La zamorana Laura Pintado se considera una artista multidisciplinar, ya que realiza trabajos tanto de pintura como de escultura, pintura mural o audiovisual. Su trabajo siempre ha estado muy influenciado por la simbología de origen bereber y también islámico, un mundo que ella relaciona con la incapacidad del ser humano para expresarse totalmente a través del lenguaje verbal.

–¿En qué momento le comenzó a interesar el arte?

–No creo que hubiera un momento concreto, supongo que es algo que se ha ido intensificando con el paso del tiempo. Desde muy pequeña tengo el recuerdo de estar pintando o haciendo manualidades de todo tipo. En el instituto pasaba horas dibujando durante las clases (ríe) o también recuerdo que podía quedarme en el escritorio de mi habitación hasta las tantas escuchando música y dibujando. También es verdad que en mi casa siempre ha habido muchos libros de Historia del Arte o poesía, mi tío Lolo pintaba y es algo que tengo en el recuerdo. Además, mis padres siempre han sido unos enamorados de Andalucía, de su arquitectura, de sus patios… eso también creo que me influenció mucho. Supongo que el momento crucial fue cuando tuve que decidir qué carrera estudiar o a qué quería dedicarme. Cuando empecé Bellas Artes y comencé a explorar más ya me quedé totalmente enganchada.

–Estudió la carrera de Bellas Artes en la Facultad Alonso Cano de Granada. ¿Cómo describiría usted esa etapa?

–Pues pese a que mi entorno siempre me recomendó estudiar Bellas Artes, primero comencé mi etapa universitaria en Segovia donde estuve estudiando Publicidad y Relaciones Públicas. La verdad es que al poco tiempo de empezar me di cuenta de que no era lo que andaba buscando y tras dos años me trasladé a Granada donde ya sí, comencé a estudiar Bellas Artes. Para mí, desde luego, ha sido una de las etapas más bonitas de mi vida y de la que mejor recuerdo tengo. En primer lugar porque para mí Granada, como ciudad, tiene algo especial, es mágica. Y, en segundo lugar, porque allí es donde fui poco a poco encontrándome y siendo consciente de quién era y lo que me motivaba. La Facultad es una pasada y hay profesores que me han marcado para siempre así como un montón de compañeros con los que he realizado diferentes proyectos. Al final aquello era un no parar y constantemente tenías la cabeza llena de nuevas ideas y experimentabas con todo.

–¿Fue en Granada cuando empezó a realizar sus primeros proyectos profesionales o ya había realizado antes algún otro?

–Algo había hecho. Participé en los concursos de pintura rápida que organizaba el Ayuntamiento de Benavente y me llevé el segundo premio y una mención de honor y también hice algún trabajo de pintura fuera de instituciones, pero estaba empezando y no son trabajos que realmente me definan como artista. De hecho, durante los años que estuve haciendo la carrera tampoco realicé ninguna exposición porque siempre preferí esperar a sentirme segura con mi trabajo y estar segura de que mi obra tuviese una madurez tanto formal como conceptual. Fue durante la etapa en la que estuve estudiando el Máster en Sevilla cuando realmente empecé a tener un trabajo artístico más definido y cuando comencé a participar en concursos, exposiciones, hacer colaboraciones, etc.

–Se considera una artista multidisciplinar, ya que realiza trabajos tanto de pintura como de escultura, pintura mural o audiovisual, ¿no es así?

–Es cierto. Al final, aunque a primera vista no lo pueda parecer, mi trabajo tiene un fundamento muy conceptual y simbólico y no siempre la pintura o la pintura mural son los formatos más adecuados para expresar lo que quiero. Creo que hoy en día es normal que cada artista experimente con distintos formatos y utilice cualquiera en el que se sienta más cómodo o el que considere que se ajusta más a la idea que quiere transmitir. Lo he dicho en más ocasiones, para mí al final lo que importa es el contenido, no el formato en el que lo expreses.

–¿Qué trata de transmitir con cada obra?

–Mi trabajo siempre guarda relación con lo oculto, con la imposibilidad del lenguaje de expresar todo aquello que queremos, con lo inefable, con la intimidad y su protección. Mi obra es siempre muy conceptual y simbólica y aunque tan sólo veas un rostro en un cuadro, por ejemplo, siempre hay algo detrás que quiere contarte algo más. Al final yo creo que todos los artistas trabajan con sus obsesiones, con sus deseos insatisfechos, con todo aquello que les inquieta por dentro. Yo creo que todo lo que hago es un reflejo de mí misma y, en cierto modo, soy una persona bastante hermética y muy sensible y al final tienes que encontrar un caudal mediante el que expresar lo sientes. También utilizo mucha simbología de origen bereber.

–¿Las obras que realiza van destinadas a algún tipo de público en concreto?

–No creo que nunca haya hecho nada que fuera destinado a un público concreto, quizá el público principal sea yo porque la obra final es el resultado de un proceso de creación que te ha llevado hasta ella. Como digo mi obra es muy personal e intimista y al final es una conversación de ti contigo misma. Es cierto que cuando participas en exposiciones o en concursos puede haber algún concepto global sobre el que trabajar pero yo siempre lo he adaptado y llevado a mi terreno. A mí me gusta que la gente disfrute del arte, que lo vea, que opine, que critique, que aporte… y para eso creo que no debería haber públicos concretos.

–¿Cómo valora el mundo del arte en nuestro país?

–Pues como suele decirse el arte es una cosa y el mundo del arte otra. Creo que en España hay una gran cantidad de artistas que están haciendo cosas muy interesantes y que puede que no tengan la repercusión que se merecen. La verdad que muchas veces conozco a compañeros que hacen trabajos increíbles y no entiendo cómo no son reconocidos o cómo no pueden sobrevivir económicamente con su trabajo artístico. Ahí es donde ya entra el mercado del arte y es triste que gente con tanto talento no pueda dedicar todo el tiempo posible a su trabajo artístico y tenga que compaginarlo con otros trabajos para poder pagar sus facturas. Al final el mundo del arte siempre ha sido complicado.

–Actualmente, ¿está trabajando en algún proyecto?

–Tengo varios proyectos, tanto de piezas audiovisuales que tengo preparadas pero esperando edición, como de pintura mural. Estoy trabajando poco a poco en ello y espero que próximamente vayan viendo la luz, pero de momento eso es secreto (ríe). También estoy trabajando en una serie nueva de cuadros bajo el título “Agujeros de Gusano”. Esta serie realmente es muy personal y nace de una etapa de mi vida que quiero dejar reflejada. Los agujeros de gusano serían como túneles que nos permitirían viajar en el espacio-tiempo. Esta serie plantea una reflexión sobre esa posibilidad creando metáforas entre los personajes y sus emociones y los diferentes elementos que componen el cosmos, asociando a cada cuadro uno de estos elementos. En definitiva, habla de la memoria, la nostalgia o la soledad.

–¿Y de cara a un futuro?

–Pues a corto plazo tengo pendiente un proyecto en colaboración con un gran amigo, Juan Luis Rod, que es un fotógrafo de Cortegana (Huelva). Él realiza reportajes para ONGs, especialmente en África y Latinoamérica, y queremos combinar la fotografía a gran escala con la pintura mural. Es un proyecto que me hace mucha ilusión y que estoy deseando llevar a cabo. También estoy investigando nuevas formas o formatos en los que poder plasmas mis trabajos artísticos. Es algo que llevo mucho tiempo queriendo hacer y poco a poco va tomando forma. Espero que en los próximos meses todo vaya viendo la luz.