La propuesta del Gobierno para introducir peajes en toda la red de autovías podría empujar a más de 34.000 zamoranos a circular por carreteras peligrosas, con el inconveniente que eso supondría para la seguridad vial. Desde que la administración dirigida por Pedro Sánchez anunciara su intención de trasladar a Bruselas esta posibilidad dentro del plan de recuperación, han sido demasiadas las voces que han surgido en contra de una iniciativa que podría recuperar el tráfico en aquellas vías a las que el progreso había dejado en el ostracismo. En el caso de Zamora, la provincia con más kilómetros de vías de alta capacidad de toda Castilla y León, las consecuencias podrían ser nefastas y supondría volver al punto de partida de hace décadas, cuando las vías convencionales eran la única opción.

La estadística experimental que el Instituto Nacional de Estadística ha trazado durante la crisis del coronavirus para controlar la movilidad de los españoles ha permitido saber que un 20% de los zamoranos se desplazan diariamente para acudir a sus responsabilidades laborales a otra localidad distinta a la que viven, siendo Salamanca, Valladolid y León los destinos más recurrentes. Tres lugares a los que se llega por autovía y que, de prosperar la iniciativa del Gobierno, tendrían un precio que supondría un auténtico menoscabo para quienes necesitan desplazarse de manera habitual.

Pese a que todavía no hay una propuesta firme, la referencia sobre el precio que costaría utilizar las vías de alta capacidad se encuentra en Seopan, la patronal de las empresas de construcción y mantenimiento de autopistas y autovías. Dado el déficit acumulado por estas infraestructuras, la organización ha propuesto en diferentes ocasiones que se pague un importe de 0,09 euros el kilómetro para los turismos y hasta 0,19 euros para los camiones. Tomando esta referencia, los 75 kilómetros que separan Zamora de Benavente por la A-66 tendrían un precio de 6,75 euros. En el caso del viaje a Salamanca, por la misma vía, el importe a pagar ascendería a 5,94 euros; y para llegar hasta Valladolid serían necesarios 8,37 euros. La conexión con León, por ejemplo, podría llegar a suponer un desembolso de 10,98 euros.

Conocida la propuesta, diferentes organizaciones han alzado la voz contra lo que consideran que sería una manera de desviar tráfico a las carreteras convencionales, con los peligros que ello conlleva. Así lo piensa el Real Automóvil Club de España (RACE), que afirma que implantar este pago “volvería a cargar de problemas las espaldas y bolsillos de los conductores y, sobre todo, los pondría en serio peligro al obligar a muchos de ellos a buscar vías alternativas y mucho más peligrosas".

En el caso de la provincia de Zamora, implantar esta medida supondría volver a cargar de vehículos tramos de carreteras convencionales considerados peligrosos como el de la N-122 entre Zamora y Tordesillas, o regresar a tiempos pretéritos en los que la A-66 no estaba concluida para conectar las ciudades de Salamanca y Benavente, obligando a realizar ese recorrido mediante la carretera N-630. Igualmente, afectaría de manera directa a la comarca sanabresa con la A-52, cargando la N-525, y a la zona de Tierra de Campos, por donde se conecta Tordesillas con Benavente a través de la autovía A-6.