La crisis del coronavirus se ha dejado notar en el sistema público de pensiones que, lejos de crecer, como era la tendencia en los últimos años, ha experimentado un hachazo de 751 nóminas en el conjunto de la provincia. Al cierre del pasado año 2020, el número de zamoranos que percibían esta paga era de 41.159, de acuerdo a los datos del Ministerio de Seguridad Social. Con unos ingresos de 220 millones y un gasto de 507, el déficit en el sistema ascendió hasta los 287 millones de euros. Esto quiere decir que, para alcanzar la sostenibilidad y equilibrar las cuentas, cada ciudadano debería aportar 4.500 euros más de media. Un reto que el Gobierno deberá afrontar de cara al futuro.

La provincia de Zamora lideró en 2020 el descenso de nóminas en el conjunto de Castilla y León con esas 751 pensiones menos que el año anterior, tan solo superada por la provincia de León, que dobló esa cifra (1.585 menos), pero que también multiplica por dos el número global de pensionistas, con 140.711. En la comunidad autónoma, la caída de las pensiones se ha elevado hasta las 3.721 menos que en el ejercicio anterior. Junto a León y Zamora, la provincia de Salamanca ha sido la tercera donde más se ha dejado notar esta situación, con 497 pagas menos en los últimos doce meses.

Los gastos en pensiones, de acuerdo a los datos aportados por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, aumentaron un 2,1% en la provincia de Zamora hasta los 507,9 millones de euros. Por el contrario, este territorio lideró el descenso en los ingresos con una caída del 7,3% hasta los 220 millones de euros. Esto quiere decir que el déficit entre ingresos y gastos alcanza, a día de hoy, los 287 millones de euros. Todo ello en un momento en el que la reforma del sistema de pensiones se encuentra en la agenda dada su comprometida situación respecto al desequilibrio registrado año tras año. Una asignatura pendiente que deberá abordar el país de cara al futuro, habida cuenta de que la sociedad avanza hacia un cada vez mayor envejecimiento.

En el conjunto de Castilla y León, la pandemia provocada por la COVID frenó el ritmo de crecimiento del gasto en pensiones en Castilla y León, tras desaparecer 3.721 (se cerró el año con 612.485 beneficiarios), aunque no logró reducirlo por la revalorización del 0,9% y la subida de las prestaciones contributivas medias un 2,6%, hasta los 1.010,1 euros. Ese aumento del gasto se unió a una merma de los ingresos, que no cubrieron ni la mitad de la nómina de las pensiones contributivas, lo que derivó en un nuevo aumento del déficit del sistema.

En concreto, los datos provisionales del Gobierno de cierre de 2020, recogidos por Ical, revelan que los gastos en pensiones contributivas se situaron el año pasado en 8.091,7 millones de euros, lo que supone un aumento del 2,7% (212,3 millones más), respecto a 2019, aunque el ritmo de subida fue la mitad que el año anterior, cuando se elevaron un 5,4%. Los ingresos por cotizaciones sociales ascendieron a 3.977,4 millones de euros, lo que supone una merma del 4,8% y 201,5 millones menos, cuando en 2019, también con datos provisionales, habían subido hasta un 5,9% en conjunto.

Estos datos suponen un nuevo incremento del déficit del sistema en Castilla y León, donde los gastos en pensiones superaron en 4.114,2 millones de euros, a los ingresos, con un aumento en relación a la cifra registrada en 2019, de 413,8 millones. El dato empeora si se tiene en cuenta que también se hizo frente con los ingresos al pago de subsidios y otras prestaciones por 238,71 millones de euros. Las aportaciones de los 899.116 afiliados de Castilla y León que cotizaban a finales de 2020, no cubrieron ni la mitad de la nómina de las pensiones, y para equilibrar el sistema deberían haber aportado una media de 4.575 euros más al año de sus nóminas.