coche” para desplazarse hacia el centro o los barrios.

De vuelta al Campus Viriato, los estudiantes defienden la calidad de unas instalaciones “bastante nuevas” y con aulas “grandes”. Esta última cualidad resulta especialmente importante en el contexto de pandemia, que obliga a mantener una mayor distancia de seguridad, algo que en este caso se puede hacer con mayor facilidad que en otros recintos universitarios.

Más allá de las aulas, José Luis Brito Vera, Matheus Duarte Santana y Claudia Alcalá Vázquez comparten el aprecio hacia la gran cantidad de salas de informática, laboratorios y espacios de investigación que tiene el Campus Viriato; todos ellos, lugares para el desarrollo de las capacidades académicas, aunque hay más.

En ese sentido, los tres alumnos inciden en la existencia de “instalaciones deportivas bastante buenas, como pueden ser un gimnasio, pistas de pádel, de fútbol y de tenis”. El esparcimiento y la actividad física también son importantes en el día a día de los estudiantes.

Del mismo modo, aparece como figura relevante el trato que puedan tener los alumnos con sus profesores, los encargados de guiar sus aprendizajes de cara al futuro profesional: “Al ser un campus pequeño, el trato con los profesores es cercano”, resaltan Brito, Duarte y Alcalá, que ponen en valor la existencia de una delegación de estudiantes que facilita mucho esa vinculación con el personal docente para resolver cualquier cuestión que tenga que ver con el funcionamiento de las asignaturas o el propio día a día del alumnado.

En ese sentido, los estudiantes consultados apuntan que el trabajo para “mejorar la relación entre estudiantes y profesores” es constante. No solo con la vista puesta en facilitar las cosas a corto plazo, sino también bajo la perspectiva de construir “un centro moderno” y con buenas expectativas de cara al futuro.

Finalmente, José Luis Brito Vera, Matheus Duarte Santana y Claudia Alcalá Vázquez apostillan también que existen proyectos muy interesantes dentro del Campus Viriato, como el que busca “fomentar la participación de más mujeres en carreras tecnológicas”, un objetivo que también comparte la propia Universidad de Salamanca.