La Gerencia de Zamora valora la puesta en marcha de una “Unidad de COVID persistente”, que incluiría a cardiólogos, psicólogos y psiquiatras e internistas, según la información facilitada por el responsable del sector de sanidad de CSIF en Zamora, Ángel Chapa. Un servicio que sería similar a las consultas monográficas que se crearon cuando surgió la intoxicación por colza o el sida.

La iniciativa “está ya sobre la mesa, aunque habría que madurar y darle forma desde la participación de todos los agentes implicados”, explica Chapa, que advierte que, “si nos atenemos a las cifras” de infectados, “no será una ola, pero si una marea post COVID que arrojará a un aluvión de pacientes necesitados de seguimiento”. En estos momentos, esa unidad atendería a pacientes de coronavirus de la primera y la segunda ola, dado que el proceso de cronificación de los infectados en la tercera y cuarta aún no se habría producido, apunta Chapas.

El COVID persistente afecta a alrededor de 1.300 zamoranos en toda la provincia. Aquí puedes ver un reportaje sobre cómo lo sufren:

El sindicalista se remite a experiencias anteriores, como “la intoxicación por aceite de colza o la aparición del sida, que dieron lugar a consultas monográficas e incluso a la implantación “de facto” de nuevas especialidades médicas”, como Infectología. Chapa indica que, en función de los porcentajes que se barajan, “el número de pacientes COVID puede ser muy superior y localizado en un relativamente corto periodo de tiempo”. Recuerda que el sistema sanitario, “corre riesgo de ser desbordado”, ya tocado y hay que continuar sacando adelante el “trabajo convencional atrasado” por la patología acumulada durante la pandemia”. En cualquier caso, “la solución no es fácil, agrega para indicar que “la Atención Primaria es España no es la de hace treinta años y entiendo que debería compartir con la Atención Hospitalaria la carga” para lo que serían necesarios acuerdos entre ambas áreas para impedir que se desborden.

Chapa apuesta por “nuevas fórmulas imaginativas que optimicen la eficiencia de la gestión sanitaria”, en las que las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICS) tendrán que ir introduciéndose, “con cordura y sentido común en todos los niveles de la mesogestión y la microgestión, no sólo en relación con la atención al paciente”, como ya ocurre, “sino en la relación a los distintos niveles y profesionales entre sí. Ya existen en distintas sociedades científicas versiones iniciales de “checklist” o listas de comprobación para el seguimiento a distancia de estos pacientes para dar continuidad a la asistencia con los circuitos profesionales internos de las áreas de Salud”, concluye. Será preciso aumentar la cartera de servicios de Atención Primaria, recursos humanos y el catálogo de peticiones de pruebas complementarias.

TODO SOBRE EL CORONAVIRUS EN ZAMORA