“Le dijo, “bueno, vamos a dormir”, se metió en la cama” con su prima carnal de 14 años, “apagando la luz, comenzando a besarla” y a realizar tocamientos en las partes íntimas de la niña durante la madrugada del 15 de junio de 2019, cuando sorprendió a la menor en su dormitorio, tras regresar de la fiesta del pueblo, Sarracín de Aliste. El condenado a 4 años de prisión por abuso sexual por la Audiencia Provincial desoyó la petición de la menor de que la dejara, quien incluso llegó a empujarle mientras él, de 28 años de edad, la sujetaba por un brazo y la cara para perpetrar el abuso sexual, según consta en la sentencia.

El joven, de iniciales D.R.C., solo desapareció del cuarto cuando escuchó que alguien subía las escaleras hacia el dormitorio, quien resultó ser el padre de la niña. Fue cuando se levantó de la cama y se fue corriendo no sin advertirla “muy serio que no se le ocurriera decir nada”, según el testimonio de la menor que el Tribunal provincial considera “veraz”. Solo contó a su padre en ese momento que el acusado había estado en la habitación. Tardó varios días en relatar el suceso a un amigo y una amiga, quienes le animaron a que se lo dijera a sus padres, lo que hizo a finales de agosto. Los magistrados consideran que el relato de la menor no tiene “contradicciones, es coherente y persistente en el tiempo”, valoración que coincide con el informe del equipo psicosocial de los juzgados que la examinaron.

“Confianza y lealtad”

La sentencia estima que el condenado actuó con “abuso de confianza”, aprecia que existía una “relación subjetiva especial y anímica”, una “confianza y lealtad que inhibió o eliminó toda sospecha o desconfianza” de la víctima sobre las intenciones del primo y circunstancia que este “aprovechó para facilitar” la comisión del delito. Esa relación se extendía a las familias de ambos, que acudían cada año a las fiestas de Sarracín y se alojaban en casa de los abuelos.

La niña tuvo que seguir un tratamiento psicológico, por lo que la Audiencia condena al varón a pagar 7.000 euros de indemnización por esos daños. Además, se le impone una orden de alejamiento al imputado que le impedirá aproximarse a la prima a menos de 500 metros durante 6 años. Una vez cumplida la condena, estará bajo vigilancia otros seis años.

El perdón

La sentencia admite como prueba del delito que el primo pidiera perdón a la madre de la menor por WhatsApp, a la que dijo “que estaba borracho” esa madrugada, lo que se interpreta como la admisión “implícitamente de los hechos, pero buscando la excusa de que no era consciente de lo realizado”. El acusado justificó durante el juicio a puerta cerrada que habló con sus tíos en esos términos “para que le dejaran en paz”, pero la sentencia apunta que esa actitud “sirve para reforzar” la denuncia de la víctima.

La resolución, que puede recurrirse ante el Tribunal Superior de Justicia, subraya el hecho de que en la investigación judicial el procesado relatara lo ocurrido la madrugada del día posterior, en ningún caso lo sucedido a las 6.00 horas del 15 de junio, cuando entró preguntando por su hermana a la habitación en la que estaba la prima, a la que accedió desde el corral de la casa.