Cincuenta y un tramos de ríos de la provincia se encuentran en mal estado (tienen un estado “peor que bueno” en la terminología técnica) y hasta 85 son masas de agua en riesgo, según la catalogación de la Confederación Hidrográfica del Duero, que acaba de iniciar la campaña de muestreos para vigilar cómo se encuentra la cuenca.

En la relación figuran dos afluentes del Duero, el arroyo de Adalia y el de Ariballos. El arroyo de la Almucera está en mal estado desde confluencia con arroyo del Real hasta el Tera, el arroyo de las Truchas desde cabecera hasta ese mismo río Tera, el arroyo de los Reguerales desde el pueblo de Laguna de Negrillos hasta el Órbigo y el arroyo de San Cristóbal desde cabecera hasta confluencia con los arroyos de la Guadaña e Izcala.

El arroyo Prado Ramiro que desemboca en el Esla está afectado en toda su integridad, lo mismo que ocurre al arroyo Reguera, que da al Duero y el Serranos, al Eria o el arroyo Talanda.

En la zona de Toro, aparece el arroyo Valle del Monte hasta confluencia con río Bajoz y partir de este punto hasta el río Hornija y la desembocadura en este en el Duero.

Afluentes del Valderaduey son dos de los arroyos en mal estado denominados Ahogaborricos y Río de la Vega.

En el Duero aparecen varios tramos, como el de aguas abajo de la capital desde la confluencia con arroyo de Valderrey en Zamora hasta el embalse de San Román; el tramo desde la confluencia del arroyo Reguera hasta el de Valderrey; desde el río Honija al arroyo Reguera, desde embalse de San José hasta confluencia con río Hornija, y desde la presa del embalse de San Román hasta embalse de Villalcampo.

Eria, Órbigo y Tera

Aguas “peor que buenas” son las del río Eria desde límite LIC (lugar de interés comunitario) “Riberas del río Órbigo y afluentes” hasta confluencia con ese río. Y el Eria, desde cerca de los Paradores de Castrogonzalo hasta aguas arriba de Bretocino y desde confluencia con arroyo del Molinín en Valencia de Don Juan hasta cercanias de Paradores de Castrogonzalo, El río Guareña se encuentra en mal estado desde cabecera hasta confluencia con río Duero.

El río Hornija está mal desde el límite del LIC “Riberas del río Duero y afluentes” hasta confluencia con río Bajoz, el río Mazores desde confluencia con río Poveda hasta confluencia con río Guareña, y el río Órbigo desde el límite del LIC “Riberas del río Órbigo y afluentes” hasta la confluencia con el río Esla.

El río Requejo se incluye desde cabecera hasta confluencia con arroyo de la Parada, el río Salado desde límite de laguna de las Salinas hasta confluencia con el Valderaduey, y el río Sequillo desde el arroyo del Río Puercas hasta confluencia con río Valderaduey.

El río Tera se encuentra afectado desde confluencia con el arroyo Valle Grande hasta el Esla; y desde el río Villarino hasta el embalse de Cernadilla.

El río Valderaduey está mal desde Becilla de Valderaduey hasta su desembocadura en el Duero.

Finalmente, entre las masas de agua que no presentan buen estado figuran la Rivera de Belén desde cabecera hasta el embalse de Almendra, la Rivera de las Huelgas de Salce desde confluencia con rivera de las Viñas y rivera de Cadozo hasta embalse de Almendra, y riveras de las Viñas y de Cadozo y la Rivera de Sobradillo de Palomares desde cabecera hasta su confluencia con río Duero.

La CHD inicia la campaña de muestreos biológicos en 430 zonas

La Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), ha iniciado esta semana la campaña anual de muestreos biológicos en 430 puntos de ríos repartidos en todo el territorio de la cuenca, para evaluar el estado de las masas de agua.

La CHD lleva a cabo un control sistemático del estado físico-químico y ecológico de las masas de agua superficiales de la cuenca. Estos controles consisten en la realización de muestreos sobre una red de puntos fijos en los que se efectúan medidas in situ y determinaciones analíticas.

Los trabajos se enmarcan en los distintos programas de seguimiento y control ecológico en ríos, lagos y embalses que el organismo viene desarrollando desde hace 15 años, en cumplimiento con lo establecido en la Directiva Marco del Agua.

Los indicadores biológicos, fisico-químicos e hidromorfológicos aportan una información fundamental en la planificación hidrológica, ya que son los que determinan la magnitud de la presión a la que están sometidas las masas de agua superficial.

Los muestreos incluyen la recogida de macroinvertebrados, algas (diatomeas bentónicas), y macrófitos, así como el análisis de otros parámetros como temperatura, pH, conductividad y oxígeno disuelto para valorar la calidad del agua. En esta campaña también se tiene previsto muestrear sedimento y peces, con el objeto de realizar el análisis de sustancias contaminantes en las áreas seleccionadas. La campaña se desarrollará hasta el mes de junio, según el plan de trabajo.